Mi aportación a Viernes Creativo: Escribe una historia, de Ana Vidal
Foto de Nieves Nieto
Hay
días que no soy yo el que se refleja en el espejo, sino alguien que no conozco.
Detrás, una sombra negra que está envuelta en capa y capucha. No consigo
distinguir su rostro, pero intuyo que no es agradable por las formas en que
aparece, por esas manos que sujetan el espejo y por el olor que percibo. He
querido quitarlo, llevarlo al sótano o tirarlo, pero vuelve a aparecer en la
sala donde contaban mis antepasados hubo una tragedia. No consigo entender que pretende
el ser que siempre surge, qué quiere de mí y en qué consiste esa insistencia. A
veces me asusto, otras le pregunto pero no obtengo respuesta; entonces recuerdo
las enseñanzas infantiles y rezo, pido por su paz y es en ese momento cuando se
va difuminando, el olor desagradable se torna en aroma a rosas y me siento en
la silla que hay frente a ese espejo. Me sereno, salgo a la calle y es allí
donde consigo pensar con lucidez, pero desde que me pasan estas cosas, odio los
espejos, los escaparates y todo lo que me devuelva mi imagen o la de alguien
que esté cerca de mí, por eso llevo estos pelos, barba descuidada y muchas
veces el sombrero del revés. ¡No me asomo a un espejo ni muerto!
Nani. Noviembre 2019