martes, 18 de febrero de 2020

EL DESAYUNO



Ahora ya vestido y con el abrigo en la mano, sale a la calle y se encamina a su trabajo. Pasa como siempre por la cafetería de la esquina, toma el café que le termina de espabilar. Sale y tropieza como siempre. El chico que pide limosna, se  ríe día tras día. Le deja con el traspié el bocadillo y se guiñan mutuamente, como si fueran los mejores amigos del universo.

PERDIENDO LA INOCENCIA

─Ahora ya vestido, todo parece distinto.
─No soporto ver sin ropa al niño ni al resto de personas de la foto.
─Te agradezco que hicieras  ese trabajo por mí y los vistieras a todos. El día  que el abuelo me contó lo que pasó en aquel barracón, vomité y me desmayé. Después me agarré a su cuello y fue papá el que le dijo que era aún pequeño para entender lo que significaba Auschwitz.
─Terminamos llorando los tres.

Nani. Febrero 2020

domingo, 16 de febrero de 2020

EL PRINCIPITO ME MOTIVÓ



Imagen sacada de la red 

Desde que leí el Principito de Saint-Exupéry deseé tener un planeta como él o al menos, poder visitarle y al mismo tiempo poder ir a otros planetas, conocer lo que en ellos crecía, quienes vivían o saber cómo eran, a qué distancia estaban o si necesitaría algún traje especial. Todos los años en mi carta a los Reyes, les pedía ese viaje y me contestaban que aún no estaba preparado para ello. Cuando cumplí los 10 años,  pregunté a mis padres cual sería el motivo por el que no me concedían ese deseo los magos de oriente. Mis padres se miraron intensamente y entonces habló papá diciendo, que ese deseo no era posible por muy magos que fueran, ya que tan solo se había subido a la luna o espacios abiertos del cosmos, pero siempre iban personas muy preparadas, mayores y con la suficiente sabiduría que un niño como yo, no podía tenerla. No me quedé muy convencido y como soy de piñón fijo, fui a la biblioteca, leí todo lo que pude de ciencia, del cosmos y todo lo que me pudiera aportar conocimientos para hacer ese viaje por mi cuenta. En el sótano de casa empecé a hacer experimentos e incluso a diario, sobre todo cuando mis padres ya estaban dormidos, bajaba y seguía porque mi empeño era casi una obsesión.
Diseñé un traje especial, lo confeccioné con mis propias manos y con la emisora de radio que pude conseguir el último cumpleaños, me comuniqué con unos seres que decían ser del planeta “Gululú”. Nos costó al principio entendernos, pero pronto lo conseguimos y cuando les hablé de mi deseo por partir a otros planetas, me dijeron que si de verdad lo deseaba, iría con ellos en la próxima visita a la Tierra.
Transcurrido un tiempo y estando hablando con ellos (nos comunicábamos todos los días), llegó el momento tan esperado, ─me dijeron. Pasada la media noche me pidieron que saliera al jardín  con todo lo que había preparado. En el jardín público de la calle paralela a la mía me esperaba KMS, que era el nombre del ser al que debía  unirme. Era muy parecido a nosotros, solo que más ancho y con la cabeza un poco más alargada. Nos saludamos y me dijo que le siguiera. Más adelante y flotando en el río, había como una especie de lancha pequeña. Nos subimos a ella y algo se deslizó cubriéndonos por encima. Se encendieron motores y salimos raudos hacía otra nave que nos esperaba ya en el espacio. Entramos a dicha nave, que por cierto era enorme. Allí había muchos seres iguales al que me acompañó desde el principio. Me comunicaron que iríamos primero al planeta que tanto me había ilusionado y que conocería a alguien que estaba deseando saludarme. Pasadas varias horas bajamos y allí estaba yo, mirando a un chico rubio que regaba una rosa. Nos saludamos y me dijo que cuidara las flores porque no son para cortarlas, sino  para dejarlas vivir y disfrutar su aroma. Después nos dimos la vuelta y me dio algo que estaba metido en una bolsita de tela. Toma –dijo. Guárdala en tu mochila y no la abras nunca. Ella te llevará donde desees, sea Marte, Júpiter o la galaxia que te apetezca. Podrás respirar sin necesidad de oxígeno, no te quemarás si te acercas a una estrella y podrás estar el tiempo que necesites sin necesidad de comer o beber, sino solo disfrutar. Me enseñó su bonito y diminuto planeta, nos sentamos al sol un buen rato mientras me enseñaba maneras de vivir feliz. Más tarde nos despedimos deseándome que volviera cuando quisiera y con un solo impulso, me encontré entre satélites y planetas nuevos. Llegué al planeta rojo y pude ver que solo había tierra y cráteres, por lo que no me quedé mucho tiempo. Más adelante encontré una estrella enorme de la que pendían otras más pequeñas y según me dijo una voz que me acompañaba haciendo de guía; eran mis antepasados que suelen recibir y guiarnos en la vida. Después fui a Júpiter, pero las bandas que le rodean estaban sufriendo unas tormentas muy intensas y decidí volver en otro momento. Como no parecía haber mucho movimiento por estos lares, me dirigí al planeta azul, pero hacía demasiado frío, así que preferí volver cuando mis estudios fueran más completos.
Me desplacé hacía Urano, me llamaban mucho la atención sus 27 satélites o lunas. Allí si encontré vida, aunque no fue en ninguna de las 27 conocidas, sino en “Gululú”, que es un pequeño satélite no visible para nosotros, de donde vinieron los amigos que me habían rescatado de casa. Me esperaba KMS junto a su familia y amigos. Me recibieron con mucha alegría y me ofrecieron un sabroso vaso de un líquido azulado que decían era una necesidad para mi organismo mientras estuviera viviendo con ellos. Me preguntó por mi viaje en solitario y después de hacerle un breve resumen, estuvimos compartiendo vivencias de ellos y otras tantas mías. Más tarde, me invitaron a una conferencia sobre nuestro planeta y algún otro que no conocía. Fue muy interesante todo lo que se habló y me pareció que tenían mucha razón en lo que exponían, aunque algunas cosas no me gustaran (dolía aceptar barbaridades que están pasando en la Tierra), pero aceptarlo era lo lógico. Los seres humanos dijeron, son muy egocéntricos y eso deberán aprender a limarlo, como ya lo hicieron nuestros antepasados. Me sorprendió saber que ellos también habían pasado por lo mismo y me tranquilizó saberlo; al menos me ofreció un poquito de esperanza. Estuve con ellos unos días y pasados estos, decidí volver a casa pensando en lo preocupados que estarían papá, mamá y mis hermanos, no me dio tiempo a dejarles ni una sola nota.
Mis amigos me aconsejaron al ir de vuelta, pasar de nuevo a saludar a mi querido Principito. Este me acogió con mucho cariño y pasé dos días con él, disfrutado de su filosofía y de sus cariñosos consejos.
Cuando llegué a casa todo era un caos. La policía estaba movilizada. Mamá y papá tenían unas ojeras de cansancio que le llegaban a los talones, produciéndome todo ello bastante remordimiento. Cuando les expliqué donde había estado y que había hecho, no podían dar crédito; por lo tanto me dijeron que el resto de mes lo pasaría castigado en mi habitación. Quise mostrarles la bolsita que me entregó mi amigo El Principito, como muestra de mi aventura, pero cada vez que intentaba enseñarla, mi mano aparecía vacía. No me quedó otra que aceptar mi arresto, pero no me importó porque estudiaría mucho y procuraría dar solución a errores cometidos y así, preparar mi próxima aventura.

