jueves, 8 de mayo de 2008

LA FUENTE DE LA MORA



Mercedes es una niña alcalaina, bastante curiosa y traviesa, que no deja a su abuela tranquila en momento alguno.
El afán de la niña, es que su abuela le narre cuentos e historias y no se conforma con cualquier cosa.
-¡Por favor abuela, si esa historia me la contaste ayer, hoy quiero una nueva, además siempre me prometes la de la mora Cava. Dices siempre que cuando sea grande, que es de mayores y que no es para niños! ¿No te das cuenta abuela, que ya he crecido una raya? El mes pasado me mediste en la puerta de la alacena y ¿ves como he subido?, esta que queda por debajo, es de enero.
La abuela, cansada de escuchar la misma perorata de su nieta día tras día, se resigna y contesta:
¡Está bien Mercedes,
habitante de la ciudad…
“Alcalá la Real,
la muy noble y
la muy leal”,
a la que yo añadiría,
cabezota y pertinaz,
mientras no te sales con la tuya
no paras…,
no pararás!

Y la niña muy contenta,
en una sillita pequeña
se fue a sentar.
Mientras…,
la abuela azuza el fuego,
para crear un ambiente
ancestral.
- Pues verás, en los años de “Maricastaña” cuando los moros vivían allá arriba en la Mota, había una mora que “Cava” se llamaba, muy guapa y hermosa y que a escondidas se veía con un cristiano Capitán, apuesto y bastante galán.
-¡Abuela no te subas por las ramas, a la historia por favor y como la contaba tu abuela, que no soy tan pequeña!
-¡Nada, que esta niña no se calla, ella erre que erre, hasta que no consigue lo que quiere, no para!, - dice la abuela entre dientes.
-Veras, según mi abuela contaba, allá arriba vivían los moros y aquí abajo los cristianos. Del castillo de “La Mota”, salía la bella “Cava”. Vestía una túnica de seda de color violeta, velo de gasa del mismo color cubriendo el negro pelo y parte del rostro. Las babuchas a juego, llevaban cuentas incrustadas de cristal de diferentes colores, y apoyado en la cintura, llevaba un cántaro de barro y vacío. Resultaba que en el castillo no quedaba agua. Como los cristianos querían expulsar a los árabes de dicho castillo, habían envenenado los pozos y así morirían de sed o tendrían que rendirse.En el valle había una fuente, que estaba vigilada por un soldado cristiano. La mora “Cava”, con lágrimas en los ojos, le contó el primer día que su madre agonizaba, que tenía los labios secos y que necesitaba subir con el cántaro lleno. El joven soldado, al observar la pena de la “Cava”, se emocionó y como la morita tenía unos ojos enormes sobretodo cuando se inundaban de lágrimas y que a la luz de la luna parecían más hermosos, quedó prendado y le dijo:

Para cobrarme el favor
el velo te has de quitar
y descubrir la belleza

que debajo seguro está.

(Por lo tanto…
cristiano y mora,
atrapados quedan ya).

- A partir de aquel día, la “Cava” bajaba a por agua y según pasaban los días, las horas se hacían eternas ansiando llegase la noche para ver a aquel apuesto Capitán que la dejaba coger el preciado líquido y que poco a poco, se fue apoderando de su corazón.
El la esperaba sentando al borde de la fuente dejando el caballo atado a un milenario álamo blanco y la mirada puesta en el sendero que hacía descender a la bonita mora. Todos los días compartían su amor presintiendo que este duraría por poco tiempo, ya que en el momento en que “Tayre” su padre volviera del último viaje que emprendió y se enterase, lo prohibiría. Siempre había dicho: “¡Antes muertos, que en manos de los cristianos, por Alá que lo juro!”. Pasaron los días y la madre murió, pero “La Cava”, siguió viendo a su Capitán. Cuando volvió el padre y se enteró, la amenazó con matarla si volvía a ver al cristiano, culpándola de la muerte de la madre. La pena de la mora “Cava”, cada día era mas grande y la desesperanza del Capitán aumentaba noche tras noche. Una madrugada de luna llena, ya cansado el Capitán y pensando en volver al campamento de la Fuente del Rey, escuchó ruido. Se estremeció de emoción. Allí, bajo la luz de la luna estaba su amada “La Cava” tan hermosa como siempre, aunque con una tristeza enorme reflejada en sus grandes y bellos ojos. La mora “Cava”, se precipita a los brazos del Capitán amado. Antes de que puedan reaccionar, se escucha un tropel y aparece “Tayre” el sultán con un arma en la mano. Enfurecido y enloquecido, se precipita sobre el cuerpo de su hija “La Cava” atravesando su corazón con la fría daga. La bella “Cava”, a los pies del Capitán se desploma, diciendo:

