Pues sí, ya he vuelto. He estado una semanita fuera de casita disfrutando de la compañía de mi hija y como todo se acaba, esta escapada también se ha terminado y ya llevo un par de diítas en casa ordenando ropa, colocando algunas cositas en su sitio y en fin…, de nuevo he vuelto a la rutina.
Esta tarde ha tocado regar las macetas que las pobres están frititas a excepción de las que están en la terraza, que esas si han recibido el agua de la lluvia.
Como os decía, ha tocado regar macetas y para el final he dejado las que más pesan y como también necesitan más líquido, las he llevado al patio unas y otras a la terraza. He disfrutado del escaso sol que a candilazos asoma y desaparece, según las caprichosas nubes le hacen sombra o se esfuman en cuestión de instantes. Esta primavera está resultando atípica, pero agradecida por el agua caida al campo y por los innumerables alérgicos que vivimos en estos parajes olivareros.
Como siempre que me pongo a contaros cositas, el santo se me va al cielo y me voy por las ramas… ¡ay Roko si me leyeras como afirmarías estas cosas que estoy contando, e incluso dirías que empiezo con los cartones y... jajajajaja, mejor lo dejo, porque eso solo lo entendemos tú y yo!
A lo que iba…, he sacado las macetas grandotas y ¡ohhhhhhhh sorpresa! ¿Qué creéis que me ha pasado? Sí, sí, ¡lo habéis adivinado, de nuevo ellos han hecho de las suyas, sí “los dioses menores” han actuado de nuevo!, pero esta vez no me he enfadado, ni les he tenido que reñir. Esta vez me han hecho sonreír (claro, después de lo que os cuento), porque el ingenio que tienen no tiene límite.
Cuando tan atareada iba con mi regadera a limpiar hojas y humedecer la seca tierra, mi amiguito (sí el que me ayudó a pelar ajos), sale de entre las hojas y cogido a una ramita ya reseca e imitando a Tarzán (no hace el gritito tarzanero, sino lo digo por la forma de trasladarse y acercarse a mí), me dice: “Nani, ya me he duchado así que mucho cuidado”. Si hoy no me ha dado un infarto ya no me da nunca. ¿Cómo reaccionarías tú que me lees, si de pronto cuando vas a regar una maceta te viene alguien de esa forma y con voz chillona te suelta esa frasecita? He ido a recuperarme a la silla que tengo a propósito para tomar el sol y de paso leer unos capítulos del libro que tengo empezado y de pronto tengo a los ochos “dioses menores” delante de mí y preocupados por el susto que me he llevado.
Se han puesto a escalarme y en un piz-paz, he tenido a uno en la oreja, otro en el escote de mi camisa, otro entre el pelo masajeando mi cuero cabelludo, otro en mi mano, el que siempre está de guasa en mi hombro y besando mi cuello (me hace cosquillas el mu joío) y el resto encima mía como Dios les ha dado a entender. Me dicen que como yo no estaba y no han tenido su ración de verduras, se han refugiado en las macetas para poder proveerse de clorofila y además como está el tiempo como está, tampoco han podido hacer su fotosíntesis diaria así que mientras yo volvía o no, necesitaban asegurarse de su supervivencia con lo que tenían a su alcance y claro, han recurrido a estas plantitas que tenemos en casa. Como veis no he podido enfadarme, el error lo he cometido yo, debí dejarles alguna buena ración de verduras y además alguna puerta abierta al exterior para que aprovecharan los pequeños momentos que se disfruta en esta primavera del “solito” (como decimos los andaluces) y que tanto necesitamos los que vivimos en estos lugares del sur.
Para compensarles le he prometido una tortilla de espinacas para esta noche, una ensalada variada para mañana y para que me perdonen el despiste, un bol enterito de frutas naturales aderezadas con nata montada y caramelo. ¡Ah, y les he prometido que el primer día de sol radiante que amanezca, nos vamos con un remojón de naranja al campo a disfrutar correteando y hacer la fotosíntesis a nuestras anchas!
Esta tarde ha tocado regar las macetas que las pobres están frititas a excepción de las que están en la terraza, que esas si han recibido el agua de la lluvia.