#52RetosLiterup                                                                                                                                                                                            
                                                                                                                                                                                                                                                                                                               

Nani. Febrero 2020



viernes, 14 de febrero de 2020

PINTÁBAMOS CORAZONES




Viernes Creativo: Escribe una historia.


Pintábamos un corazón por todos sitios por los que pasábamos. Más tarde nos tatuamos uno en la piel y enlazados continuamos viviendo. Hoy en el otoño de nuestras vidas, el que tallamos en el acebuche se ha ido envejeciendo y resecando como nuestra piel, pero el interior está lleno de savia y fuerza, de donde brota nueva vida y distintas ilusiones.
─Mira Juan, por allí corriendo vienen saltando nuestros biznietos. Sus miradas me llenan de amor y de juventud. Podríamos pintar un nuevo corazón en cualquier sitio, solo que con tiza que nos sería más fácil.

Nani. Febrero 2020

jueves, 13 de febrero de 2020

COMO HOJA AL VIENTO



Javier siempre se despierta mucho antes que yo y le encanta acariciarme los pies, con los propios. Sus dedos hábiles, casi siempre acaban haciéndome cosquillas para hacerme saltar de un brinco y acabar sobre él. Despertarnos del todo, hacemos el amor o nos proporcionamos tanto cariño, que el día comienza con la energía del rayo de sol o la llama del fuego. Hoy las caricias son muy distintas, como si estuviera pasando una pluma sobre mi piel y sube lentamente por mis piernas, produciéndome un placer intenso y distinto. Sí, es todo diferente y sonrío pensando en lo ingenioso que es mi chico. De pronto, recuerdo que anoche me acosté sola y que hasta dentro de tres días no volverá Javi. Ha ido a un congreso a Madrid. Del fuego que empecé a sentir, ya no queda sino un sudor frío que empapa el diminuto pijama que suelo ponerme. No consigo moverme y el cosquilleo continúa. Quisiera tocar lo que me produce esa sensación, pero mis manos están petrificadas sobre mi pecho. Estoy aterrada y paralizada, pero pienso que así no puedo continuar. Quiero gritar, aunque de mi garganta no consigo sacar ni un solo lamento y de pronto, como movida por una descarga eléctrica, me destapo y salto de la cama. Enciendo la luz y tiro de la ropa. La cama está plagada de arañas. Chillo histérica, no consigo detener el llanto y el miedo. Alguien quiere hacerme mucho daño, porque todos los que me conocen saben que le tengo pavor a las arañas y a todos los insectos y arácnidos peludos.  La locura se apodera de mí, no consigo reaccionar y creo que me voy a desmallar. En ese instante siento que alguien me sacude y me llama por mi nombre. Me abrazo a Javi que me dice con voz queda, que he tenido una pesadilla y que debo tranquilizarme. No consigo entender qué está pasando y me aferro a su cuello, llorando, temblando y muerta de miedo. Todo ha pasado me dice. Yo no doy crédito a lo sucedido y tiemblo como una hoja al viento.


