sábado, 23 de abril de 2022

INOCENTES

 

Foto ofrecida por Bienve Fajardo López "Amigos de Valencia Escribe"

Somos marionetas en manos de unos puñeteros iluminados que nos venden unos colores, unas banderas o una manera (su manera de ver el mundo y que no es la que conviene al ser humano). Nos lo tragamos y tan contentos, nos ponemos y colocamos a los nuestros en sus manos. Cuando queremos darnos cuenta, estamos pegando tiros, matándonos unos a otros, sin cuestionarnos que disparamos a nuestros padres, hermanos o amigos. O simplemente al vecino de al lado. Si queremos retroceder, ya no es posible, estamos en una trinchera, en una fosa común o desesperados porque han destruido nuestro bien más preciado, que es el alma y nuestro pensamiento. Así que, para poder seguir viviendo, recurrimos a los productos químicos, sean cuales sean y seguimos consumiendo lo que ellos nos siguen ofreciendo. Porque si no hubiera armas y drogas que dicho sea de paso, las fabrican y nos las venden “ambas”, siempre con nuestro dinero para ellos enriquecerse, todo sería normal. Pero la normalidad para los iluminados, no debe existir. Ese es su objetivo y por eso nos ponen cebos tan atractivos, entre neones iluminados, oropeles y mierdas envueltas en papel plata.  Y lo peor es que después, se ríen de nuestra inocencia.


Hoy es 23 de Abril, día de san Jorge y día del libro. Os deseo un día precioso, lleno de letras y buenas lecturas y si es con rosas, ¡mejor!

Nani. Abril 2022

jueves, 21 de abril de 2022

DICEN QUE ERAN OTROS TIEMPOS

 


Relato publicado en la revista Nº 2 "Pansélinos", En el enlace siguiente podéis leerla:

https://drive.google.com/file/d/1yr27JhWq3kkZklX7KKgRBtDoL4k72qHl/view


Nací en una época dura, pero gracias a la familia, se suavizaban las carencias y todo lo que una situación semejante, acarrea. Recuerdo que los bocadillos de los niños, cuando salíamos a la plaza a jugar, nos sabían a gloria. El pan con aceite y azúcar el día que lo había o ese pan con manteca de la matanza, eran manjares de los dioses.

Luego, cuando volvíamos a casa mientras mamá preparaba las acelgas de la cena con unos ajitos, para que estuvieran más sabrosas; pedíamos a papá y mamá que nos contaran que les pasó, mientras eran jóvenes y la guerra les hizo vivir miedos, estallidos de bombas, carreras hasta el sótano cuando lo había o aquellos refugios improvisados que sus padres hicieron, para protegerlos en mitad de lo que había sido campo y siembra, aunque según nos contaban, lo pasaban mucho peor los familiares que vivían en el pueblo o las grandes ciudades que eran el objetivo de las bombas.

En particular me gustaba la historia de tío Juan, que fue cabrero hasta en los momentos más difíciles. Procuraba ir con las cabras, por los lugares donde había cuevas en los mismos tajos que rodeaban el pueblo y que le protegían en momentos de peligro, como cuando los aviones llegaban con una nueva carga de bombas que dejaban caer a diestro y siniestro. Esas cuevas siempre se habían utilizado para guardarse del calor, frío y lluvia, pero en aquellos momentos, eran su mejor refugio ante los desastres de la horrible guerra. Además, no quería alejarse demasiado. Dejaba a sus padres y hermanos en el pueblo, a merced de todo lo ruin que estaba sucediendo. Su misión era alimentar el ganado y gracias a su labor, había leche para los niños, abuelos y el alimento no faltaría a los lugareños; siempre podrían recurrir a un cabrito si no había otra cosa.  El tío Juan, llevaba el ganado a pastar por las encinas y las hierbas que crecían a desmadre, ya que los campesinos que podían labrar la tierra, estaban todos en el frente; creciendo las hierbas a su antojo, así como las zarzas y matojos, que las cabras ayudaban a que no crecieran demasiado, limpiando caminos y al mismo tiempo, consiguiendo alimento y buena leche. Los días que podía llevarlas a los tomillos, la leche tenía un aroma y sabor especial, ese que tanto gustaba a los abuelos y no tanto a los niños. Para los mayores que estaban protegidos y que sus piernas no le permitían salir a campear a sus anchas (podían llegar los bombarderos y no les diera tiempo a refugiarse), al menos les llevaba el sabor de todo lo que habían vivido cuando había libertad y alegría para sembrar, recoger e ir con el ganado a campo abierto, sin dificultad y con la lucha del día a día, que no era la que esos tristes años de conflicto, vivieron y sufrieron.