“El amor me trajo,
el amor me lleva.
No pequé padre mío,
¡Por mi madre y por Alá!,
sólo conocí un sentimiento,
que no comenta…
ni de donde viene,
ni adonde va.

- Y dice la leyenda - sigue diciendo la abuela -, que el viejo sultán quedó enloquecido, no recobrando jamás el juicio. De esta manera, quedó bautizada “La Fuente de la Mora”, donde “La Cava alcalaina”, entregó todo su amor y también su vida.

Nani. Mayo 2008.


martes, 29 de abril de 2008

ME, ME, ME VOY PA LA COCINA

Jozú, Jozú. Hace unos días me atacan los virus y me impiden actualizar el blog hasta que consigo eliminarlos y hoy que tengo que hacer una “Secretaria” me voy para la cocina y en el momento que me noto algo más despejada (porque ando un poco espesilla)…y, ¡la madre del cordero…!, ¿qué me encuentro? ¡Menudo desbarajuste hay en el fregadero, grifos y fogones! ¿Os podéis imaginar quienes andan armando semejante revuelo? ¡Pues sí, son ellos los revoltosos, “los dioses menores”, esos mismos que Mario había dibujado en el fregadero, grifos y encimera de mi cocina!
Yo tampoco me lo podía creer hace unos días cuando les encontré alborotando de una manera increíble. Se suben al grifo y cuando tengo el barreño lleno de agua para lavar las acelgas, se tiran y se dan cuatro o cinco largos y hacen carreras para ver cual de ellos es más veloz. Cuando preparo harina para emborrizar los boquerones, se revuelcan y me preguntan voz en grito (menuda voz de pito tienen): “¿Cómo están ustedes?” Y lo vuelven a repetir. Claro, siempre caigo en la trampa mientras ellos se tronchan de risa cuando me ven mirar para todos lados y bueno, se me queda la cara esa de “alelá” cuando veo que me han tomao el pelo y estoy sola como siempre. Pero no se calman hasta que de igual forma contesto: “BIIIIIIIEEEEEEENNNNN”. Entonces salen del plato saltando y sacudiéndose como si fueran gato o perro que sale del agua, delante de mis propias narices y he aquí la Nani, estornudando de manera que casi me salgo del pellejo y los muy joios, despendolaos y muertos de risa, o haciéndose una cresta al contacto con el agua (menudo amasijo forman con agua y harina) y claro, ya han conseguido hincharme las narices y les tuve que meter en una caja transparente que habían tenido bombones (el remedio fue peor que la enfermedad más adelante veremos porqué), pero al final pidieron disculpas y prometieron portarse como unos auténticos “dioses menores”. Así que me puse a estirar la masa de hojaldre para hacer una empanada y se subieron a mis hombros (ya es una costumbre y hasta ahí aguanto), mientras me contaban que estaban tan contentos y revoltosos, porque han visto llover con ganas y además de vez en vez, salir el sol (uno cantaba por lo bajini, “Caracol, col, col, saca los cuernos y verás el soooollll”, ¡si calladitos del todo no se quedan… ¡, ufff) y vale, todo eso es más o menos normal, pero anoche empezaron otra vez y como ya no he aguantado más les he metido en la despensa y como os contaba, esta mañana habían derramado el arroz, los fideos y se comían el chocolate de una manera descontrolada y es que el chocolate, para ellos es tan, tan excitante como un café exprés lo es para mí (por eso pasó lo que pasó cuando los metí en la caja de los bombones, les hizo efecto el tufillo que había), y como veo que no escarmientan he pensado que habrá que hacer como con los niños, les he puesto tarea como castigo y deberán ordenar la despensa para empezar (han sido ellos los que han formado ese desbarajuste) y les he colgado una nota para que de paso me saquen los ingredientes de la receta que tengo que confeccionar y que son los siguientes:

