miércoles, 14 de noviembre de 2018

HORIZONTE



Para que luego digan que lo monstruos somos nosotros cuando nos disfrazamos  en un espectáculo e interpretamos a los crueles del guión. Se enojan los que prefieren ondear un símbolo y dejar que los niños, padres y abuelos, se mueran en un descampado, en un estrecho o cruzando para llegar a un país en donde creen encontrarán pan.


DE TRAPO

Para que luego digan que lo monstruos somos nosotros pobres peluches sedosos y mullidos, por muy feos que nos diseñen en los comic o dibujos animados. Solo damos amor a los que duermen con nosotros, somos sus tiernas mascotas, en el fondo seres de trapo como cada cual en manos de los verdaderos ogros. En nuestra escasa inteligencia de pelele, deducimos que monstruo es todo aquel que le corta la respiración a sus semejantes o el que no ve nada más que su ego, sin importarles nada ni nadie y sin recordar que también amaron a un peluche.

Nani. Noviembre 2018

domingo, 11 de noviembre de 2018

SALA DE EXPOSICIONES


#DíadeMuertos
Concurso de historia del Día de Muertos. Zendalibros.com



Para esta semana se programó como actividad con los chicos, ir a la sala de exposiciones de la ciudad. Con motivo de la festividad del “Día de Muertos” en México, los nativos mejicanos han organizado una exposición para los que aquí vivimos con el deseo de mostrarnos tanto a nosotros como a los compañeros de sus hijos, esa costumbre tan llamativa y ancestral que ellos tienen.
Todos los chicos e incluso profesores, hemos ido muy expectantes e ilusionados. Quizá todos estemos influenciados “entre comillas” en los últimos tiempos, por las fiestas que introducimos de otros lugares, como puede ser Halloween y más reciente, alguna película de animación que tanto nos llama la atención.
Para empezar, el señor que ha hecho de guía nos ha dicho que no nos creamos que esta fiesta la dejó la cultura española cuando llegó Colón y les descubrió (…, haciendo un inciso, creo entender que tampoco fue Colón el descubridor de las américas, sino que fueron unos vikingos que entraron por el norte muchísimo antes, pero bueno, eso lo dejaremos para otra clase), sino que ya cuando los españoles llegaron, ellos llevaban haciendo esos homenajes a sus muertos toda la vida, siendo testimonio sus jeroglíficos, dibujos y piedras esculpidas en los edificios milenarios allá en tierras americanas. Es cierto que han cogido costumbres nuestras y de otros países (los celtas también influyeron mucho en Halloween aunque no lo creamos), así como nosotros por ejemplo, hemos cogido y estamos cogiendo costumbres de otros sitios. Lo bueno de la vida es que somos multiculturales y lo mismo que hacemos con las costumbres y celebraciones, deberíamos hacerlo entre nosotros y aceptarnos más, porque lo contrario es antinatural (como ocurre con el racismo o xenofobia, prejuicios históricos o religiosos y muchas otras cosas absurdas). Pero bueno, volvamos a lo que hemos aprendido y disfrutado. Nos cuenta nuestro guía, que los mejores alimentos y frutos (como hemos comprobado), las mejores recetas y con más esmero cocinadas, las dejan para “el día de muertos” y las colocan en los altares llenos de luz, telas coloridas, flores y por supuesto fotos e imágenes de todos los seres que se fueron, pero que con estos actos, lo que quieren significar es que no los olvidan; por lo tanto todas las familias comparten ese recuerdo como el día en que estuvieron juntos y con vida, por eso les da lo mismo ir a la tumba a poner el altar, en casa o cualquier otro lugar que sea relevante para esa familia, ya que el fin como hemos dicho es que sepan los que se marcharon y los que están presentes, que no se olvidan nunca de ellos y que les tienen presentes formando parte de todos ellos. Compartiendo todo lo mejor que poseen e incluso lo que no pueden tener durante el resto del año, haciendo un gran esfuerzo para ese día, demostrando con sus canciones, bailes y toda la alegría que son capaces de expresar, que siguen siendo parte de todos ellos y teniendo un lugar principal en sus vidas, mientras tengan conciencia y un hilo de aliento.

