Imagen del artista brasileño Luis Philippe
Ayer
pasé por la agencia de viajes a pedir que me permitieran cambiar el bono de
viaje que tenía reservado para este fin de semana. Debido al confinamiento no podremos
salir de nuestra ciudad, así que lo vamos a aplazar para la próxima primavera
con el acuerdo mutuo, de que si todo sigue igual lo dejaremos para más
adelante.
Le
he pedido a mis hijos que deshagan sus maletas, mi marido cabizbajo está haciendo
lo propio y yo que tengo las mías en el hueco de la escalera, cuando he vuelto
de retirar la reserva y las he mirado, me he alegrado de que esta vez no me
vayan a servir. Compruebo que pesan demasiado, que he guardado muchos archivos
no resueltos y balances por terminar, así que como toca tiempo de reflexión y
de recolocación, creo que para no volvernos locos del todo, voy a ir sacando
archivo por archivo y lo voy a desmenuzar. Lo que esté pendiente de un hilo,
voy a ver qué solución tiene; que creo la tendrá y si no fuera así, lo llevaré al cubo que tengo en el patio y le
prenderé fuego para que no dé más vueltas y aparezca cuando menos falta hace.
No quiero que transforme en gris lo que se auguraba verde esperanza. Debo solucionar
el problema que tengo y dejar de meter a empujones, lo que no merece la pena. ¡Nada
como sacudir telarañas! Algo así o parecido, decía mi querida Gloría Fuertes en
un poema.
Nani. Noviembre 2020