1 Pollo grande.
Aceite de oliva.
2 Hojas de laurel.
2 Cebollas grandes.
6 dientes de ajos.
1 vaso de vino blanco.
2 Higaditos de pollo.
Sal.
Pimienta molida.
Azafrán en hebra.
Colorante.
1 bote de pimientos morrones.
150 gr. de guisantes.
1 bote de 1/2 Kg. de tomate o bien, tomates naturales, pelados y sin pipas.
150 gr. de Jamón en taquitos.

Y de deberes, mientras me ayudan en el guiso anotarán las ocho cosas que quiero hacer antes de irme pa el otro barrio, según me han endiñado la señora Nanny y la señora Illyakin (así mato dos pajarillos de un mismo tiro), para hacer eso ¿cómo se llama? “mimo, memo, mama, mima, mete…, me, me, me toy poniendo nervusa, bueno como se llame esa cosa que todos estáis pensando, ¡sí el mete, digo el meme…, yujuuuuuuuuu, lo he dicho!
Bueno pues en esas estamos y ahí está el cacho guasón estornudando como yo, porque se ha entretenido en abrir la pimienta. El más travieso de todos está de color naranja con una cresta verde, porque ha cogido los botes de colorante amarillo y el verde, para hacer una gracia y se los ha echado encima, ¡menuda gracia me hace a mí! El más responsable y formalete, está llorando porque me está ayudando a pelar cebollas y el que siempre sonríe, hoy anda algo seriote porque le escuecen los dedos de pelar ajos y a escondidas soy yo la que sonrío al ver al más morenito de todos, que ha venido con el laurel en la cabeza (se ha hecho una corona y se la ha puesto, ¡si es que no paran!)…, y nada o me lo tomo a cachondeo o no acabo con este grupito de revoltosos que vinieron de México impregnados en un dibujo, enviados por Mario a ayudarme en las cotidianas pequeñas cosas y como os digo, lo que urge hoy es hacer esa gran “Secretaria”.

