
Se fue muy despacio hacía su casa pensando si en esta ocasión todo se mantendría en los lugares que los dejó. La última vez le habían cambiado de sitio la ropa interior, la pasta de dientes estaba en el cajón de los maquillajes y las servilletas en el estante de los vasos. Los yogures los pusieron en el lavadero y dentro de la nevera metieron al padre de Nerón. Se pasaron con la puñetera broma y que Nerón y su padre fueran mascotas de goma eva, no les daba derecho a hacerle esas cosas. Era cierto que desconfiaba. Decían que no tenía sentido del humor pero sus bromas eran pesadas y creía debían haberlas guardado en el desván..., ¡por lo menos! Ellos se iban después de cenar y era cierto que no le hacía gracia haberlos dejado de nuevo solos a su libre albedrío.
-¡Bromitas a mí, jope, igual la próxima les enseño mi sentido del humor, dicen que quién ríe el último, ríe mejor!
Nani. Octubre 2011.