viernes, 4 de abril de 2008

UN TERREMOTO DE ALUCINE





















Esta entrada tiene la intención de aclarar las dudas surgidas a Nanny de Testamento de Miércoles, en un comentario hecho por mí y unos vecinos que tuve. Nanny espero que la curiosidad quede saciada, jajajajajajaja.

Veréis, tengo un sueño muy pesado y a no ser que me desvele como todo el mundo por una preocupación, cuando caigo en la cama se puede hundir el cielo con la tierra que ni me entero. Os voy a poner un ejemplo: “Aquí en Andalucía y en Semana Santa, todos los días andan las bandas de tambores y trompetas por todas las calles y a todas horas. En donde resido hay una banda en particular que tanto las trompetas son muy especiales por su sonido un tanto peculiar como por el material del que están fabricadas que es el latón así como los tambores que son enormes y hacen un ruido muy estridente. Bien, pues un día al amanecer les tocó hacer su concierto tamboril debajo de mi ventana (no me estaban echando una serenata, sino que a un hermano de esta cofradía a la que pertenece la banda de trompetas y tambores le tocaban diana, ¡otra costumbre!, y este vivía en el mismo bloque). Os puedo asegurar que ni me enteré con la consiguiente indignación de mi partenaire y resto de familia a los que les tocó estar con los ojos como platos, ya que según ellos retumbaban y temblaban cristales, puertas y el bloque al completo, pero ya os digo, eso es lo que ellos dicen porque yo no me enteré de naica, naica, como un bebe recién amamantado seguía durmiendo plácidamente.
Os preguntareis que a que viene toda esta perorata, pero si no cuento esto anterior no se podría comprender lo que sigue y de paso podáis comparar y no me vayáis a tachar de exagerada... ¡Sí es verdad, soy andaluza, pero os prometo que no exagero! y ahora, al meollo...
Ese afortunado día sería sobre las tres de la madrugada cuando sobresaltada me desperté y con mucha inquietud y aturdimiento, le dije a mi media naranja: “Ann...¿Qué está pasando, hay terremoto? La cama se mueve, ¡da la luz por favor!”
A esto escucho que Ann... está muerto de risa, ¡él que es un aprensivo de mucho cuidao y que por todo se preocupa, se parte de risa con un terremoto semejante! Me incorporo en la cama toda irritada, preocupada y pensando que estoy soñando. Me restriego los ojos y lo zarandeo para asegurarme que estoy despierta y que estoy en mi cama. “Por Dios, todo se mueve. Ann... no está asustao y se ríe a pata suelta. Yo que no me asusto normalmente por cualquier cosa estoy apabullada, por lo que pienso que algo pasa o que estoy en otra galaxia, que nos han mandao en un platillo volante pa otro lao y le han cambio el chip a mi Ann”... y sigo zangarreando al extraterrestre que está en la cama a mi lao, mientras le grito: “¡Pero Ann..., no te quedes así que hay terremoto, que la cama se mueve, que la pared se mueve, que el suelo se mueve...! ¿No escuchas ese troc, troc, troc y cada vez más acompasados los troc, troc y más sonoros? ¡Ohhhhhhhhh, pero haz algo, si además grita una mujer, que tiene que haber pasado algo!”, (mi histeria iba en aumento, como las carcajadas de Ann...)
Impotente me levanto, doy la luz y me digo a mi misma: “Nani esto no está pasando, estás soñando, pa que luego te quejes de que tú no sueñas”
Pero no, Ann... está muerto de risa y me dice con el dedo índice en la boca: “Siiiihhhhhh, calla que son las tantas de la madrugada y te van a escuchar los vecinos, ¡Pa vecinos estoy yo, joder! – y a la vez - ¿Pero no ves que son los vecinos del piso del al lao, que están echando un ratico?
Me paro a pensar. Los vecinos del al lao, que parece es de donde provienen los ruidos y ahora se me pone la piel de gallina, ¡una mujer grita, gime, aulla! (porque ahora me doy cuenta, seré ingenua, ¡esa mujer gime!), ¡Que coña gemidos, ALARIDOS o AULLIDOS impresionantes e increíbles es lo que estoy escuchando!, pero... ¿puede haber en este mundo personas con ese ímpetu y que sean capaces de mover el tabique donde está apoyada la cabecera de mi cama? ¡Por Dios, sigo pensando que soy muy ingenua!, porque esto no me lo puedo creer y pensaba que solo ocurría en algunas escenas de las películas de Alfredo Landa o semejantes, pero en la realidad...., ¡ni de coña!
