Imagen subida de la red
Se
disponía a hacer la limpieza cuando entró al trastero donde guardaba todos los
objetos necesarios y en el momento de ir a coger la aspiradora por el mango,
esta le propinó una descarga que casi sus nalgas se estrellaron contra el suelo.
Resulta
que llevaba con este artilugio unos cuantos meses, adquirido a unos señores que
pasaron por casa y consiguieron embaucarla contándole infinidad de ventajas e
incluso, le dijeron que en algún momento podía ser mágica, pero no le contaron
nada al respecto del descaro que mostraba.
Ya
en otro momento, le pareció que se negaba a arrancar la suciedad que habían
dejado los pequeños, en el sofá y sillas
del comedor y es que esos pequeños no eran niños normales, sino que como en el
colegio les bautizaron, eran una réplica de Zipi y Zape. Seres bajitos, capaces
de sacar el sol de la cabeza a los padres más valientes.
Cuando
consiguió reaccionar, con la mirada la interrogó e incluso, de sus labios salió
una pregunta con cierta acritud:
─
“¿Quién te crees que eres?”
Acto
seguido, el artilugio hizo un amago de movimiento y con voz chillona contestó:
─
¡Estoy jartita de que me utilices y no me alimentes nada más que cuando se te
antoja! ¿Hasta cuándo crees que vas a tenerme sumisa y sin protestar? ¡Te has
olvidado de cargar mi batería!
Con
cara de póker, se quedó pensando que el mundo estaba cayendo en manos de los
robots. Ya le había arreado una aspiradora el primer guantazo. ¿Qué sería lo
que viniera después?
¡Mal
asunto es el futuro que nos espera!, ─pensó.
Nani.
Enero 2023