Estoy
mirando tu/mi cuerpo inerte. No te/me perdono la ingesta de esas gotas. Soñabas
tú, (que soy yo), con ser la Bella Durmiente por un ratito, pero se te/me ha
ido la mano y ahora heme aquí convertido en búho por los siglos de los siglos,
hasta que tú/mi alma se encarne de nuevo en otro cuerpo, porque ya esta figura de mujer que hemos compartido, se ha convertido por siempre en la protagonista
del cuento. Pero no ha llegado el príncipe a despertarte/me (el pobre está sordo y
ciego) y no se ha enterado, aunque…, ¡quizá haya sido mejor así, ya que la vida
hubiera sido bastante triste en sus manos, el pobre es muy guapo, tiene un
cuerpo de modelo, ¡pero no se entera de nada, ni sabe ganarse la vida! La
belleza se acabará y tendrá que comer todos los días; por muy poca cantidad que
necesite para mantenerse en forma y las lentejas sean más baratas que los garbanzos, hay
que comprarlas, remojarlas y estofarlas para poderlas comer y a no ser que cambie, no habrá princesa de cuento
alguno que lo aguante.
En
fin, ¡no quisiste hacerme caso! He sido tu Pepito Grillo toda la vida que hemos
compartido, pero siempre te has inclinado por esos bobalicones que te miraban
y sonreían con reflejos de cómic en sus ojos y dentadura y ¡así hemos terminado!
Yo vagaré por las noches gélidas y sombrías y tú cuerpo, este que miro y al que
pertenecí, se diluirá en la cripta de tu familia por muy princesa que seas y
muy aristocrática tu estirpe, ¡todo lo has/hemos jodido! Ahora me
arrepiento de no haber tirado ese asqueroso botecito de gotas mágicas, pero
cuando lo intenté, esas manos delicadas que ahora no tienen movilidad, siempre
me lo impidieron.
Querida,
me despido. Voy a ver si encuentro un hueco en un árbol o llego a la casa del
nogal que compartimos en nuestras correrías de adolescencia. Aquí hace ya bastante frío y por mucho que quiera, no me vas a responder. Fue bonito mientras duró y
la cordura nos mantuvo unidos. ¡Qué los cielos te/me protejan!
Nani.
Enero 2019