jueves, 30 de noviembre de 2023

PAVOR NOCTURNO

 


Foto de Lope Canovaca "El ojo que todo lo ve"


Desde hace más de un año escucha unos ruidos que parecían insignificantes en apariencia, pero que cada día la mortifican más.

Cuando en el verano estuvieron con ella su hijo y familia, los escuchaba de vez en cuando, pero consiguió olvidarlos con las algarabías, los juegos y discusiones de los gemelos y su hermana que a pesar de ser 14 meses mayor, se cree dueña y señora de ellos y con el poder de manipular hasta al gato de la vecina de enfrente. Siempre ha sido para su hijo «la princesa de los cabellos de azafrán» y ella, una niña de cinco añitos se lo ha creído manipulando a su padre y a sus hermanitos.

─Por algo soy mayor y organizo los juegos e idas y venidas de mis hermanos, ─dice por norma y puesta en jarras la niña que apunta maneras.

No los deja hacer nada sin su autorización con las consecuentes discusiones e incluso en más de una ocasión, alguna guantada sonora que, a pesar de la diminuta mano al impacto con la carita de alguno de sus hermanos, hace sonar y dejar marca, lloros, pataletas y el reclamo de padres, abuela y todo ser viviente en su entorno.

Esto era lo que había escuchado en los últimos meses y cuando llegaba a conciliar el sueño después de todos los barullos organizados, los baños tras nadar en la piscina, las meriendas, los paseos en la alameda, las cenas unas veces de camino a casa y otras en la terracita o la cocina; al caer en la cama no alcanzaba ni a intentar recordar la mitad de las travesuras acontecidas y la innumerables alegrías que le produjeron los días de vacaciones, en compañía de cinco criaturas que quiere hasta hacerla olvidar el dolor de cadera o los dedos que ya se van pareciendo a la prótesis del Capitán Garfio.

Aunque lo del ruido es distinto. Ahora no están con ella y el silencio es mortal, se escucha hasta el aleteo de las pesadas moscas de otoño que se meten al calorcito del hogar, huyendo del fresco ambiente. Esas pesadas moscas que no la dejan gozar de esa buena novela que empezó antes de que ellos llegaran y que desea proseguir cuanto antes para llenar esos vacíos que se hacen cuesta arriba algunos días. Pero lo que más le molesta e incluso llega a asustarla, es cuando metida en la cama escucha ese ir y venir en el techo, que parece rozarle la frente y el cabello.

«Mis hijos se empecinaron en que viviera en este ático y no sé del todo si debí acceder», ─piensa.

Mamá hay ascensores, no tienes ningún problema para subir y bajar, está aireado y tiene una preciosa terracita que da al mar donde puedes terminar el día como siempre te ha gustado. Ver ponerse el sol como siempre has deseado. Y bueno, ir a la cama mecida por las olas y acunada por las nanas de las sirenas. ¡Eso era lo que nos contabas de pequeños, por eso mismo hemos pensado que es el lugar idóneo para ti! Soleado y calentito para el invierno y acondicionado para el verano. Quizá algo grande para ti solita, pero eres tú la que quieres que pasemos algunos meses de verano contigo y ya somos cinco nosotros y cuatro cuando viene mi hermana con su familia, ─le decían.

Al final la convencieron y ha estado feliz viviendo en este lugar, cuando eclipsada mira el mar. Recuerda y cree escuchar la sirena del barco cuando acercándose al puerto, la hacía sonar una, dos, tres veces y así hasta llegar a seis sonidos seguidos. De esta manera ella sabía que pasaba de largo, iba cerca o lejos o esa noche cenaría en casa y después, le contaría toda la travesía de varias semanas y… ¡qué pícaro llegó a ser!  ─pensó─, cuando le anunciaba que debía esperarlo vestida con aquel atuendo que tanto les gustaba y que le trajo de las islas; entonces hacía sonar la sirena siete veces y eran los chicos los que la avisaban por si no lo había escuchado bien. De todas maneras, cuando tuvo duda optó por esperarle siempre preparada y esa decisión la relajó, tan solo una vez se equivocó y se metió en la cama con pena. ¡Si hubiera sido en estos tiempos se hubieran llamado, pero entonces no había teléfonos móviles!

