viernes, 12 de febrero de 2021

TARDE DE CARNAVAL

 


 

Este año son ya muchas las cosas que estoy echando de menos. No veo a mi familia, a mis amigos, ni casi a mis vecinos y ahora todos los medios  hablan de carnaval. De disfraces, de máscaras, antifaces, ropas vistosas y coloridas y sin apenas pensarlo, me encuentro delante del armario donde guardo todos los disfraces que nos sirvieron a la familia, a mis hijos y rebusco con ahínco.

He sacado un traje de zíngara, con mucho color y mucho vuelo la falda. La blusa es  blanca y combina con un chaleco del mismo tejido que la falda. Las botas que llevo puestas me pueden servir. Necesito pelo largo y busco en el altillo que es donde están guardadas las pelucas, en una caja de plástico de esas grandes de todo a cien. Saco una de pelo negro largo con bucles. Lo deberé acompañar con una diadema de esas que van a la frente, con monedas ruidosas y muy brillantes, ¡recuerdo que había una! Pulseras ruidosas también con monedas y colgantes varios.

Comienzo por maquillarme, (me acentúo los ojos, los exagero). Me coloco unas largas pestañas, las cejas las resalto también y los labios los pinto rojo calmil muy perfilados. Si salgo a la calle, deberé ponerme una mascarilla, pero la voy a cubrir con un pañuelo muy colorido, que le puede ir muy bien con el traje escogido. Estoy pensando que como me he maquillado tan detalladamente, me voy a colocar un antifaz que recuerdo tenía, donde los ojos no se ocultan, sino que los engrandece.

Termino de arreglarme,  busco la faltriquera y guardo algo de dinero, unos pañuelos desechables por si los necesito y por supuesto, las llaves de casa. Cojo un mantón de lana y me lo pongo, los días están siendo fríos. Me doy el visto bueno en el espejo que tengo en la pared del dormitorio, donde me puedo observar de pies a cabeza. Me veo aceptable, así que voy a ver si me doy un paseo al aire libre. No pienso en que ya sobrepaso la hora del toque de queda y que no debería salir sola, no es aconsejable, pero ya después de tantos días de confinamiento sí, confinamiento también, creo que se me ha ido un poco la pinza. Solo pienso en pasear y si creo que voy a pasar desapercibida, ¡lo llevo claro!

Salgo a la avenida solitaria y húmeda. Voy feliz pensando que nadie me va a conocer y paseo tranquila. De pronto creo que alguien me está siguiendo, pero no quiero darme la vuelta. Cada vez noto los pasos más próximos a mí y como estoy cerca de una nueva boca calle, apresuro el paso y me meto donde sé que a la vuelta, hay un soportal dónde puedo pasar desapercibida entre las grandes columnas. Así lo hago y aunque el corazón se me ha subido a la boca, intento acallarlo y ver si pasa de largo la persona que me persigue. Resulta ser un chico que suele andar por las plazas, poco recomendable, que seguro pretende sacarme lo que llevo encima para comprar alguna papelina. Se detiene desconcertado y al comprobar que he desaparecido de su visión, se vuelve por donde llegó y yo espero. Pasado un tiempo prudente, sigo por la calle donde me he refugiado. Tendré que dar una gran vuelta, pero lo prefiero antes de volver a tropezarme con el yonqui, no es mal chico pero seguro que está con el mono y no es recomendable tener un altercado con él. Ahora caigo en mi imprudente paseo y reconozco que no debí hacer esto que en otro momento, no habría sido nada del otro mundo e incluso me lo hubiera pasado bien con todos los demás disfrazados, pero hoy no estoy nada más que yo en la calle, y para más inri, deberé pasar por delante del cuartelillo, donde estará alguno de los guardias en la puerta. Hoy se me va a caer la peluca, el pelo y hasta las pestañas.

Decido seguir adelante y que sea lo que tenga que ser. Si he metido la pata, tendré que apechugar con la multa que me caiga, pero para disparates, los que nos proponen en el taller literario, y hoy creo que me he colado un poco, porque no tenía mucha inspiración y he preferido irme un poco por la ramas y rellenar un folio con un poco de locura, que de vez en cuando no está mal. En el mundo de las letras, creo que todo está permitido, lo malo es que quienes nos leen, sean capaces de llegar hasta el final.

