Foto, Nani.
Llegué a un pueblo fantasmagórico. Las calles estaban embarradas y sin asfaltar y para colmo de males, desde hacía décadas sin corriente eléctrica. Cuando entré en la pensión donde tenía que alojarme, casi tropecé con el techo debido a mi elevada estatura y llegué a tener la certeza de haberme introducido en la Edad Media, cuando me sirvieron para cenar una sopa de ajos tan rancia y consistente que podía ser cortada con unas tijeras, pero para ganar la apuesta, tenía que continuar y esperar a la madrugada y conseguir un mechón de cabello de la dama que salía de la nada y se paseaba palmatoria en mano, por toda la estancia.
Nani. Noviembre 2011.