El cabo Hopkins repartía
las cartas por la
izquierda mientras que con la mano derecha sostenía su lustrosa cartera de piel
que heredó además de una profesión que consideraba de las más importantes. Por
sus manos podían pasar poemas de amor, partes médicos, noticias jurídicas,
notas de colegio o universidad e incluso, alguna que otra ilusión o esperanza.
Su responsabilidad podía cambiar la vida de las personas, por eso sabía que ser
cartero era el trabajo más bonito del mundo.
ERA SU JUEGO
El
cabo Hopkins repartía las cartas por la izquierda, mientras
vigilaba los movimientos de los contrincantes con el ojo que no llevaba parche.
Todos los que se enfrentaban a Hopkins sabían que no valía un movimiento en
falso, disparaba sus palabras y su mirada como saetas envenenadas que dejaba
K.O. a todo el que intentaba metérsela doblada.
CONTIENDA
El
cabo Hopkins repartía las cartas por la izquierda mientras que
el muñón derecho lo mantenía bien visible para desconcertar al enemigo. Era tan
hábil y peligroso con los naipes como en el campo de batalla y todo el que se
enfrentaba a él, sabía que de la contienda saldría bien con un disparo o despojado
de todos sus bienes, aunque la adrenalina que implicaba el reto merecía la
pena.
Nani. Mayo 2013