Mientras están ahora entretenidos en estos menesteres yo voy a coger un buen trozo de jamón serrano y lo voy a cortar en taquitos y lo reservo. Después cortaré el pollo en tajaditas y pongo el perol con aceite de oliva, cuando está algo calentito le pongo el jamón que teníamos reservado y le doy unas vueltecitas con el fin de que vaya aromatizando el aceite y cuando empieza a freír le añado el pollo troceado, el laurel que mi amigo traía en la cabeza y dejo freír a fuego suave. Cuando ya vemos que está fritito, pero no demasiado (mientras que mis amigos a mis espaldas vuelven a despendolarse), le pongo el vino blanco y dejo que se vaya consumiendo y lo remuevo. Aparte pongo otra sartén y cubro el fondo con aceite de oliva, le añado los ajitos troceados, la cebolla hecha cascos, los dos higaditos, un puñadito de guisantes y un pimiento rojo de lata. Lo dejo todo al fuego suave que se vaya pochando y me voy al fregadero porque se están bañando los que pelaron las cebollas, los ajos y el que se había hecho la cresta verde y se pintó de amarillo con el colorante. El barreño donde se han metido, parece más un potaje que un barreño de agua. Tengo que cambiarles el líquido unas cuantas veces hasta que dejan de soltar color amarillo y como podéis observar, entre unas cosas y otras, todavía no he podido ni pensar un solo momento en esas ocho cosas que quiero hacer antes de pasar a mejor vida ¡como se suele decir! Entre pitos y flautas, mejor dicho entre dioses menores y cacharros, veo que el pochado está en su punto y el pollo también. Quito el fuego a ambos recipientes, preparo un barreñito adecuado para triturar lo que había puesto a pochar y lo vacío junto con el tomate, un pellizco generoso de azafrán en hebra y un chorrito de agua. Meto la batidora (regaño al mismo tiempo a mi amigo “revoltoso” que se ha subido al filo y puede resbalar y ser parte de la salsa) y con plena seguridad de que ninguno se ha escapado y ha hecho de las suyas, meto mi potente batidora y trituro el contenido hasta que todo queda bien mezclado y hecho papilla. Vuelco sobre el pollo, enciendo otra vez el fuego y dejo una llamita floja y sigo cocinando, mientras le agrego el resto de los guisantes, la sal (hay que tener en cuenta que el jamón ya sazona un poquito y podemos salar demasiado el guiso si no lo recordamos), apuro el contenido de la salsa con un chorrito de agua que agrego al guiso y dejo que vaya reduciendo la salsa. En esta tarea estoy cuando me percato que mis amiguitos no se escuchan, no se ha metido ninguno entre mi pelo (saben que me enfado mucho si lo hacen mientras cocino), ni se ha metido ninguno en mi escote (dicen que así ven mejor como cocino), ni salta ninguno del grifo a mi hombro y de aquí al barreño o al rollo de papel de aluminio (dicen que les gusta escuchar el ruido que hace la lámina de aluminio), así que me vuelvo para ver que pasa y me los encuentro a todos sentados tan anchos y tan panchos en el frutero, encima de las peras y las naranjas y cada uno de ellos tiene un rollito en la mano en forma de pergamino que me ofrecen con una sonrisa y la verdad sea dicha, “¡me han desarmado los mu puñeteros”!, llevan muy poquito entre estos pucheros, pero me han conquistado y saben muy bien como sacarme de quicio o derretirme cual caramelo avainillado. Miro mi guisote y veo que por un momento puedo dejarlo hacer “plof, plof” y me acerco a los pequeñajos sonriendo yo también. Desenrollo el primer pergamino en el que puedo leer: “Te hace mucha ilusión viajar a donde sea, pero si te dan a elegir, podría ser Kenia, Egipto, Perú o México, lo dijiste anoche mientras dormías en el sofá”, (se me saltan las lágrimas, jejejeje, pero intento disimular). Voy hacía otro pequeñajo y repito la operación, donde leo: “Quieres tener tiempo para disfrutar a los hijos de tus hijos”, bueno ¡se ve que hablo en sueños! Vuelvo a repetir la operación (este es el prenda de la cresta) y ahora leo: “Deseas sonreír día tras día”. Vaya, ojalá así sea, pienso. Ahora me dirijo al puñetero que le gusta meterse en mi escote y vuelvo a leer: “Tienes ganas de pasear como antes hacías” ¡Puñeta con los dioses menores, me tienen calada! Me acerco al que todavía tiene los dedos quemados por haber pelados los ajos y sonríe mientras me ofrece su mensajito que dice: “Quieres tener tiempo para ver dos películas por semana y si pudiera ser sentada en un cine, mejor aún” (Huy, que pillines estáis hechos, -les digo) Ahora me dirijo al que aún tiene los ojos rojos por llorar al pelar cebollas y sigo leyendo: “Quieres terminar todos esos cuentos que tienes aparcados hace mucho, mucho tiempo y que se te atrancaron como un hueso de aceituna en la garganta, que ni sube ni baja” ¡Ufff -pienso – se las saben todas! De nuevo voy hacía el que me hace cosquillas entre el pelo y vuelvo a leer: “Quieres brindar con tu familia y amigos por el fin de las guerras”, esto me deja un poco helada porque es una utopía, pero si que me gustaría que pasara antes de marcharme para siempre y para terminar, me espera el nadador de largos en el barreño y vuelvo a desenrollar: “Quieres levantarte todos los días con un proyecto, una canción y un gracias a la vida”

.… y bueno chicas Nanny e Illyakin y resto que me estáis leyendo, como veis estos “dioses menores” me conocen mejor que yo misma y os acaban de dar respuesta al "meme" que me habéis encargado, de paso todos juntos hemos hecho el típico guiso de mi ciudad “la secretaria” (que como comprobareis, siguiendo los pasos que he dado podréis hacerla también vosotros). Ahora pruebo el guiso y está en su punto de sal, la salsa está perfecta, lo cambio a otro recipiente más adecuado para que no se enfríe y lo llevo a la mesa donde espera la familia. ¿Os sentáis a la mesa con nosotros?


