domingo, 1 de diciembre de 2024

POLÍGONO INDUSTRIAL


 

fotografía de William Rattliff.

 

Eran las seis de la mañana y aún noche cerrada. Tenía una cita en la capital de provincia, para ver si podíamos mejorar el trabajo que recientemente habíamos emprendido en mi ciudad de origen. Éramos un equipo de seis personas y necesitábamos un buen pulido y brillo en los proyectos que, aunque parecía que comenzaron acertadamente, algunos apartados estaban anticuados y las necesidades requerían de actualización.

Comenzaba a amanecer cuando el coche que conducía, se adentraba en la autovía y más adelante, al desvío que terminaba en el polígono industrial donde tenía mi cita. Aparqué a unos treinta metros y me dispuse a entrar en el edificio que se encontraba a la vuelta de la esquina.

Empujé la puerta y pasé, pero no encontré el recibidor de siempre ni a la señorita que amablemente atendía al personal. Muy al contrario, había un largo pasillo oscuro y estrecho. Desconcertado avancé y el olor que percibí me desagradó. Al mismo tiempo escuché gritos que me erizaron el vello. Seguí caminando y buscando el lugar de procedencia de aquellos lamentos y sin querer, me encontré dentro de una nave con jaulas. Había toda clase de animales salvajes. Desconcertado quise darme la vuelta, pero me lo impedía un armario empotrado vestido de guarda de seguridad. Nos quedamos mirando con desconcierto y este dijo:

─ ¿Qué haces aquí y quién te ha dado permiso para que entres?

─Venía a la oficina de “Ponga a punto su negocio”, pero debo haberme perdido y confundido de nave. ¡Como todas son iguales!

─Esto como ves, es una farmacéutica veterinaria, donde se investigan toda clase de enfermedades animales y no creo que se te haya perdido nada en este lugar. Lo único que puedes coger, es un contagio o un mordisco, así que camina por el lugar que has entrado.

─Por supuesto, no tengo mucho tiempo que perder ni interés en esta materia. Pero si es tan amable, le agradecería me indicase cual es la calle que busco.

─Cuando salga, dé la vuelta y vaya hasta la salida. Allí, ponga de nuevo su GPS, porque parece que o lo tiene averiado o ha pasado a otra dimensión y ha dado con sus tristes huesos en el lugar equivocado. Cuanto antes salga de aquí, mejor será para usted, esto como ve, no pertenece al lugar de donde procede.

Me subí apabullado al coche, di la vuelta y como ya amanecía, encontré la indicación del lugar al que me dirigía. Resoplé y pensé que no saldría nunca más entre tinieblas. Con sol y nada más, aunque llegara unos minutos más tarde.


Nani, diciembre 2024