Pesaban muy poco pero
aplastaban sueños
aquellas palabras que pronunció cuando me llamó a su despacho. Dijo que estaba
despedida por estar preñada, y se quedó tan pancho, que mi figura ya no sería
la misma y que una secretaria necesita tener una imagen resplandeciente.
Más
tarde me llamó para que volviera, decía que se había equivocado y que no había
otra como yo, que soñaba con mi reincorporación.
Fue entonces cuando le dije
que las palabras pesan según y cómo se pronuncien. ¡Qué los sueños…, sueños son
y el mío era tan real como mi vida!
Nani.
Abril 2018