 

Nani. Febrero 2021

miércoles, 10 de febrero de 2021

CONSUELO

 Su marido era insufrible pero después de haber tenido el accidente y haber fallecido, le echaba de menos, sobre todo, la compañía que le daba mientras discutían. Ahora no sabe si quiere acompañarla de alguna manera o comunicarse con ella, pero desde hace unos días, cuando se sienta a la hora del almuerzo, los cubiertos que coloca los encuentra cambiados y mientras va a la cocina a por la ensalada, la jarra de agua desaparece y la cerveza piensa que alguien se la bebe a medias, como antes pasaba.

─Sigue siendo insufrible ─piensa. Pero no estoy tan sola.

 

SATISFECHO

Su marido era insufrible, maniático y celoso, le dijo al párroco, cuando este le preguntó. Quería pronunciar unas palabras en el funeral.

─ ¿Pero no tenía algo positivo? Piense en sus hijos, algo les aliviará si ponemos un puntito a su favor.

─Sí D. Pascual, era muy ahorrativo ¡tacaño! y todo lo guardó para después. Pasamos hambre y ahora no sabemos dónde lo guardó. A veces creo que se lo tragó y eso lo lleva con él para siempre. Igual ha sido lo que se lo ha llevado. Diga por ejemplo, que se marchó satisfecho y que consiguió lo que quiso.

 

Nani. Febrero 2021

lunes, 8 de febrero de 2021

BALADA




Sé que mi melena es muy especial, en particular lo fue para mis progenitores. Mi padre decía que era música y que en mis cabellos estaban enredadas todas las notas de un pentagrama. Cuando era niña me encantaba que me hablara de esa manera, mientras jugaba en la alfombra con mi colección de cromos, mis muñecas y ellos escuchaban aquellos discos de vinilo,  que con todo el amor limpiaban con una gamuza amarilla cuando los sacaban de la funda,  para colocarlos en el pikú como llamaban a su tocadiscos y más tarde, antes de volverlos a introducir. Se embelesaban con sus bandas sonoras o canciones predilectas y sabía lo que encontraría entre mis cabellos, según el tipo de melodía que sonaba. Me acariciaba el pelo patinando a ritmo del vals, mientras expresaba que brillaba en clave de Sol. Si eran pasodobles, bailaban y reían, mientras apuntaba que tuviera cuidado con las fusas y las corcheas que resbalaban en cascada. Cuando era música más serena o algo más lírica, mi pelo se inundaba de silencios y a veces, cuando evocaban aquellos grupos de la época, comentaban que las notas giraban en torno a mí, porque era toda melodía y fruto de ella. Todo eso no lo entendía de pequeña, pero me agradaba verlos felices, contando todas esas historias. Ahora cuando escucho a los Bravos, los Pekenikes, a Miguel Ríos o alguna zarzuela, noto que por mi pelo bailan las corcheas, blancas, semifusas y hasta las redondas, que a su vez, me producen tal cosquilleo por todo el cuerpo, embargándome la  emoción y bella nostalgia. La primera vez que fui a la ópera lo hice sola, ¡ya no estaban ellos! Estuve en el palco más barato porque mi poder adquisitivo no era para tirar cohetes, pero fue una verdadera delicia escuchar la voz de una soprano en directo. Con ellos me acostumbré a escuchar a la Caballé sobre todo, aunque también a la Callas y alguna más, junto a sus homólogos masculinos, pero en esta ocasión tenía la oportunidad de ver in situ a Ainhoa Arteta. Fue una experiencia increíble. Mi pelo en esos momentos se inundó sobre todo, de recuerdos gratos y el pentagrama de mi vida resbaló por mi rostro, agradecida de todo lo que aprendí creyendo que era un juego y hoy es mi sustancia, mi profesión y el sentido de mi existencia. Sé que estoy repleta de bandas sonoras, canciones, notas musicales y niños a los que enseño con el mismo cariño del que me empapé. La música forma parte de mí. Soy pura balada. 