En fin, que entre bromas de mi Ann..., mi asombro y mi sueño, le digo a este que voy a seguir durmiendo y entonces y cuando empiezo a coger el sueño, de nuevo el terremoto comienza así como los alaridos. Ya me empiezo a mosquear y Ann... también, (a otro día había que trabajar). Como Ann... es muy puñetero para coger el sueño empieza a ponerse nervioso y me toca ahora calmarle. Parece que todo empieza a recobrar la calma y nos disponemos a conciliar el sueño, cuando de nuevo empieza el tropel, los alaridos y los aullidos. Me levanto, cojo la bata, me la pongo y me encamino a la salida del piso. Ann... me atrapa cuando tengo el dedo índice casi apoyado en el timbre de mis vecinos, diciendo con voz tenue: ¿Dónde vas? – a lo que contesto toda irritada – “A llamarles para decirles que lo hagan como las personas, que yo no tengo porqué enterarme de sus %&”$/$”$%&ª$%&/ y bla, bla, bla..... “
Ann... tira de mí ya en el rellano de la escalera a milímetros del timbre. Me coge con fuerza y me mete de nuevo en nuestro piso cerrando la puerta mientras me dice: “¿Pero cómo vas a ir a decirles nada? Ejemmm... ¡Da un poco de apuro!
Tiras y aflojas entre nosotros y parece que la calma llega, nos volvemos a la cama y rendidos nos quedamos dormidos.
Pero ¿creéis que esto quedó ahí? ¡Pues no! Durante la semana (lunes, martes, miércoles y algunos jueves, no pasaba nada) pero durante meses, esto se repetía en el piso de enfrente donde vivía un chico que seguramente vino a hacer trabajos temporales y como os decía, se repetía algunos jueves, viernes, sábados y algunos domingos, hasta que la asociación de vecinos nos reunimos para solucionar esos conflictos habituales (recibos, portería, limpieza de escalera, etc.) y surge el tema.
La pobre Rosita que vive debajo del “susodicho” y que lleva guardando luto riguroso por su marido infinidad de años (porque le quería mucho y lo echa de menos, simplemente por aclarar, comento esto), dice: “Yo noto como si se arrastrara la cama sobre mi cabeza y como si una apisonadora o una manada de elefantes me pisoteara por encima” (me olvidaba comentar que esto sucedía en la tercera planta), así que mi pobre vecina Rosita estaba en la segunda planta y la presidenta de la asociación de vecinos (un poco repipi la pobre, dicho sea de paso y que conste que no es por criticar) y que vive en la primera planta, comenta: “La primera vez que lo escuché, también creí que había un terremoto”. La señora que vivía en el piso debajo del mío (segunda planta), también viuda dijo muy tímidamente: “Yo también los escucho y creo que ya se pasan”. Cuando comenté en casa lo que habíamos hablado en vez de solucionar la limpieza de la escalera, mi hijo me comenta con una risita burlona: “Mamá yo también lo escucho, jajajajajaja” (...y mi hijo tenía su habitación al otro extremo del piso y por medio hay un patio de luces (gracias a Dios que nos mudamos de aquel lugar, aquello ya se estaba convirtiendo en un zoológico...)
... y bueno, en la reunión de vecinos se acordó que si aquello proseguía, habría que decirles algo y hubo que decirlo. Le tocó a la presidenta (y repipi) por aquel tiempo (lo de presidenta, repipi sigue siendo) y cual fue nuestra sorpresa cuando conocimos a aquella criatura que venía “todos los fines de semana”. Chiquita y redondita ella, pero que puñeta… ¡con unas energías de mil demonios!... y supongo que mi vecino el solterito, con unas pilas de esas que... ¡duran, y duran y duran...!
En fin, al final ella dejó de venir y después se fue él, así que el terremoto puede que surja los fines de semana en cualquier lugar de este mundo, de esta península o cualquiera sabe donde se repiten dichos... ¿Cómo les llamaríais vosotros?



Nani. Abril 2008.


