viernes, 9 de noviembre de 2018

EL AMOR DE MI VIDA











A la tierna edad de los 14 añitos, quise aprender a escribir a máquina y mis padres todo solícitos me regalaron en mi cumpleaños, una Olivetti Studio 45 de color azul turquesa fuerte. Tenía su maletín, su funda, escobillas para limpiarla y yo me quedé petrificado con mi gran regalo.
En mis horas libres la sacaba del estuche, la colocaba sobre la mesa camilla y allí empezaba a colocar mis dedos sobre el teclado. Aprendí el lugar de cada letra de nuestro alfabeto y comencé ese “Tac, tac, tac…”, seco y rotundo que emitía mi querida Olivetti. Mis padres y hermanos estaban hasta el gorro del ruidito monótono que mis dedos producían al artefacto azul turquesa, y que no conseguía que fuera más aburrido, pesado y con una velocidad tan escasa que quemaba la paciencia del santo Job. Así que viendo el panorama, me fui a una academia dónde me colocaron en un pupitre con una máquina del año de Maricastaña, conseguida en el desecho del ayuntamiento u otros organismos, cuando acabó la guerra civil española y cambiaron el mobiliario. Allí conseguí algún avance (mi empeño era grande), ya que no molestaba a los demás alumnos que estaban en las mismas circunstancias que yo y el tiempo empleado fue importante. A veces nos tapaban los ojos, otras las manos y me familiaricé con el teclado consiguiendo la velocidad “adecuada”, pero como estaba en la edad de pillar palomicas, a veces mis cuartillas eran un sin fin de errores y cambios de “b por v”, “m por n”, “t por r”. La verdad es que no avanzaba gran cosa.
Más tarde, comenzaron los primeros ordenadores a pulular por las academias, colegios etc. Hice algunos cursos e incluso terminé mis estudios de administrativo-contable. Aquello era otra cosa. Cuando terminaba la carta o el documento antes de guardarlo, lo corregía y empezó a crearme una pasión y admiración que incluso daba besos a la pantalla de mi ordenador a la vez de saltos de alegría. Ya no tenía que romper el documento y volverlo a hacer. Se fue pasando aquella tensión que me oprimía el alma cada vez que me enfrentaba a mi Olivetti o a cualquier otro modelo y comencé a enamorarme de mi ordenador, aunque rudimentario me sacaba de todos mis apuros, despistes y agobios que ya siendo más mayor, no eran de recibo en mi puesto de trabajo.
Sentí con el tiempo separarme de aquellos enormes aparatos ruidosos, que me dejaban colgado de vez en cuando a pesar del amor que yo les profesaba. Hoy soy un amante empedernido de cualquier portátil que se precie, no tengo manías y puedo relacionarme con cuatro o cinco al mismo tiempo. Puede que sea un adicto, pero no solo me caso con ellos, sino que los tengo en un pedestal e incluso bailo, cuando alguno me ofrece melodías fascinantes. ¡Son el amor de mi vida!!

Nani. Noviembre 2018

lunes, 5 de noviembre de 2018

PUNTOS DE SUTURA


Era lo único que podíamos hacer por él,  dadas las circunstancias y lo que en apariencia se deducía. Lo que no supimos en aquel momento, era que estaba totalmente roto y nosotros solo queríamos coserle la brecha de la frente.


AQUÍ NO EXISTEN LOS MILAGROS

Era lo único que podíamos hacer por él,  dadas las circunstancias -explicaba el tutor al resto de profesores. El chico tiene algún interés pero cuando llega a casa tropieza con el hermano mayor que es yonqui, la madre tiene que ir algún día que otro a visitar al padre que está en el trullo y a la vuelta, trapichear y venderse para conseguir papelinas y pan. Y para colmo, a los abuelos ya no les quedan fuerzas.