Por eso mismo no permitió que cambiaran sus muebles de siempre. Es verdad que le resultaba grande la cama, pero al mismo tiempo quería creer que aún le acompañaba e incluso le olía. Percibía su aroma y se sentía segura, sabía que de haber cambiado no hubiera conciliado el sueño como ahora le pasaba, pero no era otra cosa que aquellos pasos que sonaban encima de su cabeza y que la intranquilizaban. Era aquel ir y venir que no le daban seguridad y si palpitaciones. No se consideraba una mujer asustadiza, pero… Debió enfrentarse sola a casi todo cuando él estaba en alta mar y nunca le amedrantó ninguna dificultad. Supo solucionar cualquier imprevisto, pero esto de ahora la estaba desquiciando. No se sentía vieja ni chocha. Sabía que ya no era treintañera y no estaba tan activa y ágil, pero tener 68 años no significaba ser una vieja inútil.

«Hago mis compras, voy a nadar todos los días y al cine siempre que pasan una película interesante. Las tareas del hogar las resuelvo diariamente y si alguna vez me ayudan a hacer alguna limpieza general, acepto porque ellos se empeñan, aunque en el fondo lo agradezco, siempre he pensado que la limpieza es una de las tareas más ingratas y además, de esa manera me queda más tiempo para pasear, leer y hacer esas cosas imprevistas que nunca creí haría. No me pasó por la mente ni una sola vez, que expondría de nuevo y viajaría tanto. Me siento bien a pesar de echarle mucho de menos, pero también estoy haciendo muchas cosas que en su día dejé aparcadas y esto me conforta», ─piensa.

En esos pensamientos está cuando de nuevo escucha esas idas y venidas del techo y da un respingo que la sienta en la cama. El ruido esta vez ha sido más intenso y las palpitaciones la aceleran.

─ Mañana avisaré al portero ─se dice en voz baja para sentirse acompañada, pero sin ser del todo consciente─. Le diré que algo sucede ahí arriba todas las noches, pero me preocupa que me tome por una señora maniática y tonta, como comentan de la señora del cuarto derecha. Aunque esa señora la pobre, creo que está malita. ¡En fin a ver que hago mañana!

De nuevo se acurruca entre las sábanas y decide que cuando se levante hará lo que mejor aconseje el nuevo día y la lucidez después del descanso, ahora todo se hace más grande con la oscuridad y el cansancio. Aunque sigue pensando que no le gustan esos ruidos.

«¿Como es posible que cuando ellos estuvieron en casa me olvidara del problema? No quiero llamarlos ni inquietarlos, pero se ha sumado a la preocupación una mancha de humedad o algo así parece ser, que ha salido al techo de la cocina y cada día crece más e incluso, se descascarilla la pintura de manera galopante. ¡No esperaré más de dos días si todo sigue igual! Avisaré a un albañil y todo se solucionará, porque arreglará la humedad que seguro se ha producido con el movimiento de alguna teja y las primeras lluvias, además, ya tendrá que investigar qué es lo que producen esos galopes en la noche».

Con esa conformidad el sueño la vence, aunque no es lo suficiente reparador, porque a otro día cuando se levanta se siente algo cansada y recuerda haber soñado que en su tejado vivía un ser maligno de ojos enrojecidos y colmillos sanguinolentos. Se sonríe pensando que nunca le han dado miedo las películas o novelas de ese género, pero algo la estremece al recordar la preocupación que le producen los alborotos nocturnos de los últimos meses.

Escucha sentada en el filo de la cama y ahora con la luz del día todo parece normal. Las palomas saltando de un lado a otro posándose en las terracitas y más tarde, en el tejado y balcones. Se acerca a la ventana, sube la persiana y observa como unos pichones se arrullan con el despertar de un radiante sol, que apunta ya con un espléndido despertar.

«Me voy a recostar de nuevo ─piensa─. Estoy agotada y con la ventana entre abierta y la persiana subida descansaré algo más, aunque quedé en pasar por la casa de la cultura donde me han propuesto colaborar en un taller de manualidades y debo ultimar los horarios. Con unas cosas y otras casi lo olvido».