#52RetosLiterup (Aracnofobia)

Nani. Febrero 2020

martes, 11 de febrero de 2020

POR LOS ZUMAQUES


He decidido ir a visitar los zumaques. En esta estación del año, están en su momento y me gusta pasear por este paisaje y sus inmensos colores. Empiezo por la parte norte. Encuentro un verde intenso y un olor característico. En el instante que me adentro por su follaje, tengo que dar de lado a las zarzas, aunque la intención también es la de recoger si quedan en buen estado, unas cuantas endrinas para hacer pacharán del que en casa tanto gusta. A los primeros arbustos me resulta imposible acercarme, se ven con frutos pero las zarzas y sus espinas me lo impiden. Es una pena que estén tan abandonadas y este sector se vea tan tristemente lleno de matas dificultosas. Me voy hacía el sur y el panorama cambia. El verde intenso que me ha recibido en sus distintas tonalidades, pasa por la fogosidad del amarillo en sus variadas gamas, naranja, marrón claro, más oscuro, ocre y así toda la zona. La diversidad es tan intensa, que me embarga de tal manera la emoción, que tengo la sensación de perder la noción del tiempo. Me entretengo en acariciar las bayas rojizas, olerlas y mirarlas sin cansarme. Me dan ganas de arrancar unas cuantas, pero aunque sé que pueden ser usadas en la cocina, no sabría exactamente qué parte y en qué condiciones se debe utilizar, por lo que desisto; ademán tampoco soy pintora ni voy a teñir ningún tejido; así que las dejo en su habitad para que sigan su curso. Han salido a recibirme unas cuantas ardillas, que rápidamente se suben a las cimas, me esquivan y seguramente se refugiarán en el gigantesco y solitario pino del entorno. Cuando quiero darme cuenta, han pasado dos horas de estar en plena naturaleza y pienso que debo volver, además pronto empezará a ponerse el sol y no quiero que se me haga de noche por estos parajes, por lo que vuelvo a desandar el camino y comienzo a subir hacía la salida. Ya empieza a ponerse el sol por detrás de la fortaleza y el espectáculo  es tan sumamente bello, que no puedo evitar sentarme en una piedra prominente del camino y quedarme allí, empapada de ese amarillo rojizo que me arrulla y llena mi espíritu. Me coloco la rebeca que llevo ceñida a la cintura porque hace fresquito y salgo otra vez a la urbe, que me acoge en el comienzo de la noche.


(Vídeo de Resalía Víboras)

#52RetosLiterup (Ejercicio sin gerundios)

Nani. Febrero 2020

domingo, 9 de febrero de 2020

CONTENIDO/s





Todos sabemos que no naciste agraciado físicamente. Que tu cuerpo no era como el del resto. Normalmente un bebé nace sano y sin embargo, tú necesitaste  bastantes arreglos (prefieres llamar así a las operaciones que te hicieron), pero gracias a ello puedes caminar y valerte por ti mismo. Sabes que no eres guapo, pero no es algo que te afecte; dices que hay cosas más relevantes. Conseguiste terminar los estudios y aunque no puedas practicar ciertos deportes, sí que puedes participar en competiciones adaptadas a tus capacidades e incluso, has conseguido salir airoso. Tus triunfos no los necesitas en repisas, o colgados en casa. El mayor tesoro que tienes, es saber que cuando te abrazan digan que eres de lo más bonito que han encontrado, que les encante a tus amigos  tomarse una cerveza conmigo o disfrutar una sencilla cena compartiendo charla y sensaciones. El contenido siempre, el continente está en cualquier lugar.



ConARTE 2020

Nani. Febrero 2020

viernes, 7 de febrero de 2020

ASESINOS






Me encuentro agotada. He pasado toda mi vida defendiendo mis tierras, mi hogar, la vegetación que me rodea y todo se está incendiado sin conseguir apagar ese fuego que me rodea y que acaba con todo. Los árboles sucumben bajo el ardor que los devora, las platas se extinguen, las casas de mis amigos están destrozadas, los animales huyen despavoridos y al final mueren entre cenizas ardientes, asfixiados y rodeados por las llamas. Yo no sé a dónde ir y lloro como nunca lo he hecho, abrazada a las dos macetas que tenía a la entrada de casa. Quiero salvarlas y protegerlas. Sé que ellas también me quieren proteger y aquí me quedo sin saber a dónde dirigirme, a quién pedir ayuda, con la esperanza rota y muerta de impotencia y dolor. Me llamaron Tierra y a partir de ahora seré un desierto lleno de ceniza.

Nani. Febrero 2020