miércoles, 12 de junio de 2019

MUÑECA DE CHINA





De niña me gustaba mucho la muñeca de china que tenía mi tía guardada en el cajón de la cómoda. Nunca me la dejaba porque temía que la rompiera y me contaba que era el único recuerdo que tenía de su hija. Ella había enfermado y la muñeca se había quedado sola sobre su cama. Siempre estaba guardada entre las sábanas y yo me empeñaba en tenerla. Un día me dijo que me había hecho un vestido como el de la muñeca y cuando me lo pusiera yo sería una verdadera muñeca. Al principio me hizo ilusión, pero cuando me vieron los chicos en la fiesta aquel día, me subieron a la mesa y quisieron jugar conmigo. Decían que era una verdadera muñeca. No me gustó nada ser muñeca, ni tener aquel vestido, ni lo que decían ni como terminó la fiesta. Quería bajar de allí, pero todos quedaron dormidos y yo me sentí atrapada, por eso no soporto las muñecas de china y así vestidas. Todas me recuerdan a la prima muerta, a los chicos de ojos vidriosos y aquellos juegos que eran muy distintos a los que siempre jugué con mis amigas en el portal de casa.

Nani. Junio 2019

martes, 11 de junio de 2019

TODO SE QUEDA EN FAMILIA


Me llamarán para que baje a cenar en familia y sumisa acudiré. No puedo luchar más. Padre dice que una familia se distingue por sus buenas costumbres. Comienza el ritual bendiciendo la mesa. Mamá sirve a él primero, después a mis hermanos, a mí y el último cazo para ella. Comemos en silencio y con temor a decir algo que le pueda alterar, porque siempre acaba culpando de nuestra educación a madre y si algo se tuerce, con una mirada la hace ir a la cocina delante de él. Regresa con cinco dedos en la cara y la coz que solo percibimos, en el hígado.

RUIDOS EN LA PARED

Me llamarán para que baje a cenar en familia. En la mesa cuatro sillas ocupadas por el abuelo, mama y yo. La de papá sigue vacía desde el día que fue a por el pan, aunque madre diga que vendrá como cuando salía del trabajo. Ya no me da tanto miedo el ruido que se escucha a veces tras el tabique de la habitación cerrada, coincidiendo con sus comentarios. El abuelo dice que no haga caso, que son cosas de películas de miedo y que los fantasmas no existen.


 Nani. Junio 2019

domingo, 9 de junio de 2019

PALABRAS Y PROMESAS


Cuando llegó aquella patera solo sentí piedad e impotencia. No puedo entender la poca comprensión de los gobiernos o quienes tienen poder para dar lugar a tanto como se está dejando pasar, obviando lo que estamos viendo todos. Escucha con atención a uno solo de ellos y sabrás que razones le impulsan a venir. No se les deja respirar, ni vivir porque mueren de carencias, de pena y de incomprensión. Ellos buscan una oportunidad y desarrollarse como personas, simplemente como hacemos tú o yo.



Nani. Junio 2019

lunes, 3 de junio de 2019

APRENDIENDO A CAMINAR


Ya tengo los pies fríos y no podré juguetear con mi chica en los preliminares. Algo que la espanta es que me acerque a ella con estos pies de hielo. Mi madre decía que pies fríos corazón caliente, pero esos refranes a veces son tan irracionales que alejan mucho más que acercan y yo necesito estar hoy lo más próximo a ella. Después de haberle fallado, no puedo enfriar mucho más su alma.


POR ERROR

Ya tengo los pies fríos, demasiado diría yo. Debí hacer caso y haberme puesto las botas de  montaña y los calcetines gruesos. Ahora que me he quedado atrapado y veo lo amoratados que están mis dedos, pienso que si salgo de aquí, igual no puedo conseguir más escaladas y lo que es peor, simplemente ir al baño sin ayuda de unas prótesis o una silla de ruedas.

