fotografía
de William Rattliff.
Eran
las seis de la mañana y aún noche cerrada. Tenía una cita en la capital de
provincia, para ver si podíamos mejorar el trabajo que recientemente habíamos
emprendido en mi ciudad de origen. Éramos un equipo de seis personas y
necesitábamos un buen pulido y brillo en los proyectos que, aunque parecía que
comenzaron acertadamente, algunos apartados estaban anticuados y las
necesidades requerían de actualización.
Comenzaba
a amanecer cuando el coche que conducía, se adentraba en la autovía y más
adelante, al desvío que terminaba en el polígono industrial donde tenía mi
cita. Aparqué a unos treinta metros y me dispuse a entrar en el edificio que se
encontraba a la vuelta de la esquina.
Empujé
la puerta y pasé, pero no encontré el recibidor de siempre ni a la señorita que
amablemente atendía al personal. Muy al contrario, había un largo pasillo
oscuro y estrecho. Desconcertado avancé y el olor que percibí me desagradó. Al
mismo tiempo escuché gritos que me erizaron el vello. Seguí caminando y
buscando el lugar de procedencia de aquellos lamentos y sin querer, me encontré
dentro de una nave con jaulas. Había toda clase de animales salvajes.
Desconcertado quise darme la vuelta, pero me lo impedía un armario empotrado
vestido de guarda de seguridad. Nos quedamos mirando con desconcierto y este
dijo:
─
¿Qué haces aquí y quién te ha dado permiso para que entres?
─Venía
a la oficina de “Ponga a punto su negocio”, pero debo haberme perdido y
confundido de nave. ¡Como todas son iguales!
─Esto
como ves, es una farmacéutica veterinaria, donde se investigan toda clase de
enfermedades animales y no creo que se te haya perdido nada en este lugar. Lo
único que puedes coger, es un contagio o un mordisco, así que camina por el
lugar que has entrado.
─Por
supuesto, no tengo mucho tiempo que perder ni interés en esta materia. Pero si
es tan amable, le agradecería me indicase cual es la calle que busco.
─Cuando
salga, dé la vuelta y vaya hasta la salida. Allí, ponga de nuevo su GPS, porque
parece que o lo tiene averiado o ha pasado a otra dimensión y ha dado con sus
tristes huesos en el lugar equivocado. Cuanto antes salga de aquí, mejor será
para usted, esto como ve, no pertenece al lugar de donde procede.
Me
subí apabullado al coche, di la vuelta y como ya amanecía, encontré la indicación
del lugar al que me dirigía. Resoplé y pensé que no saldría nunca más entre tinieblas.
Con sol y nada más, aunque llegara unos minutos más tarde.
Nani, diciembre 2024