Como os decía, ha tocado regar macetas y para el final he dejado las que más pesan y como también necesitan más líquido, las he llevado al patio unas y otras a la terraza. He disfrutado del escaso sol que a candilazos asoma y desaparece, según las caprichosas nubes le hacen sombra o se esfuman en cuestión de instantes. Esta primavera está resultando atípica, pero agradecida por el agua caida al campo y por los innumerables alérgicos que vivimos en estos parajes olivareros.
Como siempre que me pongo a contaros cositas, el santo se me va al cielo y me voy por las ramas… ¡ay Roko si me leyeras como afirmarías estas cosas que estoy contando, e incluso dirías que empiezo con los cartones y... jajajajaja, mejor lo dejo, porque eso solo lo entendemos tú y yo!
A lo que iba…, he sacado las macetas grandotas y ¡ohhhhhhhh sorpresa! ¿Qué creéis que me ha pasado? Sí, sí, ¡lo habéis adivinado, de nuevo ellos han hecho de las suyas, sí “los dioses menores” han actuado de nuevo!, pero esta vez no me he enfadado, ni les he tenido que reñir. Esta vez me han hecho sonreír (claro, después de lo que os cuento), porque el ingenio que tienen no tiene límite.
Cuando tan atareada iba con mi regadera a limpiar hojas y humedecer la seca tierra, mi amiguito (sí el que me ayudó a pelar ajos), sale de entre las hojas y cogido a una ramita ya reseca e imitando a Tarzán (no hace el gritito tarzanero, sino lo digo por la forma de trasladarse y acercarse a mí), me dice: “Nani, ya me he duchado así que mucho cuidado”. Si hoy no me ha dado un infarto ya no me da nunca. ¿Cómo reaccionarías tú que me lees, si de pronto cuando vas a regar una maceta te viene alguien de esa forma y con voz chillona te suelta esa frasecita? He ido a recuperarme a la silla que tengo a propósito para tomar el sol y de paso leer unos capítulos del libro que tengo empezado y de pronto tengo a los ochos “dioses menores” delante de mí y preocupados por el susto que me he llevado.
Se han puesto a escalarme y en un piz-paz, he tenido a uno en la oreja, otro en el escote de mi camisa, otro entre el pelo masajeando mi cuero cabelludo, otro en mi mano, el que siempre está de guasa en mi hombro y besando mi cuello (me hace cosquillas el mu joío) y el resto encima mía como Dios les ha dado a entender. Me dicen que como yo no estaba y no han tenido su ración de verduras, se han refugiado en las macetas para poder proveerse de clorofila y además como está el tiempo como está, tampoco han podido hacer su fotosíntesis diaria así que mientras yo volvía o no, necesitaban asegurarse de su supervivencia con lo que tenían a su alcance y claro, han recurrido a estas plantitas que tenemos en casa. Como veis no he podido enfadarme, el error lo he cometido yo, debí dejarles alguna buena ración de verduras y además alguna puerta abierta al exterior para que aprovecharan los pequeños momentos que se disfruta en esta primavera del “solito” (como decimos los andaluces) y que tanto necesitamos los que vivimos en estos lugares del sur.
Para compensarles le he prometido una tortilla de espinacas para esta noche, una ensalada variada para mañana y para que me perdonen el despiste, un bol enterito de frutas naturales aderezadas con nata montada y caramelo. ¡Ah, y les he prometido que el primer día de sol radiante que amanezca, nos vamos con un remojón de naranja al campo a disfrutar correteando y hacer la fotosíntesis a nuestras anchas!
… y ahora prometo pasar por vuestras casas, porque esta semanita os he tenido muy abandonaditos…
Tengo que pedir disculpas y agradecer al mismo tiempo, estas consideraciones, que por falta de tiempo en estos últimos días y meses no había hecho. Os pido me perdoneis y os doy beso lleno de agradecimiento a...
NOEMÍ PASTOR DE "BOQUITAS PINTADAS". POR EL PREMIO A LA "CALIDEZ". MUCHÍSIMAS GRACIAS PRECIOSA.
MUCHAS GRACIAS DRIADA POR ESTA ROSA "EMINENCE", ME LA OFRECIÓ EN SU DÍA PERO NO SE LO AGRADECÍ EN SU MOMENTO.
Todos estos detalles que tenéis conmigo, os los concedo a los que dedicáis unos minutos de vuestro tiempo leyéndome. Muchas gracias a todos.
Nani. Junio 2008.