Cansada pero renovadas las ganas de hacer actividades nuevas, se mete en la ducha y mientras se arregla, enciende la pequeña radio que hay en la misma repisa de sus tarros y cremas.

«¡Me gusta saber cómo se quita las legañas el mundo y con la música que después sigue en la programación, me activo y renuevo energías!», ─siguió pensando.

Recoge su dormitorio, deja puesta la lavadora y bolso en mano, sale a hacer sus gestiones matinales, intentando olvidar el motivo que la tiene un poco maltrecha.

Al volver a casa saluda al portero y piensa que es el momento de comentarle su problema. Este sube con ella en el ascensor solícito como siempre. Entran en la cocina y observan la gran humedad y como la pintura se desprende y cuelga por algunos lados.

─ Voy a ir por una escalera para poder asegurarme del tipo de impregnación que produce esa descomunal mancha.

─ De acuerdo, mientras aprovecho para preparar una cafetera y nos tomamos el cafelito de media mañana, ¿le parece?

Cuando el portero se sube a la escalera y con la mano toca lo que parece el centro de la humedad, un ligero desprendimiento deja un agujero de unos tres centímetros. Sorprendido y curioso se sube al último peldaño, posa su ojo izquierdo en la abertura producida y al instante se retira con un grito que casi le hace caer de la escalera. La mujer grita al mismo tiempo y sujeta la escalera para que no caiga el hombre.

─ ¡Alguien me ha mirado!, ─dice el portero mientras baja como un poseso.

Con miedo, la mujer mira hacia arriba y observa que un ojo brilla y los observa. Sin poderlo evitar se agarra con fuerza al hombre, tiembla y se siente a punto del desmayo.

El hombre tras una carcajada, dice:

─Creo que estamos sacando esto de quicio, no puede haber nadie arriba. Por supuesto que voy subir y mirar el tejado.

Ella con el pavor que le han producido los días de insomnio y lo visto en los minutos últimos, lo sujeta diciendo de forma atropellada:

─ ¡No se vaya, ahí hay alguien que nos va a hacer daño, y si sube debe ir con alguien más!

─ No puede haber nadie en el tejado, ─dice el hombre con una sonrisa─, mientras sale del domicilio para subir al tejado.

Ella tiembla y sale tras el portero, pero se queda en la entrada sin ser capaz de ir más lejos y tampoco de entrar de nuevo en su piso.

Pasa un rato que a la mujer le parece interminable, cuando el portero aparece trayendo un gatito en sus brazos y comentando:

─ Señora, este es uno de los inquilinos del tejado y el que nos miraba desde el agujero. El muy travieso estaba con su patita haciendo el agujero más grande y le he cogido in situ. Hay una camada de prendas iguales y la gata madre me ha retado, pero no ha podido evitar que me quede con este truhan. Usted me dirá que hago con esta fierecilla. A por el resto subiré con mi hijo y unas jaulas para llevarlos a un veterinario amigo nuestro. Arreglaremos las tejas y el techo creo que yo mismo puedo hacerlo, de lo contrario, llamaremos a un albañil, pintaremos y todo solucionado.

Para cuando el hombre terminó de hablar, la mujer y el felino ya eran amigos.

─Bueno, creo que he conseguido un compañero, ¡no quiero pensar que pasará cuando venga la mandona de mi nieta! Hasta luego y muchas gracias.

«¡No permitiré que en adelante mi imaginación corra a tanta velocidad y vuelva a jugarme una pasada semejante!», ─piensa mientras se amonesta y sonríe.


Nani, Noviembre 2023


Relato publicado en el nº 22 de la Revista Pansélinos. 

https://drive.google.com/file/d/1cleqXRl58UGCpIdWmSF3BpE2fCwVIYAL/view

 

domingo, 26 de noviembre de 2023

VIAJE SURREALISTA

 


imagen de Sam Johnson

 

La señorita Elena no ha dado señales de humo este viernes, porque se tomó unos días de vacaciones para ir a la entrega de los premios ondas. Es una entusiasta de los programas radiofónicos y le hacía mucha ilusión asistir a dichas entregas, conocer personalmente a su escritor favorito Juan José Millás y ver como se comportan los famosos en esas alfombras tan suntuosas que suelen poner, para que la prensa se cebe haciendo fotos y entrevistas a los que por allí pasan, luciendo trajes de modistos famosos y otros de propia cosecha (que de todo hay).