Un premio es un satisfacción y le tengo que dar las gracias a Ana Ortiz por haberme concedido el premio "Esfuerzo Femenino". De nuevo muchas gracias Ana, ha sido un placer recibirlo.
A mi vez, yo se lo concedo a todas las mujeres que por aquí se pasan y pierden unos minutos leyendo mis relatos y otras cosas que surgen, como por ejemplo la entrada que acabais de leer. Muchas gracias a tod@s por pasaros, siempre habrá una butaca mullida en esta humide casa endendida.


martes, 1 de abril de 2008

MONÓLOGO DE UNA FUTURA MADRE







La luz de la salita está en penumbra. La chica con los ojos entornados, está recostada en la butaca, con las piernas estiradas sobre un pequeño taburete y las manos posadas sobre el vientre abultado y que acaricia instintivamente y repitiendo los movimientos en circulo.

Chica: Estás creciendo bastante. A veces, cuando te mueves recuerdo la primera vez y el sobresalto que me llevé. No podía imaginar que te manifestaras como lo hiciste. Cuando seas grandote y estés aquí fuera, te contaré como me llamaste la atención y como me asusté porque debes saber que eres “un jodio niño” y te lo digo con mucho cariño, pero es que puñeta, me asustaste. Sentí como si unas manos me tocaran por detrás (igual que hace tu padre cuando estoy fregando los platos y llega todo solapao y claro, consigo dar un respingo). Pues como te decía, esa fue la impresión que tuve la primera vez que te moviste aquí dentro ¡so puñetero, me diste un susto de “órdago”!

La chica sigue acariciando su barriga, mientras cambia de posición las piernas y estira el torso.

¡
Cómo te gusta puñetero, que te pase así la mano! ¡Estoy segura que cuando estés aquí fuera, te gustará aún más que nos acurruquemos y nos sigamos diciendo estas cosas!


Nani. Abril 2008

miércoles, 26 de marzo de 2008

AL ENTRAR EN LA PASTELERÍA

Hoy te he buscado muy calladita para que no te espantaras como la última vez. No he hecho ruido. No he querido molestarte. Sólo quería verte y ver tu mirada, como me miraba. He querido escuchar tu voz. Después de tanto tiempo me he sobresaltado cuando te he escuchado. Todavía me pellizca tu voz y cuando no lo espero me sobrecoges, haces que mi interior de un respingo y me quede alerta esperando ver qué sucede. “¡Qué dices, qué digo! ¡Qué haces, qué hago! ¡Qué miras, qué miro! ¡Qué tocas, qué toco!”…y tú siempre me tocas, ¡me rozas por dentro! (no sé si a ti te ocurrirá otro tanto). Esa mirada tuya toca esa cuerda que tú sabes está siempre alerta, siempre en estado de “Do Mayor” y dispuesta a entonar la melodía del recuerdo. Del recuerdo dulce, porque el amargo lo enterré hace tiempo en la caja de música que hay encima de la cómoda. Lo dejé allí y le eché la llave para que no saliera nunca más, aunque quiero que su presencia me recuerde algunas cosas que no pueden volver a suceder. Y te he mirado, te he olido, te he escuchado y casi te he rozado, pero… tú no me has mirado, ni me has olido, ni me has escuchado, aunque casi me has rozado, cuando he pasado a tu lado y tú entrabas en la pastelería con tu hija. Esa hija que debió ser también mía y que por aquella mala interpretación, es tuya y de otra mujer que prefiero no saber como es, ni como se llama, ni si es bonita, ni si te quiere, ni nada de nada. Te he visto feliz, tu voz me ha sonado cantarina y la niña preciosa, así que he acariciado el recuerdo y me he vuelto por la calle contraria.




Nani. Marzo 2008.





miércoles, 19 de marzo de 2008

LOS DIOSES MENORES

Mario Stalin Rodríguez

Empezaron a salir de todos lados, de las ollas y sartenes, de los platos sucios y limpios, de las tarjas y hornos, de los estropajos y lavaplatos; de sus pequeñas potestades. Son los dioses menores, los de todos los días; los de los pisos y sillas, sillones y mesas para el café, libros y libreros; los dioses pequeños.
Empezaron a salir de todos lados, de sus pequeñas potestades y empezaron a caminar. Son los dioses menores y van a cambiar el mundo.

Porque hay dioses grandes que se ocupan de las grandes cosas; de los planetas y las estrellas, del ir y venir de los días y estaciones. Los dioses grandes se ocupan de que las cosas sigan como están, de que cada día el sol salga por un lado y se ponga por el otro, de que la luna le siga e ilumine la noche.
Los dioses grades se ocupan de las grandes cosas, de que todo siga como está. Cuando hay que cambiar el mundo, son los dioses los que empiezan a caminar.

