sábado, 28 de noviembre de 2020

FALTAN PIEZAS

 https://elbicnaranja.wordpress.com/2020/11/27/viernes-creativos-faltan-piezas/ https://www.gabrieldawe.com/.

 




Su vida fue como un puzle

al que le faltaban cuatro piezas.

No pudo encajar en su casa,

los suyos no la entendieron

porque dijo que nació libre.

No se acopló en la escuela,

dijo que era poeta.

Tampoco ajustó en la vida

de aquel que le dio la primera bofetada

porque un día le faltó sal a la fabada.

Para terminar, no se conectó a la vida,

porque la vida no se conectaba a ella.

 

Nani. Noviembre 2020

jueves, 26 de noviembre de 2020

LOS ABRAZOS QUE SE PIERDEN



© Encinas milenarias de los Tajos de Alcalá la Real

También tengo restringidos los abrazos desde hace años. Estoy como vosotros. Dicen que soy una encina milenaria y quisiera abrazar a mi hermana, pero esa abertura me lo impide y ni la brisa nos alivia, ya que el aire se lleva nuestras palabras. Vosotros tenéis la vídeo llamada.


© Nani. Noviembre 2020

lunes, 23 de noviembre de 2020

PRESHISTORIA

 

El protagonista de esta semana es un novelista, editor e inventor de conceptos culturales, como así se define Fernando Marías.

Sus Cinco Palabras para los escritores solidarios son:

Laberinto, náufrago, roble, sombra y especular.

 

En mi ciudad hay un lugar emblemático, donde existen unas cuevas que son un verdadero laberinto creado por mis ancestros, donde vivieron, se protegieron de la lluvia y del frío, de los pueblos bárbaros que venían a robar su caza, mujeres e hijos y servía de refugio al náufrago, que volvía de explorar lugares más habitables.

Cerca hay un viejo roble y bajo su sombra me siento a especular. Los presiento, me hacen compañía y me siento feliz. Imagino a los que primero estuvieron.

 

 Nani. Noviembre 2020

viernes, 20 de noviembre de 2020

LA ENCANTADORA DE MAGNOLIAS

 


Ilustración  "Encantadora de magnolias / Magnolia Charmer", 2009 © Maggie Taylor

Dicen que soy encantadora; pero encantadora de magnolias y en realidad lo prefiero. Como me he cansado de llevar el tapabocas delante de mis labios parlantes, para impedirme decir lo que pienso, (dicen que hablo mucho y que a veces digo demasiadas verdades); he preferido ponérmela en los ojos, así no veo lo malo que me muestra este mundo revuelto y un poco loco en el que vivimos. Me dedico a sacar de la jaula al ratón Venancio, amaestrado y muy pudoroso, ¡como son los ratones pudorosos! y así, sin ver nada o solo lo que queremos ver, encantamos magnolias y lo que se presente. ¡Te advierto que si le miras muy fijamente, te puedo llevar a las tierras encantadas de las Reinas de las Nieves, al país de Nunca Jamás, a los océanos donde Neptuno te puede hacer cabalgar sobre las olas en caballos blancos o bien, a las tempestades más tremendas, todo depende del humor con el que se come la primera tostada de tomate del día!

… y así, voy pasando los días. Me divierte más encantar incluso si se presenta, una serpiente cascabel o un búfalo cafre de las sabanas africanas, antes de seguir el paso que me marca quién tú sabes y yo también. La cuestión no es llevar la contra, sino dejar claro que tengo una vida que debo vivir como prefiero y no, como alguien me quiere imponer.

En fin, que puedo resultar un poco surrealista, pero para surrealismo la modelo en la que me inspiro,  o sea, “La encantadora de Magnolias”.

 

Nani. 20 noviembre 2020  

jueves, 19 de noviembre de 2020

FRAGILIDAD

Relato incluido en la Revista Valencia Escribe 6



A nosotros nos gustan las cosas sencillas. Los manteles a cuadros, los cubiertos de todo a cien y la ensalada al centro. El cocido servido en la olla y las conversaciones a punto de boca. Con los postres terminamos si están contadas todas las congojas. Un día se nos rompió el alma por no ser lo suficiente sinceros y recoger los trozos, nos enseñó que recomponer un jarrón se consigue, pero siempre quedarán las cicatrices a flor de piel y el olor a  loctite.