Más tarde nos contaba padre con lágrimas en los ojos, que hubo mucha miseria, mucha hambruna y mucha falta de todo, ¡hasta de cariño! Porque al que no le faltó un padre, fue un hermano o varios y siempre terminaba diciendo que todo esto que nos contaba no debíamos olvidarlo, porque si se olvida, es como si no hubiera sucedido y se podría repetir y esto era algo que todos debíamos tener siempre presente.

Esta parte era la que menos me gustaba, no por lo que padre expresaba, sino por verlo tan triste y por saber que escondía demasiado dolor en su pecho.

Mientras escuchaba las historias de padre, madre cocinaba y a veces la vi limpiarse con la manga unas lágrimas silenciosas que intentaba disimular.

Ahora, cuando veo los informativos o las discusiones de algunos políticos, me pregunto si alguna vez le contaron sus padres algo parecido o si ellos no tuvieron dificultades, porque de lo contrario, se abrazarían en lugar de insultarse, se respetarían y procurarían que todos los desvalidos de la tierra, tuvieran lo que les corresponde en lugar de pensar en hacer armas, misiles y lugares de exterminio. A veces, con todo el dolor pienso que en lugar de corazón tienen una piedra que ha ido rodando río abajo e incluso, hasta puede que esté tan desgastado que ni sienten, ni padecen. A veces dejo de creer en la humanidad, porque no tiene sentido que haya guerras, hambre, refugiados, xenofobia y todo lo que es ajeno a lo que se entiende por humanidad.

Pero eso lo pienso a veces, ya que sigo creyendo en el ser humano, en la fraternidad y sobre todo, en el amor. Una vez me dijeron que el ser humano es como un granito de arena. Todos esos granitos forman dunas y el ser humano, si se coge de la mano, hace vida, sonrisas y grandes dunas. Solo que como no les gusta hacer ruido, es como si no se les viera. ¡Pero están para dar! y eso es otra cosa que tampoco se percibe.


Nani. Abril 2022

 

martes, 19 de abril de 2022

VALORES NO OLVIDADOS

 


Las palabras del joven atleta de Sabiñánigo, Nicolás Abizanda, son:

Perseverancia, esfuerzo, valentía, empatía y humildad.

Disfrutaba haciendo las tareas agrícolas como su padre le enseñó. Siempre le admiró, sabiendo que sacó adelante las escasas hectáreas de las que disponía, con esas grandes virtudes que le caracterizaba. Aprendió de su perseverancia, sabiendo del esfuerzo que le hizo el gran hombre que, a sus ojos, se engrandecía cada vez más. Valentía nunca le faltó para emprender y arriesgarse, porque luchaba además con las inclemencias naturales y nunca no le faltó empatía hacía sus vecinos que por ello mismo le adoraban. Su humildad y todo su carisma, era un derroche de ejemplos.

 

Nani. Abril 2022


domingo, 17 de abril de 2022

EN LAS NUBES

 


Foto de la red

Tan sumamente cansada estaba, que cuando nadé un rato y quise descansar haciéndome la muerta, debí quedarme dormida. Lo cierto es que cuando quise darme cuenta, estaba posada en una nube que me elevaba y me conducía mar adentro. No me importó y tampoco me resistí. Me apetecía cambiar de aires, dejar de ver por una temporada a mi jefe, mis compañeras que tan solo pensaban en ligar y ponerse hasta los ojos de caviar. Por mi familia no me preocupaba, estaban de crucero y tardarían en volver y como además somos muy liberales, tampoco se preocuparían demasiado si me ausentaba. Me apetece mucho descansar y sobre esta nube me siento en la gloria, así que no me importaría me condujera a ella.

 

Nani. Abril 2022

martes, 12 de abril de 2022

PREGUNTAS Y MÁS PREGUNTAS

Las palabras para el relato solidario de Cinco Palabras (Escritores Solidarios) del atleta español Martín Fiz son:

 

Resistir, unidos, camino, vencer y meta.