Mi amigo Mario me ha regalado este dibujo y el cuento “LOS DIOSES MENORES” a cambio de haber acertado la respuesta al concurso que propuso hace un par de semanas (y que aún está vigente, puedes visitarlo). La verdad es que me ha hecho tanta ilusión y me ha gustado tanto que quiero corresponder a “Los Dioses Menores”, con este humilde poema:

POEMAS Y MÁS POEMAS

Un día recogí poemas por los pasillos

pero algunos debieron quedar desperdigados

y limpiando hoy con la bayeta,

uno saltó cantando a mi oreja,

otro se fue bailando al fregadero,

más allá había otro tocando la flauta

y casi tropiezo con un par

que estaban haciendo un dueto.


Los quise atrapar para guardarlos,

pero los vi tan felices y contentos,

que, guiñándoles un ojo, les dije:

-Andad, andad,

id sonrientes a coger soles y lunas,

id a llevar melodías,

corcheas y semicorcheas,

risas, fusas y semifusas

por otros caminos,

por distintos senderos.


Id a cantar a esos niños,

id a susurrar estos versos,

id despacito y seguros,

que yo me quedaré en la salita,

descansando y leyendo.

Se que es un simple poema, pero con él me he sentido identificada ya que tanto "Los Dioses Menores", como mis poemas, han pretendido hacer casi (creo yo), que las mismas cosas.

Muchas gracias Mario.

Nani. Marzo 2008.




sábado, 15 de marzo de 2008

EL CAFÉ


El café humea en la mesa mientras disfruta del aroma, del azucarero que no hace juego con la taza y sobretodo, de su espacio cuando suena el teléfono.
El recipiente de azúcar es el que vio de forma cotidiana día tras día y este momento es el que lo enlaza con la niñez, la juventud y la vida compartida con aquel ser extraordinario que la fortuna puso en su camino hasta que el destino la apagó cual pabilo. Por eso toma el café en aquella taza donde ella bebió sorbito a sorbo, todos los cafés que compartieron. Y ahora le interrumpen su momento, el que comparte con sus recuerdos y con la dulzura de los instantes agradables vividos. Duda si cogerlo o seguir el rito diario. De pronto recuerda que hoy le dan la nota de graduación y sin ser consciente del todo, se levanta con dificultad mientras susurra: “Niña, no nos deja tomar el café como cuando era pequeño, quiere que le sentemos entre los dos y contarnos sus aventuras, hoy quiere tomarse unos sorbitos de nuestro café”.


Nani. Marzo 2008.





lunes, 10 de marzo de 2008

MONÓLOGO (al desnudo)

Un hombre de mediana edad está sentado en la salita de casa. Es una habitación sencilla y muy bien organizada. Una pequeña librería, una mesita central, un sillón ocupado por el mismo y sobre la mesita, un vaso, una botella de agua y un libro que abre para continuar una lectura interrumpida. A los pocos minutos, se pasa una mano por la frente, cierra de nuevo el libro que deja otra vez sobre la mesa. Su cara muestra preocupación e intenta relajarse dejándose caer y entornando los ojos.

HOMBRE: No puedo con esta situación, Desde que nos separamos no me deja ver al niño. Es mi hijo y lo echo de menos. Necesito tenerle en mis brazos, besarlo y abrazarlo. El abogado dice que no cometa una locura, pero tengo que obligarla a que me deje tenerlo. Necesito ver como crece, necesito ver como sonríe y como comienza a pronunciar sus primeras sílabas.

El hombre se vuelve a pasar las manos por la cara, suben hacía la frente para ir bajando hacía la nuca, donde se detienen un buen rato.

Ya no puedo más, mañana mismo voy a verla. Nunca me porté mal con ella, ni la maltraté. Debería ser yo el ofendido, puesto que fue ella la que comenzó otra relación. Fue ella la que se marchó, primero con la excusa del posparto y quererse reponer en casa de sus padres y luego..., mejor no lo pienso, no lo soporto, todavía no lo he superado, pero lo del niño..., eso no lo consiento, eso... Es verdad que me equivoqué al querer retenerla hay cosas que cuando cambian, ¡cambian!, pero en lo que no me equivoco, es en querer compartir a nuestro hijo. Es de los dos y quiero disfrutar de él y tampoco se merece crecer sin su verdadero padre. Tengo que hacérselo comprender, todavía no sé como lo voy a hacer, pero... Sí, me equivoqué, pero no quiero volver a meter la pata. Quiero vivir en paz y esto es la guerra entre los dos y la víctima va a ser como siempre, el más inocente.