Nani. Noviembre 2018

#DíadeMuertos

viernes, 9 de noviembre de 2018

EL AMOR DE MI VIDA











A la tierna edad de los 14 añitos, quise aprender a escribir a máquina y mis padres todo solícitos me regalaron en mi cumpleaños, una Olivetti Studio 45 de color azul turquesa fuerte. Tenía su maletín, su funda, escobillas para limpiarla y yo me quedé petrificado con mi gran regalo.
En mis horas libres la sacaba del estuche, la colocaba sobre la mesa camilla y allí empezaba a colocar mis dedos sobre el teclado. Aprendí el lugar de cada letra de nuestro alfabeto y comencé ese “Tac, tac, tac…”, seco y rotundo que emitía mi querida Olivetti. Mis padres y hermanos estaban hasta el gorro del ruidito monótono que mis dedos producían al artefacto azul turquesa, y que no conseguía que fuera más aburrido, pesado y con una velocidad tan escasa que quemaba la paciencia del santo Job. Así que viendo el panorama, me fui a una academia dónde me colocaron en un pupitre con una máquina del año de Maricastaña, conseguida en el desecho del ayuntamiento u otros organismos, cuando acabó la guerra civil española y cambiaron el mobiliario. Allí conseguí algún avance (mi empeño era grande), ya que no molestaba a los demás alumnos que estaban en las mismas circunstancias que yo y el tiempo empleado fue importante. A veces nos tapaban los ojos, otras las manos y me familiaricé con el teclado consiguiendo la velocidad “adecuada”, pero como estaba en la edad de pillar palomicas, a veces mis cuartillas eran un sin fin de errores y cambios de “b por v”, “m por n”, “t por r”. La verdad es que no avanzaba gran cosa.
Más tarde, comenzaron los primeros ordenadores a pulular por las academias, colegios etc. Hice algunos cursos e incluso terminé mis estudios de administrativo-contable. Aquello era otra cosa. Cuando terminaba la carta o el documento antes de guardarlo, lo corregía y empezó a crearme una pasión y admiración que incluso daba besos a la pantalla de mi ordenador a la vez de saltos de alegría. Ya no tenía que romper el documento y volverlo a hacer. Se fue pasando aquella tensión que me oprimía el alma cada vez que me enfrentaba a mi Olivetti o a cualquier otro modelo y comencé a enamorarme de mi ordenador, aunque rudimentario me sacaba de todos mis apuros, despistes y agobios que ya siendo más mayor, no eran de recibo en mi puesto de trabajo.
Sentí con el tiempo separarme de aquellos enormes aparatos ruidosos, que me dejaban colgado de vez en cuando a pesar del amor que yo les profesaba. Hoy soy un amante empedernido de cualquier portátil que se precie, no tengo manías y puedo relacionarme con cuatro o cinco al mismo tiempo. Puede que sea un adicto, pero no solo me caso con ellos, sino que los tengo en un pedestal e incluso bailo, cuando alguno me ofrece melodías fascinantes. ¡Son el amor de mi vida!!

Nani. Noviembre 2018

lunes, 5 de noviembre de 2018

PUNTOS DE SUTURA


Era lo único que podíamos hacer por él,  dadas las circunstancias y lo que en apariencia se deducía. Lo que no supimos en aquel momento, era que estaba totalmente roto y nosotros solo queríamos coserle la brecha de la frente.


AQUÍ NO EXISTEN LOS MILAGROS

Era lo único que podíamos hacer por él,  dadas las circunstancias -explicaba el tutor al resto de profesores. El chico tiene algún interés pero cuando llega a casa tropieza con el hermano mayor que es yonqui, la madre tiene que ir algún día que otro a visitar al padre que está en el trullo y a la vuelta, trapichear y venderse para conseguir papelinas y pan. Y para colmo, a los abuelos ya no les quedan fuerzas.

