
Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Ella también se había equivocado. Ella había creído que la quería. Ella había confiado en él. Ella, creyó que estaba en cenas de empresa cuando le decía que llegaría tarde una noche tras otra. Ella le creyó, cuando le dijo que estaría una semana en la sucursal del Bilbao.
Ella, como la paloma de Alberti, también creyó que el mar era el cielo, que la noche la nevada... y se equivocaba.
Siempre le había esperado. Siempre había confiado en él. Siempre le anhelaba con una ansiedad que...
Mientras, seguía leyendo el poema de Alberti....
Se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Ella también se había equivocado. Ella había creído que la quería. Ella había confiado en él. Ella, creyó que estaba en cenas de empresa cuando le decía que llegaría tarde una noche tras otra. Ella le creyó, cuando le dijo que estaría una semana en la sucursal del Bilbao.
Ella, como la paloma de Alberti, también creyó que el mar era el cielo, que la noche la nevada... y se equivocaba.
Siempre le había esperado. Siempre había confiado en él. Siempre le anhelaba con una ansiedad que...
Mientras, seguía leyendo el poema de Alberti....
Que tu falda era tu blusa.
Que tu corazón....
Si, su corazón ya estaba hecho añicos y se derrumbó por completo.
En realidad, había intentado mantener todo su aplomo, pero interiormente ya se había derrumbado desde aquel día que le confesó haberle mentido tantas y tantas veces, porque no había sido nunca el hombre que ella creyó.
Él, siempre había sido un agente de la policía internacional, que intentaba desenmascarar a su padre. Un traficante mundialmente conocido y buscado y que la policía estaba ansiosa de echarle el guante.
Desde entonces ella... Ella se durmió en la orilla de la nostalgia y él, él se fue por donde llegó, antes de proponerse quitar la máscara a aquella banda de indeseables.
Nani. Abril 2008.