Nani. Marzo 2008.






miércoles, 5 de marzo de 2008

CARTA DE UN OLIVO ANDALUZ

Querida Tierra.
Soy el milenario olivo que sembraran los fenicios, romanos o árabes, ¡qué más da, ya ni lo recuerdo!, en una de estas preciosas regiones que tú nos has dado. Sólo sé que pertenezco a este mundo y que mis raíces están agarradas a ti, como el resto de vegetales y seres vivos, que nos nutrimos de esta tierra que nos has ofrecido, ya muy seca en la mayoría de la geografía que yo conozco y que de seguir así, puede que por muy poco tiempo. Según me cuentan las ráfagas de viento, los humanos no cuidan la naturaleza y es por eso, que todo está tan degenerado y en mal estado, sufriendo todos nosotros (vegetales, animales y humanos) bastante sed y cambiando todo lo que en su día nos ofreciste, para bien de nosotros y todo lo que habita el planeta.
Este año no te pude escribir para desearte un feliz invierno y como se aproxima la primavera, no quiero que pasen más días sin que sepas de mí. He estado muy ocupado con la recolección pero ya está tocando a su fin y antes de que empiece con la poda, la quema de ramón, el abono, hacer de nuevo los suelos, regar si fuera necesario y posible, debo como tú sabes que hago años tras año, darte las gracias por permitirme vivir en esta tierra tan sana y andaluza, donde respiro aire puro, sesear por encontrarme en la frontera cordobesa, granaina y jiennense y lo más importante, ofrecer mi rico fruto y zumo a todos los que me necesitan. Me siento orgulloso de formar parte de tu sudor y haber aprendido gracias a la diversidad de culturas que han impregnado tus poros y que han pasado a mis frutos para transmitir a tus habitantes todos esos principios, todos tus paisajes y características; incluyendo los tópicos tan normales, cuando todo es tan variopinto y tan... ¿cómo te diría?, no sabría expresarlo de otra manera…, tan diverso en colores, olores y sabores, tan distinto como es el ser humano, el mundo vegetal y animal.
Te escribo con alegría por todo lo dicho anteriormente, pero también con cierta tristeza. Noto como a la gente le está costando asimilar que todos pertenecemos al mismo entorno o volver a la mezcla de razas, cuando eso ha sido tan normal en esta tierra tuya. Como te decía, también me cuentan las ráfagas del viento, que se quedan a medio camino los seres que vienen de la hermana África, que cruzan el estrecho en unas pateras cargadas de criaturas apenas recién venidas a la vida y con un futuro por descubrir. No entiendo como se les permite que lleguen hasta aquí y de esa manera tan inhumana por parte de los dirigentes de este mundo nuestro y de los aprovechados de turno, perdiendo sus vidas una gran mayoría de ellos por conseguir el sustento personal y el de los que quedan al otro lado del Mediterráneo, por ejemplo; ocurriendo otro tanto con los que vienen de otros países lejanos como el continente americano, del este o de cualquier otro sitio más pobre. No comprendo que está pasando, porque todo eso que tu transmitiste durante tantos siglos, se está olvidando. La cultura se usa cuando conviene, los valores se desechan y de seguir así, me temo que la alegría, el llanto y el quejio que tienen nuestros cantes y bailes andaluces (también por ejemplo), sean agua pasada y otro tópico más sin haber servido de nada.
Madre tierra, quizá hoy me haya cogido un poco seco debido a la falta de agua que tienen mis raíces y por eso estoy tan melancólico, no me hagas mucho caso, pero por ser quién eres, tengo que dejarte estas lágrimas que se escapan de mis hojas y las dudas que le surgen a mi tronco. Ojalá el año que viene todo sea más bonito y te lo pueda contar.
De todas maneras, quiero que sepas que siempre formo parte de ti, como tú lo formas de mí.
Besos de este tu,
Olivo andaluz (que está algo triste por ver todo un futuro, pobre de ese futuro).


Nani. Marzo 2008.