HE TARDAO UNA JARTÁ EN HASER ESTE MEME, PERO ES QUE ANDO MU MAL, LO QUE SE DISE MU MAL DE TIEMPO ESTOS ÚTIMOS DÍAS, DISCULPEN LAS IMPLICADAS.


Nani. Abril 2008.




jueves, 24 de abril de 2008

SE EQUIVOCÓ LA PALOMA


Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.

Ella también se había equivocado. Ella había creído que la quería. Ella había confiado en él. Ella, creyó que estaba en cenas de empresa cuando le decía que llegaría tarde una noche tras otra. Ella le creyó, cuando le dijo que estaría una semana en la sucursal del Bilbao.

Ella, como la paloma de Alberti, también creyó que el mar era el cielo, que la noche la nevada... y se equivocaba.

Siempre le había esperado. Siempre había confiado en él. Siempre le anhelaba con una ansiedad que...

Mientras, seguía leyendo el poema de Alberti....


Que tu falda era tu blusa.
Que tu corazón....


Si, su corazón ya estaba hecho añicos y se derrumbó por completo.

En realidad, había intentado mantener todo su aplomo, pero interiormente ya se había derrumbado desde aquel día que le confesó haberle mentido tantas y tantas veces, porque no había sido nunca el hombre que ella creyó.

Él, siempre había sido un agente de la policía internacional, que intentaba desenmascarar a su padre. Un traficante mundialmente conocido y buscado y que la policía estaba ansiosa de echarle el guante.

Desde entonces ella... Ella se durmió en la orilla de la nostalgia y él, él se fue por donde llegó, antes de proponerse quitar la máscara a aquella banda de indeseables.
Nani. Abril 2008.









sábado, 19 de abril de 2008

JUEGO DE NIÑOS

POR FIN SE ACABARON LOS VIRUS Y VUELVO A DAR SEÑALES DE VIDA









Hoy había pensado poner un nuevo relato, pero perreando o haciéndome la remolona un poquito esta mañana en la cama (pa eso es sábado), me acordé de un video o corto que vi hace unos días en el blog de SUREÑA (y que algunos de vosotros ya habéis visto). Comparaba la forma que tenía de jugar por ejemplo mi hija y sus amigas. Recuerdo que se bajaban a la calle y en el portal de Rosa, sacaban sus carritos y sus muñecos y jugaban a las casitas, a papás y mamás o a los médicos, como creo hemos hecho todos cuando hemos sido pequeños. Nos disgustábamos, porque algunas veces una o uno, quería hacer de papá o de mamá y siempre se nos encasillaba en el papel que primero hicimos y la verdad, si yo siempre era mamá (por ejemplo), también me gustaba ser papá porque salía a trabajar, compraba el periódico, se tomaba una cervecita con los amigos, y la mamá casi siempre limpiaba, fregaba, cuidaba de los bebés, etc. A mí particularmente me daba rabia ser siempre la mamá, ¡me aburría como una ostra, no me gustaba jugar a las casitas, esa es la pura verdad!, pero a lo que voy es a la forma en que cambian las cosas, pero siempre, siempre, los niños son niños e intentan copiar a sus mayores cosa que deberíamos tener en cuenta cada vez que parimos un hijo o estamos delante de esos "LOCOS BAJITOS" como les llamó Juan Manuel Serrat en esa canción que decía más o menos esto :



A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor…..,




Me hubiese gustado enseñaros el video al que me refiero pero soy muy torpe y no he sabido subirlo, pero como esta es la dirección o enlace, os ruego lo pincheis y juzguies por vosotros mismos http://www.metacafe.com/watch/336489/papas_y_mamas_daddies_mummies/ ,


Os deseo un feliz fin de semana.




Nani. Abril 2008.

miércoles, 16 de abril de 2008

ASQUEROSOS VIRUS.....