Nani. Febrero 2021


Relato publicado en el libro digital publicado por "CAFÉ ESPAÑOL III", Página 219.


https://premio-cafe-espanol-relato-corto.webnode.es/_files/200000455-576d7576d9/Caf%C3%A9%20Espa%C3%B1ol%20III.pdf

viernes, 5 de febrero de 2021

LA VESPA

 



Foto cogida en la red, de la página de Facebook, de Mures (Jaén)

Mi tío Federico, iba todos los años a la recolección de la uva, a una ciudad de Francia, cerca de  la frontera española.  El año 1969 después de volver y con una parte de los ahorros que trajo, se compró una Vespa de segunda mano que le vendió el hijo de D. Nicanor el de la Cámara Agraria. Siempre dijo que la pudo pagar con facilidades ya que el chico que se la vendió, había sido compañero suyo en la escuela y le hizo el favor. Su coste ascendió a los ahorros de dos cosechas, pero valía el sacrificio, ya que mi tío la necesitaba durante el año. Debía ir a regar y sembrar las tierras del tío Pascual, su suegro y también las tierras de su abuelo y que más tarde heredaron tanto mi padre como mis tíos. Al final, no tuvieron mucho más de una fanega de olivos,  pero como entonces se decía, “menos daba una piedra” y la Vespa le ahorraba mucho camino y pérdida de tiempo. Desde que la tuvo, pudo ocuparse en el mismo día de varías tierras y el cansancio era menos. Los días que no tenía que ir al campo, los pequeños de la casa y los vecinos, todos nos apuntábamos a que nos diera un paseo. Estaba más solicitado que la vaca de la Carmela, que por cierto, un día me llevó a conocerla, a recoger la leche e incluso, fue la primera vez que hice un intento de ordeñar a la vaca ¡que era enorme y negra con una mancha blanca grande en la pata trasera, derecha.  

En las fiestas de la patrona, venía al pueblo un fotógrafo que nos inmortalizaba año tras año,  a todos los críos y como ese día el tío se lo tomaba festivo, todos los críos le ayudábamos a limpiarla y luego, tocaba foto. En mi caso casi no se me ve, pero como ves, estoy feliz. Era una ilusión subirnos en esa bonita Vespa y sobre todo, ir a ver la vaca de la Carmela, o a coger collejas, espárragos trigueros o espigas. El tío Federico era muy cariñoso y madre nos dejaba ir con él a cualquier lugar del campo. Por entonces, era la mejor aventura que podíamos tener.

Y para las madres era un momento bonito y un orgullo dejar inmortalizados a todos los hijos, sobre todo, con el más viajero del pueblo. El tío Federico era un hombre con mundo e incluso a veces saludaba diciendo: “Bonjour”.  Era un orgullo para el pueblo y sobre todo, para mi familia estar emparentado con él. Era nuestro héroe.


Nani. Febrero 2021

jueves, 4 de febrero de 2021

EL LAZO ROSA

 


Todo el día llorando y no me lo puedo permitir. Hoy es un día muy especial y debería recordarte con mucho amor y alabando tú recuerdo. ¡Solo eso!

Lo cierto es que tengo la cabeza que me sale humo hasta por los orejas y es que ya estoy cansado de todo lo mediático, del llevar y traer de las redes, las cadenas de televisión, los partidos políticos, la radio, los anuncios y todo lo que quieren hacerme creer.

Hoy solo quiero recordarte como te prometí, con amor, pero el lazo me hace llorar todos los años.

Nani. Febrero 2021



 

4 DE FEBRERO: DÍA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER

martes, 2 de febrero de 2021

COHERENCIA

 Dígale, agente, que no tuve más remedio que matarle. Qué proteste todo lo que quiera, pero si no hubiera sido así, el que no viviría sería yo. Pasé miedo y eso que soy un poco “echao pa’lante”. Gracias que iba a ir a buscar setas al monte y llevaba una navaja, de lo contrario, el cuello me lo hubiera atravesado. Lo llevaba sin bozal y sin correa. Los Pit bull son muy agresivos hasta con los que conoce. Presumen algunos de animales, pero no se dan cuenta que ellos mismo también lo son.

 

Nani. Enero 2021

lunes, 1 de febrero de 2021

TRAVESURA

 

Las Cinco Palabras de Mar Olayo para los Escritores Solidarios de Cinco Palabras son:

Libros, huir, chabola, universidad y pupitres.


En casa había una biblioteca cargada de libros. De pequeña siempre me enfadaba si no encontraba el que yo buscaba. Un día quise huir a otro lugar, encontrar otro sitio que tuviera lo que deseaba. Por el camino encontré la vieja chabola de los gitanos, me metí allí y me quedé dormida. Papá cuando descubrió que me había escapado, me buscó. Al final allí me encontró. Mientras volvíamos de la mano, me dijo que todo lo podría encontrar si me preparaba. Le prometí terminar mis estudios, ir a la universidad, no escaparme e incluso, gastar los pupitres apoyando los codos.

 

Nani. Febrero 2021