Me
echaron de la casa por
no aceptar las normas. Había que saludar antes de sentarse en la mesa. Dar
gracias por lo servido y pedir por los que ya no estaban. Después, pasar la
cesta del pan a los comensales y un día a la semana, ser yo quién sirviera la
sopa o el estofado. Hasta ahí era soportable, pero lo que no toleré, fue ver
como una sombra sentada a mi lado me servía vino, o cómo pasaba el alimento por
algo trasparente en la silla del otro extremo. Por mucho que me dijeran que era
normal, los fantasmas me daban grima.
DIJERON
QUE ERA RARO
Me echaron de la casa porque decían que era raro y que me comportaba de manera extraña. ¡Esperaban otra cosa!
Limpiaba
el suelo con la fregona, pasaba el plumero. Colocaba la vajilla sucia en el
friegaplatos, recogía la casa, ponía la lavadora y planchaba, pero cuando bebía
agua como cualquiera, iba dejando rastro y es que un espíritu, dicen que no
debe beber por mucha sed que recuerde tener.
Nani,
noviembre 2022