Ilustración cogida de la red
Suspiró profundamente y
recogió dos cubiertos,
dos platos, dos vasos y los colocó
sobre la mesa. Esperó a que llegaran las catorce horas quince minutos para
servir la sopa, buscar la emisora de radio que a él le gustaba y sentarse en la
silla justo enfrente de la que él ocupaba. A las catorce horas dieciséis
minutos ya estaba temblando y cuatro minutos después, le salía un reguero rojo
por la nariz ya que parecía ser que la
sopa estaba salada.
ALERGIA AL RÍMEL
Suspiró profundamente y
recogió dos cubiertos
toda compungida. Salió del recinto y volvió a suspirar con alivio. Dos
comensales que fallaban y casi salta de alivio. Ahora sabía que la cena sería
esplendida. Gracias a ese esguince, hoy no habría temas escabrosos, doble moral
y lágrimas producidas por una alergia del rímel.
Nani.
Enero de 2014