¡Hay que resistir!, ─dicen.

Aunque no creo sea cierto. Si no podemos con una obligación, habrá que cambiarla.

¡Resistir…, exige, impone!

No se puede sacrificar la vida, si con ello nos destruimos moralmente.

Todos unidos podremos conseguir una vida mejor, un camino que merezca la pena y sin dolor. Pero nos enseñan lo contrario.

¿Vencer, significa humillar al otro, estar por encima del vencido?

La meta, debería seguir el sendero del no oprimido, no el vencido, no el humillado, no el que tiene que aguantar con dolor.

Por último, me pregunto: ¿Somos iguales o seres de primera, segunda o tercera?

 

Nani. Abril 2022


lunes, 11 de abril de 2022

DECRÉPITO

 

Ahogado en la laguna de su propia existencia, se consume irremediablemente. Ya no recuerda donde está el pozo que le nutre, o el lugar donde se guardan los calcetines. Sus hijos piensan, qué cuando estuvo pescando y casi perdió la vida, hubiera sido preferible que se hubiera quedado en la naturaleza, ¡ya empezaba el declive! Esta decadencia tan lenta a pesar de que dicen los sanitarios es galopante, no la soporta el amor, ni la compasión de los vástagos. La salud digna que se merece, produce no solo impotencia, sino un dolor insoportable.

 

ERA SU VIDA

Ahogado en la laguna nos comunican que ha aparecido. Se le advirtió de la tormenta anunciada, pero siempre era prioritario ir a pescar. Tenía que volver con cena para otros e incluso para los suyos. Era su manera de ganarse el sueldo, además decía que le compensaba verse rodeado de sus amigos los ánsares. Era feliz entre ellos y seguro le acompañaron hasta el final. ¡Demasiado legal con la clientela y consigo mismo!

 

 Nani. Abril 2022

sábado, 9 de abril de 2022

TRAGALDABAS

 


 Foto de @soblowingclouds 

Cuando era pequeño no me dejaban ir al bosque, porque decían que había árboles tragaldabas. Así los llamaban porque según nos contaban, se zampaban a los niños y a las personas que iban solas. Nunca estaban saciados, ni los calmaba la lluvia, niebla, nieve o agua del rio.

Cuando cumplí los quince, le propuse a mis amigos adentrarnos en el bosque y ver si de verdad había árboles carnívoros o hambrientos de seres humanos. No me lo creía del todo y pensaba que había gato encerrado, pero cuando escucharon susurrar las ramas y el lamento de las hojas, todos salieron disparados, deshaciendo el camino hecho y dejándome solo ante todo un bosque que me llamaba a voces.

Encendí la linterna, me recoloqué la mochila y me adentré en el bosque. La vegetación se veía espléndida y no encontré nada extrañó, hasta que llegué a un lugar donde había un árbol que las ramas eran brazos con manos en posición de súplica. Me quedé paralizado ante él. No me salía voz alguna, pero mi mente no paraba. Imaginé que eso era lo que no querían que descubriéramos. Era un espectáculo increíble y puede que a algunos lugareños les diera miedo. Estando en estos pensamientos y como si el árbol viviente hubiera adivinado mis pensamientos, me dijo:

─Estás en lo cierto, no quieren que nos veáis y sepáis la verdad. Esas personas os asustan y lo han hecho con vuestros padres, pero lo que no quieren que veáis, es como nos talan para llevar madera a sus almacenes, donde se enriquecen a nuestra costa.  Están dejando el bosque seco y triste. Nos están quitando la vida para enriquecerse, pero lo peor de todo, es que si no hacemos nuestra misión, la naturaleza se trastorna y no habrá esas lluvias tan necesarias, ni podremos limpiar la atmosfera, sino que las lluvias llegan desbocadas, los polos se derriten y todo el ecosistema se vuelve loco. Habrá más sunamis, huracanes y desbordamientos. Todo eso no han querido que lo veáis porque saben que no es lo que la humanidad y la naturaleza necesitan, pero yo estoy aquí para cumplir con uno de mis deberes y es contar todo. Tuve una metamorfosis, pero ellos no lo saben, cuando vienen soy un árbol más y como mi apariencia es poco beneficiosa para ellos, disimulo y a los valientes como tú, les cuento la verdad de la historia.

 

Abril 2022