Nani. Junio 2019

viernes, 31 de mayo de 2019

CALLE FATIGUITAS, Nº 20





─ Sí, aquí es el número 20 de la calle del Dolor de Barriga, ónde decía mi padre que se pasó mucha hambre en la guerra. Luego le pusieron calle de Las Fatiguitas, por eso de que no se olvide tó’lo que se pasó. Ya me dijo el Paulino que las puertas eran mu’lujosas y con mucho brillico los cristales. ¡Vamos a ver, aquí’tá el timbre pa’llamar a la Eduvigis!
─ Buenos días señora. ¡Soy el Horacio que le trae los tomates recién cogios de la güerta, el queso de cabra y las ciruelas claudias que ya se han puesto mauricas. Si me abre, le subo las bolsas!
─ ¡Qué sí doña Eduvigis, qué soy el Horacio! El Paulino hoy no ha podio venir, tá’ordeñando las cabras y la Blanquita que la’salio una mastitis y tie’que cuidarla. Tuvo que ir D. Ramón a verla, se puso mu’malica y según mus dijo tenía una mieja fiebre. Le’ta dando los tibioticos y tenemus que vigilarla. ¿Qué no m’escucha bien? ¡Carajo, abra la puerta y se lo cuento tó, cara a cara!, ¡con la sordera encima se va’enterar!!
─ No, no murmuro, ¡solo que digo que me abra ya, carajo, que’sol me’tá dando en to’el cogote y me voy achicharrar!
─ ¿Pero cómo voy’traer también los cebolletas? Me faltan manos y los ajos porque los tenemus en la ristra y me l’acolgao al pescuezo. Qué bueno, que si no abre lo dejo to en la botica y aluego baja osted o la hija del Pascual cuando venga a las faenas.
─ Qué bueno, qué me voy y lo dejo tó en la botica, de paso tengo que llegar pa llevarme otra caja de tibiotico, el cuajo y las medecinas de la Blanquita, porque como no se ponga güena y lo pillen las demás, el queso se va p’al carajo, la leche se pondrá mala y mus tendremos que’char las muelas pal’bolsillo.
─ Adiós doña Eduvigis, qué ya veo que no se fía. Mus vemus otro día y que tenga güena jorná.
El hombre esta vez sí se va  murmurando.
─ ¡Pos sí que está l’ama. Sorda, esconfiá y vaga. Pos’ella verá, yo me voy y que haga lo que le dé la gana, que tengo en'toavía cuando llegue, limpiar los establos, dar de comer a los bichos y hacer las gachas pal’mediodía. ¡Qué Dios mus guarde y a ca’cual con sus cosas!!

Nani. Mayo 2019

lunes, 27 de mayo de 2019

SABER CULTIVAR/SE



Mis hermanos decían que tenía mucha suerte en los exámenes a pesar de no estudiar casi nada. Mis compañeros me chinchaban diciendo que era una malvada por la potra que tenía. Como me daba rabia les tocaba el tambor y las maracas al tiempo que los volvía locos. Por entonces me atormentaban con sus comentarios. De mayor he entendido que la ciencia de las cosas, está en el saber vivir con coherencia y repartir el tiempo como es debido. La abuela me enseñó que no por estar delante de los libros más horas, se aprovechaba mejor lo descubierto.


viernes, 24 de mayo de 2019

MI PRIMERA VEZ




Cuando llegué a la ciudad de los rascacielos, quería experimentar por mí misma todos los tópicos y realidades que se contaban. Dejé en el hotel mi equipaje y decidí ir a cenar a un restaurante que me recomendó Javi, situado en la calle 45. Debería preguntar porque aquello era más grande de lo que había imaginado y estaba un poco perdida. Llevaba mi mapa y diccionario para ubicarme, pero no me resultaba suficiente. Decidí desplazarme en metro por eso de observar, estaba ansiosa por ver a las personas que se desplazaban en ese medio tan típico. Creo que soy una persona muy mediatizada por los film americanos y por familiares que ya habían estado o vivido en la ciudad. Me contaron maravillas y al mismo tiempo, cosas nefastas o que no les habían gustado, por eso mi curiosidad había crecido en demasía. Quedaba un asiento libre y lo ocupé. Frente a mi observé a un señor con gabardina y careta de Mickey Mouse. Pensé que ya empezaba a ver ciertas cosas típicas de las que solían aparecer en las peli o de las que me contaron. Me daba la impresión que dicho señor se fijaba con insistencia en mí y sin poderlo evitar, comencé a sentir miedo. ─ Pensé─, ¿y si cuando me baje resulta ser un lugar solitario y me persigue, que deberé hacer? Acongojada como ya me encontraba, quise entablar conversación con mi pareja de asiento, que resultó ser un asiático que no entendía nada de nada de lo que por mi boca salía. Cuando volví a mirar con cierta precaución al señor de la gabardina, observé que lo que creía era una careta, resultó ser un globo que llevaba una niña y que tapaba todo el rostro del señor. Con gran alivio, sonreí tanto a la niña, su mamá y hasta al señor que a pesar de todo, me inspiraba cierto respeto y con la seguridad de que la mente nos juega muy malas pasadas y más la mía que siempre la llevo llena de pájaros. Decidí disfrutar mi viaje que comenzó a ser bastante divertido, ya que entró en la siguiente parada un payaso de esos típicos (peluca blanca de rizos, nariz roja redonda y cara totalmente maquillada en colores) y, como ya me había mentalizado y visualizado a no dar crédito a mi imaginación, me dispuse a observar y contar las paradas que me faltaban, cuando unos segundos después una voz dijo a través de un megáfono: ¡“Si alguien se mueve lo atravieso”! Giré mi vista hasta donde procedía dicho mensaje, y comprobé que un payaso sostenía un megáfono en una mano y en la otra, una pistola y nos apuntaba a todos los que el vagón ocupábamos. La diversión estaba asegurada, así que empecé a esperar el momento en que aparecería Batman, Superman o el Hombre Araña, pero en la parada siguiente que era en donde debía bajar, el tren pasó de largo, entró en un túnel, las luces se apagaron y tan solo recuerdo que estaba más tarde en un hospital donde me atendía una enfermera vestida a lo Blanca Nieves y unos cuantos enanitos le decían que yo era la madrastra y que no confiara en mí.

Nani. Mayo 2019