Terminó pasadas las tres de la madrugada y cuando volvía a su hotel para coger a la mañana siguiente bien temprano el Ave, conoció a un grupo de chicos y chicas con los que pasó un buen rato en una discoteca. Mas tarde se fue al hotel y se quedó dormida, por lo que no pudo coger el tren de vuelta. Al ver que ya no podría llegar como tenía previsto, decidió quedarse y pasarse por los centros comerciales y aprovechar el tan renombrado estos días “Black Friday o Viernes Negro” como debería llamarse (acabaremos no sabiendo en qué idioma hablamos), y así ver que se cuece. No pudo adentrarse en el puchero, porque había demasiada gente gritando y cogiendo objetos como posesos, por lo que volvió al hotel, recargó el móvil, llamó a la familia para decirles que volvería el domingo tras descansar de tanto movimiento y poca esencia, pero que primero iría hasta hacer hora de la vuelta, al Parque de Montjuïc con el fin de no volver con la sensación de haber perdido del todo el tiempo.

 

Nani, noviembre 2023

miércoles, 22 de noviembre de 2023

REGALOS




Las Cinco Palabras para la Fundación CINCO PALABRAS del mes de noviembre ofrecidas por de Pilar Vázquez son ...

 

Tesoro, sonrisa, raíces, tierra y planeta.


No, no soy tu tesoro ni el de nadie. No me pidas una sonrisa cuando así me denominas. Sabes que mis raíces son otras más sencillas y relacionadas con los valores personales y que no tienen nada que ver con el oropel que es común a ciertas personas.

Hay apelativos que me cuesta relacionar. Para mí un tesoro es el que nos regala la tierra, el sol o la luna día a día o el respeto que le debemos al planeta y que deberíamos cuidarlo precisamente como ese «tesoro» que se nos ofreció para que lo tuviéramos en valor, siempre.

 

Nani, noviembre 2023


viernes, 17 de noviembre de 2023

SE ROMPIÓ

 


 Corazón humano

No me encontraba bien y pedí cita médica. Después de contarle al doctor y hacerme un reconocimiento concienzudo, me ha dado un diagnóstico. Parece ser que, tras ver tanto derrumbe en todos los aspectos, tanta falsedad y tan poca empatía por todos los lugares del mundo, he sufrido una enfermedad que es nueva para los galenos y que está en pleno estudio, pero que se reconoce por un corazón deshilachado y que es muy difícil recomponer. Según me ha contado, los estudios están avanzados, pero las esperanzas son muy escasas, ya que el puzle cuesta rearmarlo puesto que los enlaces y uniones se han agotado en el mercado de los sentimientos y la plantilla original se dejó de fabricar por falta de interés. Por tratamiento, al no existir pócima conocida que remedie el mal, solo me ha recomendado que me beba la vida, mi vida, porque lo demás no depende de mí y aunque así fuera, no me dejarían hacer nada.


Nani, noviembre 2023

lunes, 13 de noviembre de 2023

SEREMOS

 


Imagen subida de la red

Diferentes planes de huida a París, Londres o Berlín.

Eran escapadas cobardes que nada solucionaban el problema.

Dijeron se trataba de coger el toro por los cuernos, pero creo que es mucho más fácil Solo hay que aceptar que soy un capullo, pero no de rosa o narciso, sino de esos que se deshojan ante el menor contratiempo o decisión comprometida y es que no me explicaron acertadamente como se evoluciona en la vida, además de comunicarme que en el colegio enseñaban todo. Aunque tampoco me hablaron del respeto o la responsabilidad que se aprende en casa y lo muestran unos padres responsables.

