Este
año disfrutaría de asignaturas pendientes entre ellas, una era quedarme horas mirando la obra de Velázquez
para empezar.
Me
dirigí al Prado y allí comencé a disfrutar de cada pincelada, cada trazo y
color, hasta que delante de “La Adoración de los Reyes Magos”, las manos de la
virgen se desplazan y me entrega al niño. Incrédulo me quito las gafas, me
restriego los ojos, miro a todos lados y cuando fijo otra vez la mirada en la
pintura, ella me sonríe, me guiña un ojo y me desmayo.
En
el hospital dice el doctor que estoy agotado.
Nani. Diciembre 2017