Nani. Octubre 2018

sábado, 3 de noviembre de 2018

UNA CHARLA GRATIFICANTE





Sandra es una  persona a la que le gusta mucho cambiar impresiones con sus semejantes, pero por su trabajo haciendo corre turnos, no coincide con mucha gente de su edad o con quienes estén dispuestos a entablar una conversación. Hoy por ser festivo, haber coincidido con su día de descanso y comprobar que hace un sol espléndido, se ha colocado el vestido de las grandes ocasiones, ha cambiado sus zuecos de trabajo por unos zapatitos de tacón bajo y se ha dispuesto a pasear en un principio; después se ha sentado a tomar el sol en un banco del parque, donde hay un chico joven hablando por teléfono. Ha imaginado que cuando termine podrán conversar, pero la charla se alarga y según va deduciendo, habla con una amiga de la pareja con la que parece ha pasado la noche. Le pide que no le cuente nada a la amiga y que cuando le parezca, pueden repetir ya que la experiencia ha sido muy gratificante. Sandra no entiende como si habiendo estado con ella hasta hace un rato, lo que le está comentando no lo ha hecho en persona. Aunque ella aún se resiste a comprar un teléfono móvil y será por eso -imagina. Creé que hablar cara a cara es mucho más agradable y para las ocasiones necesarias, tiene el teléfono sobre la mesita rinconera del salón. Más tarde y como ya está prejuzgando sin tener verdaderos motivos, decide que es mejor retirarse y seguir caminando, igual encuentra más adelante con quién cambiar algunas impresiones. Se levanta y se encamina hacia el bulevar. Piensa que en alguna terraza de las cafeterías que hay por todo el camino de regreso a casa, puede que haya algún conocido con el que pueda sentarse a tomar una deliciosa infusión y mientras, hablar un buen ratito bajo los rayos solares. Al llegar a su portal,  busca en el bolso la llave para abrir la puerta, comprobando que una vez más ha conversado con ella misma y llegando a la conclusión de que pertenece a otro tiempo, que las personas antes se llamaban para quedar y disfrutar de su compañía y sus cambios de impresiones y hoy, prefieren utilizar un aparatito y huir de lo que verdaderamente compromete o es auténtico. Cuando se dispone a entrar en el portal, se da cuenta que le apetecía tomar una infusión en una terraza y que no lo ha hecho por no encontrar a ningún conocido, así que como no le parece justo, cierra la puerta y retrocede por donde llegó, se sienta en la primera terraza, se pide un té verde con jengibre y se recuesta disfrutando del calor solar y del aroma de su taza humeante. De todas manera conversar como ella lo hace, le ayuda a reflexionar y a darse cuenta de lo que es auténtico o no lo es y se siente feliz de por lo menos, ser libre de escoger cómo vivir y respirar. 

Nani. Noviembre 2018

             

lunes, 29 de octubre de 2018

DESAYUNO CON... PRENSA



Como todos los días me dispongo a leer el diario. Comienzo siempre por el final, es una afición que me contagió el abuelo. De niña me gustaban los anuncios sobre todo, cuando se acercaba Navidad. Los juguetes de los grandes almacenes, me hacían soñar que ese año tendría la muñeca que tanto me gustaba. Después leía los anuncios por palabras, activaban mi imaginación aunque los tristes casi los saltaba, ¡ahora ya son otra cosa! Poco a poco crecía mi interés  (me sigue pasando), al ir acercándome a la crónica de mi autor favorito, aquel que me había dado clases en la facultad. Entre tanto, mi desayuno predilecto. Café con leche, tostada con aceite de oliva y tomate rallado o mermelada de pimiento rojo, para finalizar con un buen vaso de agua. Cuando me acerco a las primeras páginas, mi dedo pegajoso se posa sobre la foto del día. Es mi manera de mostrar mi disconformidad y asegurarme que ese que  tanto posturea y miente a diestro y siniestro, es un pringado y no lo votaré.

Nani. Octubre 2018

sábado, 27 de octubre de 2018

¿A QUÉ HORA COMEMOS?





No entiendo por qué debo cambiar la hora esta noche. Qué si a las tres, tengo que marcar las dos y dormir una hora más, o ¿es al contrario? Siempre nos hacen un lío y esta vez, hasta al reloj se le ha ido la pinza o mejor dicho, las manecillas y se ha declarado en huelga. La máquina va por un lado y la caja por otro, de seguir así esta noche estaremos perdidos en el tiempo. Desde aquí hago un ruego. No os comáis el tarro y dormir a pierna suelta, que de todas maneras, mañana a las doce será…, Ufff, ¿qué hora será? En fin comeremos cuando nos de hambre y el lunes Dios dirá.

Nani. Octubre 2018

viernes, 26 de octubre de 2018

JUEGO DE NIÑOS



Como un enjambre después de recibir la pedrada de un niño se arremolinan alrededor y le levantan del suelo. No era intención hacer una brecha al viejecito, sino romper la farola. Eso dijo y que le falló la puntería, pero la madre sabe que nació con el embrujo de la meiga  que predijo que sería un niño que apuntaría alto y con doble intención.

Nani. Octubre 2018

lunes, 22 de octubre de 2018

PÁJAROS EN LA CABEZA





Por el momento les dejo hacer, me tapo y ensayo para cuando tenga que ponerme la venda. Dicen que tengo pájaros, que soy soñadora y eso no gusta. Me censuran porque soy diferente y no consiento que me impongan. Por eso me rocían la cabeza con un elixir que dicen apartan los sueños (me hubieran metido fuego). No quiero ser princesa, señora, prometida o azafata. Solo quiero seguir siendo mujer.  No tener que andar sometida por el poder y el patriarcado. Quiero vivir tranquila cuando camino por la calle. No soporto que se haga el distraído y me roce, cuando voy a recoger los documentos o el director me acorrale cuando le llevo las nóminas. Creo haberlo dejado bien claro. Ha sido suficiente con mirarles. Una daga les ha atravesado y saben que puedo hundirla en sus entrañas con más fuerza, sin necesidad de armas. Quiero terminar mis estudios. Nadie impedirá que llegue a ser la juez que recupere la dignidad y la verdad. Quiero que los ancianos tengan paga, vivienda y comida digna, que los niños jueguen y sus padres vivan libres. Quiero decir con mis actos que se trata de sensibilidad y justicia, nada más. Alguien debe empezar.

Nani. Octubre 2018