Fotografía
de Rebeca Saray
Ya
se pasó la moda a Dios gracias, de esperar que nos digan que somos todo
corazón. Son modas o expresiones que no me gustan. Desde hace algún tiempo, soy
yo la que me digo que no solo corazón, sino energía, pasión, sensibilidad,
empatía, dolor, tristeza, apariencia física, bonita o no tan bonita, pero como
decía, apariencia que con el tiempo se deteriora. Nos salen arrugas, la sonrisa
se aja a veces o la derrochamos, sin importarnos que nos digan si debemos o no
hacerlo. Nos salen canas y puedo contestar como me siento, si me dicen que debo
teñirme. ¿Por qué razón debería hacerlo? ¿Por moda, porque lo dice alguien o por
estética? ¿Quién impone la moda y la estética, por decir algo? Es una vez más, ¿imposición
de márquetin y economía? ¿Tengo que subirme al carro de todo lo que dicen e
imponen?
Todo
esto es un ejemplo de lo que hoy nos sucede a nivel global y me preocupa como
repercute en nuestros niños, que aún no saben gestionar sus emociones. Ven en
los medios a otros, con una serie de objetos que desean también y que al final,
solo les aporta soledad. Demostrado están los problemas que ocasionan, la violencia
y lo traumados que se sienten, sin saber realmente que les pasa, porque además
nadie sabemos, queremos o podemos explicarles la realidad del asunto. Creemos
que todo pasará, por miedo o por cobardía y bueno, ya tenemos constancia de lo que
les está pasando a muchos de ellos.
Hoy
este corazón, me ha comunicado que debo expresar esta reflexión y aquí la dejo.
El corazón es grande y no porque lo diga alguien, sino porque lo sentimos tan hermoso
y potente, que hay que dejarlo latir para que no enferme.
Nani,
febrero 2024