 

Nani, noviembre 2023

martes, 7 de noviembre de 2023

GOTERAS

 


Imagen subida de la red

El temita de las bajantes me tiene un poco desesperado. Cuando no se atoran por el tema de residuos, es por los alimentos y es que los filtros con el tiempo se ponen obsoletos. Últimamente gotean más de lo debido y me cuentan que por ahora, es la glándula prostática la que falla.

 

 

CACAS

El temita de las bajantes se las trae y eso que hemos cambiado las uralitas por aluminio último diseño, colocado codos de 125 mm y tubos de derivación para que no haya obstrucciones. Dependerá de la responsabilidad de los vecinos, lo que dejen pasar por el inodoro y los excrementos de paloma que después de la lluvia se dejen caer. Al final, las cacas de unos y otros son las que no dejan que fluyan las corrientes. Es lo mismo que cuando observamos esos parlamentos atorados de incomprensión, mientras se escuchan los estruendos, los llantos al estar todo teñido de rojo y crece el luto.

 

Nani, Noviembre 2023

viernes, 3 de noviembre de 2023

DRAGONCETE

 



Me ha llamado mi comadre para que haga el favor de subir a la cima dónde ella vive. Según me cuenta en un whatsapp, dice ha visto un bicho o cosa muy rara en su gallinero, junto a los pavos y las gallinas. Estas últimas lo acosan y en cierto modo se enfrentan a la cosa, pero los pavos como hacen honor a su nombre, salen apabullados con el moco casi entre las alas (porque no les llega a las patas), como si estuvieran acobardados. Por los visto las hembras no ponen huevos y las gallinas no dan abasto a ponerse cluecas y dar calor, con el fin de proteger sus huevos y sus futuros polluelos.
Le he pedido que haga una foto a esa cosa para que me haga una idea, pero lo que observo en la imagen recibida es una especie de lagarto espinoso o escamoso inofensivo. Aunque según me cuenta, hecha una llamita por la boca (lo que sea eso del tamaño de un gatito), aunque también me dice que crece por días ya que cuando lo descubrió saliendo de un huevo, era del tamaño de un polluelo y las gallinas creyendo que era uno de los suyos, le dieron gusanos y comenzó a comer lo que a ellas mismas le pone, pero con el paso de los días las deja en ayunas y como que le declaran la guerra cuando se han dado cuenta que no es de su estirpe y que las va a dejar con un ala atrás y otra delante, por lo que no sabe que hacer.
Está un poco sofocada y dice que no quiere llamar a nadie del Seprona, Guarda Forestal o veterinario ya que supone es un animal e intuye que posiblemente un dragón (por lo de la mini llamarada en la boca) y la forma, pero que además de que le está cogiendo miedo, al mismo tiempo cariño y no sabe qué hacer.
Le he contestado que bien poco puedo ayudarle, yo que soy una simple campesina y poco más, claro que tengo la experiencia y la fama de haber enfrentado al que llamaron “Hombre de las cuevas”, resultando ser un pobre cabrero que perdió la memoria y se refugió en aquella cueva dónde lo descubrí, estando cubierto con harapos y habiendo comido el tiempo que allí llevaba, champiñones, uvas y nueces, además de las moras y frutos silvestres que encontró. Pobre hombre, si parecía un niño indefenso y en su caso, nada que ver con un dragón ya que ni sabía encender una lumbre, había olvidado hasta como se llamaba. Luego de haberlo afeitado y difundir su foto, se supo que llegó de Portugal tras dejar abandonadas las cabras en su pueblo y haber entrado a España más perdido que el barco del arroz, por decir algo.
En fin, que me dispongo a subir a la cima y ver que me espera allí. Si es realmente un dragón no sé como voy a convencer a mi amiga, porque lo más seguro es que si crece como me dice, puede que se coma a los pavos por “pavos”, las gallinas y hasta a ella si no encuentra otra cosa. O bien, si conseguimos amaestrarlo puede que no tenga que comprar nunca más cerillas y sea el encargado de encender la chimenea todos los días, que sería una buena labor y un trabajo que le quitaría, ¡ya sería de agradecer!

Y bueno, cuando baje si no me convierto en pinchito moruno, os contaré.


Nani, Noviembre 2023