Estoy teniendo problemas, parece ser que se me ha introducido un virus y no puedo de momento eliminarlo, sin alguien de vosotros y de los que teneis mi correo me podeis ayudar os lo agredeceré. De lo contrario tendré que abrirme un nuevo blog.
Os agradezco a todos vuestros comentarios y el afecto mostrado, pero no podré desde aquí entrar en vuestros blogs porque temo contaminar, como me ha pasado a mí.
Muchos besos para todos y en adelante, intentaré dar señales aunque sean de humo.
Muchos besicos,
Nani. 16 de Abril de 2008.

sábado, 12 de abril de 2008

VAMOS PAL MERCAILLO....

Mientras se tira de la cama y se viste, un día más piensa:

“Al pantalón le falta tres sentimentros de sintura y la camisa está arrugá. Si es que la ropa está en el armario más apretá que las sardinas en lata y ahora seguro me hago un lamparón cuando me beba el colacao y me coma la tostá con aseite. Si es que no hago caso, tendría que comer antes de vestirme, pero como me levanto dormio, es que no tengo reparo, no hay forma de levantarse un solo día de güen humor y salir las escaleras abajo con una sevillanas en la boca. No, tos los días refunfuñando y ensima siempre acabo igual”.

Esto es lo que va despotricando el trabajador mientras corre escaleras abajo, dejando en la cama a su mujer medio adormilada y pensando:

“Güeno, voy a apagar la luz y dejar de pensar en tu pantalón, en tu prominente barriguita servesera, en tus manchas y en lo apretá que está la ropa en el armario. Voy a seguir durmiendo unos minutillos más, que yo también tengo que ir a ganarme las habichuelas, dejar al niño en la guarde y después a pregonar en el mercaillo, ¡bragas. calsoncillos, calcetines…!, hay que joderse, tos los días lo mismo y pa colmo, cuando llega la Angustias (que por sierto, y pa’ser honor a su nombre, ¡siempre va’ngustiá!), pues como digo, pa colmo la Angustias exigiendo si le he traio la bragas de su supertalla, ni que una fuera la máquina de tejer, pos que coma menos dulses mientras ve tos los telenovelones de la tele. Si hisiera lo que yo, seguro que tendría este cuerpo serrano que se me está queando, entre subir y bajar cosas a la furlboneta, haser que el día cumpla como dos y to lo demás, po estamos aviaos, güeno, po lo menos el bocata que me como de atún, me está más rico que na, me sienta como los propios ángeles y ni se me quea pegao a las nalgas, ni me duelen las piernas, ni me desvelo, ni na de na. Pos güeno, que ya es la hora de salir sumbando, que no me da tiempo de levantar al niño.

La mujer dice todo esto mientras se arregla y se dirige al dormitorio del crío, sin parar de hablarse a sí misma y gritarle al niño que se despereza con una sonrisa:

“Oye almojábana de quesito, que nos vamos pa la guarde. Eres el niño más bonico que ha pario madre, con esa carilla tan reonda y tan blanquita. Te comía si no jueras de carne y güeso, eres lo mejor que me ha pasao en esta puñetera via, y eres el único que hase que cante, pregone y busque bragas, calsoncillos supergrandotes, y to lo que se presente, pa que nos sienten súper-bien los bocatas, pa que podamos comprar un armario y deje de despotricar tu papa y yo pueda cantarme a la tarde unos fandanguillos mientras apaño mi casa. ¡Si me quejo de visio, si soy la mujer más feliz del mundo, con to lo que hay por'ahí! ¡Pos anda que no, ya estás más guapo que tu pae y ya es desir, así que vamos con la música pa otra parte, que tu empiesas tus faenas y yo las mías, como tos los días, pero que bien que to sea así, le pese a quién le pese, sobretó a la pesá de tu tía Mersedes, que pesa más que un quintar métrico y no lo digo por los kilos, porque se la lleva un soplo de aire, sino porque no está contenta con naica, en fin angelote, a Dios grasias tu toavia no entiendes, pronto tendré que dejar de despotricar delante tuya, porque de lo contrario empesarás a pensar que soy un coñaso como tos las mamas y yo pensaré que te estoy hasiendo un maleducao. ¡Pero que bonico que eres coño!”.

