Al día siguiente hacíamos como si nada hubiera pasado pero las manchas no se podían quitar; además preguntabas. Tampoco podíamos hacer creer que volvería algún día. Más tarde, mi pequeña Marina llorabas por las noches y pedías que volviera cuanto antes. Llegó un momento que no pude disimular, lloré y te abracé. Al fin pude decirte que padre la había apuñalado, que estaba en prisión y que ni uno ni otro, volverían.
Cuando me miraste, te acurrucaste en mi pecho y me dijiste que por lo menos, no te tocaría y que mamá te había narrado en un cuento, que un día se iría al cielo y que estaría bien.
Nani.
Septiembre 2022