La
fotografía es de Juan Crusoe «Antes de subirnos al Hello Kitty Shinkansen».
La
aventura más fascinante que viví cuando visité Japón, fue la que nos ofreció el
sublime viaje en el tren Hello Kitty. Al principio y aunque era muy distinto al
tren de la escoba que llevaban a la feria del pueblo, hubo algo que me lo
recordó. No sé si fueron los distintos túneles o el olor a chucherías, algodón
de azúcar o, la verdad es que no sabría que decir.
Comenzó
el viaje de manera dinámica y atravesamos paisajes de ensueño. Pasamos por
puentes que dejaban al descubierto a nuestros pies, lagunas de flor de loto de
colores diversos, ofreciendo a los que no estábamos habituados, paisajes llenos
de encanto.
Al
salir de un gran túnel largo y oscuro, el contraste al contemplar avenidas de
cerezos en flor, fue tan maravilloso que casi había que frotarse los ojos para cerciorarse
de que lo que se ofrecía ante nuestras miradas, era tan real como nosotros
mismos.
Pero
aún quedaban sorpresas. Pasamos un túnel y después otro. Ya creíamos que se
había terminado la aventura, pero no. Cuando nos dimos cuenta, el continente estaba
a nuestros pies y volábamos a una velocidad impensable. Parecía que íbamos a
llegar a la luna, porque atravesamos nubes interminables y después el sol nos
brindaba un insólito panorama. No sabría decir cuánto duró aquella parte del
viaje, lo que si tengo la impresión es que transcurrieron días ya que caímos en
un dulce sopor, que nos mantuvo tranquilos y percibiendo tan solo un sonido relajante
que nos invitaba a dejarnos llevar.
Cuando
alcanzamos al lugar de destino, bajamos y nos encontramos una fiesta de
delicias y sabores. Al preguntar en qué lugar nos hallábamos, nos dijeron que
nos limitáramos a disfrutar que el viaje de vuelta era largo y había que
recuperar fuerzas, puesto que lo mismo llegábamos a recrearnos en otra aventura
en los alrededores del monte Fuji y que lo de menos era saber si estábamos en
la Tierra, la cara oculta de la Luna o en un planeta desconocido, que la mejor
de las sorpresas de la vida, es disfrutarlas y nada más. Qué la vida puede ser
algo más, si nosotros queremos que así sea.
Nani,
abril 2024