…y la trabajadora sigue gritando al niño, canta al mismo tiempo un fandanguillo, recoge el bolso, el cochecito con el crío y sale a la calle llena de vida.

Nani. Abril 2008.



lunes, 7 de abril de 2008

EL LÁPIZ





El lápiz se movía sobre el papel igual que una bailarina de ballet se desliza en un escenario.
Los trazos que iba dejando, casi siempre empezaban por figuras geométricas que poco a poco se convertían en paisajes, retratos, tiestos con plantas preciosas, niños jugando yendo tras un aro o saltando a la comba, mares con veleros navegando o animales en su hábitat y terminando en verdaderas obras maestras.
Mientras, el chico que movía ese lápiz y conseguía tales proezas, pensaba en lo que su vida había sido y como llegó a aquella faceta que tanto le gustaba y que nunca pensó fuera su trabajo, su razón de vida y su sustento.
Fue su padre un pintor humilde que se limitaba a pasar los rodillos y brochas por las paredes y habitaciones de las personas que solicitaban sus servicios. Este trabajo era sencillo y muy rutinario, pero hubo ocasiones en que sobretodo aprovechando sus vacaciones escolares, le pedía que le acompañara y le ayudara en el trabajo más laborioso y entretenido. Consistía en trazar líneas (como las que le enseñó a hacer de pequeñín en el cuaderno de la escuela), para dejar el boceto de algún que otro zócalo o alguna cenefa sencillita que era a lo más que se atrevía el humilde pintor. Empezó a sentirse bien ayudando a su progenitor, primero porque le gustaba cada vez más ver en que se convertían sus trazos, pero al mismo tiempo le hacía sentir bien al ver en los ojos de su padre, la satisfacción y la admiración por su trabajo. Había empezado con sencillas grecas que se hicieron poco a poco más complicadas y laboriosas, llegando a ser requerido por la clientela cuando observaban los resultados obtenidos. Y esto fue el aprendizaje y el desarrollo de una afición que estaba escondida y que afloraba a cada paso dado, rellenando cuadernos con bocetos, pinturas realizadas y estantes llenos de proyectos. Así fue creciendo y creciendo su estilo y originalidad y cuando llegó a la universidad, todo fue surgiendo de manera lógica y natural y sin dificultad alguna, haciendo colaboraciones e ilustrando la revista universitaria, trabajos en grupo de donde surgieron cómic y revistas de las más leídas en el país y con auge en otros países, haciéndose preciso la traducción y distribuciones correspondientes.
Hoy mientras trabaja, llevando y trayendo lápices, acuarelas, carboncillos, óleos y plasmando murales, cómic o cuadros, y recuerda al viejecito que en la casita de campo riega los tomates y las lechugas, a su compañera ayudándole en esas cotidianeidades y los dos a pasitos cortos y con sus sombreros de paja para protegerse del sol, yendo y viniendo en la tenue y recién abierta mañana así como cuando el sol empieza a declinar, se sabe una persona afortunada, porque gracias a ellos ha conseguido un estatus y reconocimientos que sin las sencillas y humildes enseñanzas de sus progenitores, seguro que sería un “divo” (si es que hubiera llegado a descubrir su vocación) del mundo del arte, pero no sería la persona que en su interior existe y que agradece y reconoce, porque sabe que sus primeros trazos los hizo de la mano de ese humilde pintor de brocha gorda, que le protegió con los viejos monos que en casa había igual que la primera vez que se subió a un andamio, allí debajo estaba ese pintor mirando y sonriendo los colores y figuras que conseguía plasmar.
Nani. Abril 2008.

Agradezco a LA GATA ROMA el premio "Dardo" que me ha concedido y que yo entrego a mi vez y con todo mi cariño a todos los enlances que tengo a mi izquierda y todos los que os entretenéis en leerme. Gracias Mercedes y agracias a tod@s vosotr@s















Igualmente agradezco a TARNISHÍ, el premio "bombilla" que me ha concedido y que os dedico de igual manera a tod@s vosotr@s.


Muchos besos.