Nani. Noviembre 2020

martes, 17 de noviembre de 2020

NO EXISTE LO QUE NO SE VE


 

Le réveil (1876). Eva Gonzalès

Despierta todas las mañanas con el aroma de las violetas recién cortadas y colocadas en la mesita. Las cortinas corridas para que entre el sol mañanero. Hay días que es el aroma de las mieses recién cogidas, las que le alegran la vida, así como los  que huelen a tierra mojada le hacen sentirse un poco más nostálgica. Su tierra es más soleada y lo acusa. Cuando abre los ojos a la vida, a pesar de las sábanas suaves y delicadas, la cálida habitación y todas las comodidades que la rodean, le pesa minuto a minuto. Ya se va haciendo habitual despertarse a media noche y desvelarse. A veces coge el libro que tiene sobre la mesita pero le cuesta centrarse y prefiere escribir en una libreta que usa como diario y que esconde bajo el colchón. Echa de menos a su madre y a sus hermanos. Desde que se fue a vivir a la gran casa, no les ha visto y teme que no estén bien, ya que son escasas las cartas que recibe o mejor dicho, nulas desde hace unos meses. Al principio todo fue muy llamativo y aunque vino forzada por las circunstancias y necesidades  de los suyos, ahora teme que ya no se estén cumpliendo los acuerdos. En lugar de estar en esta casa, hubiera preferido seguir en la que compartía con su familia y continuar en la escuela. La señora Manuela la había introducido en la lectura, le prestaba libros y últimamente conseguía hacer ella misma sus propias historias, pero aquello a su padre le resultaban bobadas. “Las mujeres tienen que saber cocinar, remendar, cuidar de sus hijos y sus padres cuando son viejos”, ─decía. Siempre escuchó la misma cantinela hasta que un día se presentó con el que algunos días se acuesta a su lado. Al principio fue habitual, pero desde que ella empezara a preguntar por las cartas de su familia y a querer ir a visitarles, todo se volvió un poco hostil. Va para dos años lo que llevan casados y al principio les ilusionaba tener descendencia, pero parece que la fortuna no les ha sonreído, hasta ella pensó que podía ser la solución a su desgana y apatía, pero no parece que sea este su futuro. ¡Ni para ser madre!, ─le reprochó un día. Por eso levantarse de la cama le cuesta cada día un poco más. Tiene comodidad y ropas confortables, calor en el fuego de las habitaciones, pero la soledad y la nostalgia la dejan helada y le entumecen las piernas y hasta el pensamiento. Quiso hablar con él y pedirle que no fuera tan seco con ella, que se esfuerza para que todo vaya bien, pero no se atrevió después de desear ir al médico de la ciudad para que les recomendara algunas hierbas o algo que favoreciera su maternidad. Eso lo pondría en evidencia, él era muy hombre y nunca se expondría a que le cuestionaran su honra, si no se quedaba preñada, ─le dijo─, sería por su culpa, ya que estaba resultando ser una jaca muy poco productiva. Le está cogiendo miedo y no entiende que es lo que debe hacer. En su casa se cocinaba de manera muy sencilla y aquí se esfuerza, la cocinera le enseña y la inicia en las costumbres de la casona. Es la única persona que la trata con cierto cariño y a la vez, respeto. El resto es muy distante, pero está segura que es lo que le tienen mandado. Hay días que no habla con nadie, que come sola y las paredes la oprimen como si se estuvieran reduciendo las habitaciones y le faltara el aire. Recuerda a las vecinas de su casa y lo divertidas que eran cuando se juntaban en el lavadero, en la plaza o cuando se acercaba una fiesta y en el horno hacían los bollos para el patrono, los dulces de Navidad o para celebrar la recogida de la cosecha. Todas se ayudaban, las niñas colaboraban y a la vez, se quedaban con los trucos y recetas para cuando les tocara estar ellas en ese lugar. Mientras, sus hermanos jugaban en la plaza al trompo, a las bolas y los días que llovía, al pincho y a embadurnarse de barro unos a otros. Siempre envidió a sus hermanos, se lo pasaban muy bien y no tenían apenas obligaciones, pero a pesar de las diferencias fue muy feliz hasta que se convirtió en una joven dicen que muy bonita y deseada. Fue así o eso dijeron, pero ahora no sabe que es o quiere ser.  No se atreve a nada porque para colmo, unas semanas antes la sorprendió ayudando en la cocina a recoger y a poner el asado, menester que tuvo un poco vetado y para más inri, olvidó sazonarlo. La ponía nerviosa encontrarse ociosa y quería colaborar, pero no sabía cómo hacerlo.  Aquel día, se levantó de la mesa con el primer bocado todavía en la boca y la abofeteó. A partir de ese momento, si algún resquicio de ilusión le quedaba, todo se vino abajo como si un huracán hubiera arrasado la poca que le quedaba. La trató como un trapo viejo y lo que más le dolía era la forma en que la miraba. Se le notaba agriado y puede que ya no deseara tenerla en casa. Día tras día sus ojos le decían que era una inútil, que ni para madre servía, aunque en el fondo sabe que hubiera sido igual, está acostumbrado a poseer palomas o cisnes, le da lo mismo si lo que consigue es apoderarse  de la inocencia y presumir luego entre los amigotes. Era el dueño y señor de todo el contorno y las mujeres, piensa que son un objeto de decoración o para disfrutarlas y después arrinconarlas, se lo puede permitir y no es la primera vez que se jacta de ello. Aunque nadie le contara de sus aventuras y de sus fanfarronadas, ella lo intuye. Su desprecio se ve en los ojos vidriosos y lascivos que se acentúan más y más. Y ahora ella solo desea volver a su casa, la suya de verdad, pero no puede hacerlo, había un acuerdo y el precio por las fanegas de tierra que su padre compró, era ella. Todo se convertía en un círculo vicioso y solo le apetecía estar escondida en el rincón más oscuro y triste de esa gran casa, pero se aproximan las fiestas de la vendimia y debe organizar el festejo que se celebra en la casona habitualmente. Al recordarlo siente que aún le queda una pavesa encendida; podrá ver a sus hermanos y le contarán. Allí acuden los más afortunados del contorno y ellos estuvieron en la fiesta anterior. Toca estar a la altura, visiblemente bonita para hacer los honores. No deben faltar las jarras de vino dispuestas, el escabeche de perdiz, patés, golosinas y lo acostumbrado, aunque de ello se ocupan los criados, ella estará expuesta como la araña que cuelga del techo, que es lo que le importa a él y sobre todo, que no se noten las heridas no cicatrizadas, ni las patadas en el vientre que últimamente le propina. Ese día sí exige que esté reluciente, el resto no importa como repite continuamente: “Lo que no se ve, no existe”.


