La imagen es de Virginia Lekuona.
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¿Qué hago? Creo que es evidente, riego el mar.
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¡El mar ya está mojado y no es necesario regarlo!
─
¿Qué no es necesario? ¿Sabes que hay dentro de esta regadera?
─Agua,
sobre agua. ¿Te quieres quedar con nosotros?, es como dicen en mi pueblo: “Pan
con pan, comida de necios”.
─El
agua de mi regadera es especial y puedes creer que estoy loca o que hago cosas
de necios, pero eso no me importa.
─
¿Bendita acaso, del manantial de los milagros o que cuento nos vas a contar?
─
¡No llego tan lejos a recoger agua y no es milagrosa, ni bendita! Es el agua de
la vida, la que bebemos de la fuente y que nace justo al lado de nuestro día a
día. La que sigue el mismo sendero que nosotros, cuando nos levantamos y damos
gracias por el nuevo día, los nuevos rayos de sol o el nuevo latido de nuestro
corazón.
─
¡Estás loca, mira que se te ocurren unas cosas!
─Cuando
siembras las petunias con semillas, ¿no cubres estas de tierra? En ese caso cubres
tierra sobre tierra y nadie dice que estás loco. Lo vemos tan normal, pero te
has preguntado alguna vez, ¿si el agua del mar tiene sed y necesita agua dulce
para calmarse?
─
¡No entiendo tus razonamientos!
─Tampoco
entiendo que mueran niños en las guerras, que cierren oficinas bancarias y un
anciano tenga que coger un autobús al amanecer para ir a la ciudad a sacar
dinero de “su cuenta” o que la gente se vuelva loca en un estadio de fútbol
jaleando a unos chicos tras una pelota y para eso, se hayan gastado medio sueldo.
Entiendo tan pocas cosas, que ¡qué más da si piensas que estoy loca y riego el
mar, con agua de la fuente, que más da!
─
¡Y sí, estoy loca! Loca de amor por la vida. ¡Loca por lo justo, loca, loca,
loca!!!
Nani,
abril 2024