Los dibujos se los cojo prestados a http://mariapahn.artelista.com/
La escucha con admiración y perplejidad. Las razones que da al señor que la interroga son tan convincentes, que se olvida de todo para tan solo saber más de lo acontecido.
Cuando habla de su hija los ojos le brillan y piensa si ella podría hacer lo mismo. Intenta empatizar y el vello se le eriza.
La interrogada dice que ha cumplido ya los ochenta. Mira a la persona de parecida edad que tiene cerca y no puede evitar la comparación.
La que habla toda fortaleza, la otra que lo ha tenido todo, cree no tener nada.
La primera lo perdió todo al desaparecer su pequeña flor.
La otra, perdió la alegría al creer que no era suficiente.
La primera dice que lucha por encontrar el pequeño capullo que brotó de aquel rosal que le robaron los uniformados, que ese es su objetivo y que no va a descansar hasta encontrarle.
La otra no dice nada, vive para regodearse en su acidez.
La primera parece una joven llena de energía.
La segunda está ajada y apagada.
La que está llena de vida su finalidad es darla.
A la otra, apenas le queda esperanza ni ilusión.
La primera brilla porque su meta está llena de esperanza.
La segunda no sabe que hay algo más y sigue amargada en su regodeo.
La primera sonríe con amor, la otra sigue en su ignorancia.
La primera sigue resplandeciente en la pantalla del televisor. El presentador le da las gracias, la despide y le desea suerte: “Ojalá encuentre a su nieto, no pierda la esperanza”.
Esta contesta al presentador: “Las abuelas de Plaza de Mayo no la perdemos”.
La otra mira la pantalla, pero ni se ha enterado, sigue en otra galaxia.
A esta segunda, la mira su nieta y sin apenas darse cuenta, seca una gotita que le resbala por el rostro.
Nani. Junio 2010.