Dentro de este primer proyecto VisiBiliz-arte, en Mujeres en el arte, en la antología dirigida por Esther Tauroni Bernabeu, ha sido publicado mi relato «NO EXISTE LO QUE NO SE VE». En dicha antología, podéis leer excelentes historias todas ellas  destinadas a las mujeres en el arte como protagonistas de los cuadros. Para leerlas, solo tienes que pinchar el enlace.



Nani. Noviembre 2020


domingo, 15 de noviembre de 2020

SEVILLANAS DE LA ABUELA

 Estas son las palabras del bailarín y coreógrafo, Antonio Najarro, para los escritores solidarios de Cinco Palabras, con una magnífica explicación para cada una de ellas:

Pellizco, matalaraña, palillos, posticeo y ria-pitá.

La pena y el pellizco, este año se han quedado prendidos al vestido de volantes, llorando por la feria que ha pasado sin gloria.

Este era el tuyo, ya que empezabas a cogerle gustito a la matalaraña. Podemos dar gracias, que los  palillos los has podido sacar de la funda que te tejió a  crochet la abuela y que ella misma, te haga practicar el posticeo, mientras que te canta el estribillo:

«Se van solos los pies, sin querer, dan ganas de bailar de bailar,

dan ganas de bailar, ole con ole, y ole, con el ria, ría, ría-pitá».

 

Nani. Noviembre 2020