Nos dejaron sin
magdalenas y sin flan
de vainilla durante una semana. MI hermana y yo decidimos ir a casa de Juanito
y le llevamos todo lo que pudimos coger en la despensa de mami. Agarramos el
carrito de la compra, lo llenamos y nos fuimos. Cuando volvimos nuestros padres
esperaban. Nos mandaron a dormir sin cenar. Después nos llevaron un vaso de
leche. A otro día les escuchamos contar a los abuelos ¡sin querer, aunque
estábamos escondidos tras el sillón!, que lloraron de emoción pensando que no
lo estaban haciendo tan mal.
UNIFORME NO SIEMPRE
QUIERE DECIR IGUALDAD
Nos dejaron sin
magdalenas a la hora
del desayuno. Dijeron que ellas eran niñas de pago y nosotras no, así que
nosotras comeríamos un joyito de pan con aceite. En aquel internado no todo era
lo mismo. Ellas llevaban uniforme planchado con tablones y nosotras babis. Lo
bueno de aquellas imposiciones es que en clase todas llevábamos el babi
(algunas para no ensuciarse) y cada una, nuestra inteligencia que a veces en
las cabecitas de las de pago, brillaba por su ausencia.
UNA PARA TI Y A VECES,
OTRA TAMBIÉN
Nos
dejaron sin magdalenas pero no nos importó. Aquellos niños tenían hambre y
nunca un dulce. A nosotros a veces se nos quedaban duras en la despensa,
por eso cuando nos dijeron que deberíamos compartir, pensamos que por una vez
las cosas podían ser un poco justas. Los mayores lo quieren todo y no ven que
tanto ellos como nosotros somos personas y ni notan, la tristeza en algunas
miradas.
CHEF DE EVENTOS
Nos dejaron sin
magdalenas pero me
alegro, ¡que se las coman y les dé una colitis y se vayan por el váter, por ser
ellos tan agonías! Como me suponía lo que pasaría, a la vez del polvo de
hornear y en lugar del aceite vegetal he puesto de ricino. Ellos matan a todos
los más vulnerables y los dejan que se mueran de hambre, ahogados o detrás de
unos alambres oxidados; si les toca a ellos ahora, no estaría mal. No pretendo
que se mueran, pero sí que sientan la agonía de sus víctimas alguna vez en sus
vidas.
Nani.
Octubre 2019