Nani. Octubre 2018

sábado, 3 de noviembre de 2018

UNA CHARLA GRATIFICANTE





Sandra es una  persona a la que le gusta mucho cambiar impresiones con sus semejantes, pero por su trabajo haciendo corre turnos, no coincide con mucha gente de su edad o con quienes estén dispuestos a entablar una conversación. Hoy por ser festivo, haber coincidido con su día de descanso y comprobar que hace un sol espléndido, se ha colocado el vestido de las grandes ocasiones, ha cambiado sus zuecos de trabajo por unos zapatitos de tacón bajo y se ha dispuesto a pasear en un principio; después se ha sentado a tomar el sol en un banco del parque, donde hay un chico joven hablando por teléfono. Ha imaginado que cuando termine podrán conversar, pero la charla se alarga y según va deduciendo, habla con una amiga de la pareja con la que parece ha pasado la noche. Le pide que no le cuente nada a la amiga y que cuando le parezca, pueden repetir ya que la experiencia ha sido muy gratificante. Sandra no entiende como si habiendo estado con ella hasta hace un rato, lo que le está comentando no lo ha hecho en persona. Aunque ella aún se resiste a comprar un teléfono móvil y será por eso -imagina. Creé que hablar cara a cara es mucho más agradable y para las ocasiones necesarias, tiene el teléfono sobre la mesita rinconera del salón. Más tarde y como ya está prejuzgando sin tener verdaderos motivos, decide que es mejor retirarse y seguir caminando, igual encuentra más adelante con quién cambiar algunas impresiones. Se levanta y se encamina hacia el bulevar. Piensa que en alguna terraza de las cafeterías que hay por todo el camino de regreso a casa, puede que haya algún conocido con el que pueda sentarse a tomar una deliciosa infusión y mientras, hablar un buen ratito bajo los rayos solares. Al llegar a su portal,  busca en el bolso la llave para abrir la puerta, comprobando que una vez más ha conversado con ella misma y llegando a la conclusión de que pertenece a otro tiempo, que las personas antes se llamaban para quedar y disfrutar de su compañía y sus cambios de impresiones y hoy, prefieren utilizar un aparatito y huir de lo que verdaderamente compromete o es auténtico. Cuando se dispone a entrar en el portal, se da cuenta que le apetecía tomar una infusión en una terraza y que no lo ha hecho por no encontrar a ningún conocido, así que como no le parece justo, cierra la puerta y retrocede por donde llegó, se sienta en la primera terraza, se pide un té verde con jengibre y se recuesta disfrutando del calor solar y del aroma de su taza humeante. De todas manera conversar como ella lo hace, le ayuda a reflexionar y a darse cuenta de lo que es auténtico o no lo es y se siente feliz de por lo menos, ser libre de escoger cómo vivir y respirar. 

Nani. Noviembre 2018

             

lunes, 29 de octubre de 2018

DESAYUNO CON... PRENSA



Como todos los días me dispongo a leer el diario. Comienzo siempre por el final, es una afición que me contagió el abuelo. De niña me gustaban los anuncios sobre todo, cuando se acercaba Navidad. Los juguetes de los grandes almacenes, me hacían soñar que ese año tendría la muñeca que tanto me gustaba. Después leía los anuncios por palabras, activaban mi imaginación aunque los tristes casi los saltaba, ¡ahora ya son otra cosa! Poco a poco crecía mi interés  (me sigue pasando), al ir acercándome a la crónica de mi autor favorito, aquel que me había dado clases en la facultad. Entre tanto, mi desayuno predilecto. Café con leche, tostada con aceite de oliva y tomate rallado o mermelada de pimiento rojo, para finalizar con un buen vaso de agua. Cuando me acerco a las primeras páginas, mi dedo pegajoso se posa sobre la foto del día. Es mi manera de mostrar mi disconformidad y asegurarme que ese que  tanto posturea y miente a diestro y siniestro, es un pringado y no lo votaré.

Nani. Octubre 2018

sábado, 27 de octubre de 2018

¿A QUÉ HORA COMEMOS?





No entiendo por qué debo cambiar la hora esta noche. Qué si a las tres, tengo que marcar las dos y dormir una hora más, o ¿es al contrario? Siempre nos hacen un lío y esta vez, hasta al reloj se le ha ido la pinza o mejor dicho, las manecillas y se ha declarado en huelga. La máquina va por un lado y la caja por otro, de seguir así esta noche estaremos perdidos en el tiempo. Desde aquí hago un ruego. No os comáis el tarro y dormir a pierna suelta, que de todas maneras, mañana a las doce será…, Ufff, ¿qué hora será? En fin comeremos cuando nos de hambre y el lunes Dios dirá.

Nani. Octubre 2018