jueves, 22 de octubre de 2020

EL TEMIDO ADIOS

 

Te acompañé sin quebrarme. Te vi subir al tren y el nudo del estómago, empezó a subir y bajar clavando con más fuerza, la espina que me tragué cuando niña. Mantuve los ojos limpios, procurando sorber las lágrimas que amenazaban salir en cascada. Te sonreí como pude, pero la mascarilla impidió que la vieras. Cuando asomaste el brazo por la ventanilla para despedirte, me aferré a tu mano antes de que se me escapara a toda velocidad.


Nani. Octubre 2020

martes, 20 de octubre de 2020

BESOS Y PANDEMIA


 

Estas son las palabras de Cray Novick, director de cine estadounidense, para los escritores solidarios de Cinco Palabras: 

Familia, experiencia, interactivo, divertido y colaboración.

Después de estar algún tiempo fuera, he decidido pasar una temporada con mi familia para seguir después con los estudios, pero primero debía tomar medidas. He acudido a un médico con experiencia y me ha recetado una cuarentena rígida. Soy muy interactivo de nacimiento y no estaba tranquilo. A veces nos dejamos llevar creyendo que no pasa nada. Buscamos lo divertido, se echa de menos la vida que hemos tenido, pero el momento es delicado y como no entendamos que es primordial la colaboración, todo se hará mucho más cuesta arriba y quiero seguir besando a los míos.

 

Nani. Octubre 2020

domingo, 18 de octubre de 2020

SUS MANOS

 

 Lavadero  en la aldea Fuente de Rey (Alcalá la Real) 

Mi madre tenía las manos curtidas, ásperas y con grietas, como la abuela y la bisabuela  las tuvieron de tanta faena dura y sobre todo,  de ir a lavar en  el lavadero de la plaza, en el nacimiento de la fuente o en el río. Cargaban con las cestas de ropa sucia y allí pasaban o pasábamos todo un día con un remojón de naranja o simplemente un “jollico de pan y aseite”, que nos parecía un manjar, cuando los niños (más bien, niñas) les acompañábamos, para ayudarlas a extender sobre la hierba las sábanas blancas para solearlas y las posibles manchas refregadas con jabón de sosa y aceite reciclado, se las comiera el sol. ¡Por entonces no había blanqueadores si no eran los que ofrecía la naturaleza! Mientras, se lavaban las prendas de vestir, que siendo más trabajosas de manejar, no necesitaban ser blanqueadas. Después, se aclaraba toda la ropa y se tendía hasta su total secado.

Para el lavado, se escogía una jornada que fuera soleada (más difícil de conseguir en invierno), de la que los más pequeños disfrutábamos como enanos, jugando en la plaza mientras tanto o en plena naturaleza, si era el lugar al que había que ir a hacer la colada.

Algunas veces a la vuelta se nos hacía de noche, ya que la ropa no se secaba del todo debido al mal tiempo reinante y debíamos esperar para que pesara cuanto menos, ¡mejor! Y para colmo a esas manos, las de ellas, se les añadían los sabañones que acababan sangrando, ya que el frío se sumaba a todo lo demás; aunque nunca se amilanaron. Cuando llegaban con las cestas cargadas, preparaban la cena y hacían su ungüento para poder al menos mover los dedos con algo de facilidad. Ponían aceite en un cuenco y si había limón, añadían un buen chorrito, lo batían y con ese mejunje se  las masajeaban (siempre de espalda a todos los más pequeños, para que no viéramos las lágrimas que brotaban por el escozor y cuando todo pasaba y las manos entraban en calor y se sentían algo más flexibles), continuaban con la cena y todo lo que quedaba por hacer hasta que nos llevaban a la cama, nos contaban una historia (a veces distinta porque la inventaban), dábamos gracias por lo que la vida nos ofrecía y nos arropaban con esas sábanas frías y recién lavadas que olían a gloria, pero que eran la delicia que nos llevaba junto a Morfeo, con la tranquilidad que solo un niño consigue, después de escuchar el susurro de una historia en la voz de su bella madre o abuela y que terminaban nuestra jornada, acariciando el pelo que  ya descansando en la almohada, se desmallaba por el amor recibido de esas increíbles manos.

 #historiasrurales



Fuente de las siete novias (Alcalá la Real)

Nani. Octubre 2020

viernes, 16 de octubre de 2020

SERRANO

 


Foto de Nani Canovaca


 

Nací en esta sierra cortijera y olivarera dónde supe del trabajo duro que se lleva a cabo de sol a sol y dónde observé, como las pieles de los hombres se iban curtiendo con el paso de los días, hasta que terminaban con surcos en sus rostros y manos, como son  los caminos que nos conducen a la cima. Allí está el santuario al que íbamos cuando recogíamos la cosecha a dar gracias, o cuando se celebraba la romería. Esos días, todos los familiares compartíamos los chorizos en pringue de la matanza, el lomo adobado o el salchichón de tripa cular, que era el que se reservaba año tras año para ese acontecimiento.

Recuerdo al abuelo los días de lluvia, alumbrado por el candil que colgaba cerca de él, enredando y trenzando los espartos con los que confeccionaba las espuertas, los serones de los mulos o los cestos donde recogían las mujeres la fruta, transportaban las aceitunas y llenaban los sacos durante la cosecha. Rememoro con frecuencia, los días de recogida del trigo y como me enseñó a hacer las alpacas con la paja en la era, para almacenarlas en el altillo del pajar. Los paseos que me daba encima del arado, cuando madre no nos veía porque le aterraban todos aquellos hierros que a ella la paralizaban, ya que estuvo presente cuando su hermano una vez se enredó en ellos al cogerle el pantalón y le amputó parte de los dedos de un pie. El particular olor del mosto, cuando después de la vendimia ayudaba a los hombres a pisar la uva en el lagar, ¡la sensación era tan especial!

Más tarde me mandaron al instituto del pueblo y me gustó tanto la historia, que la quise estudiar. He conseguido una posición desahogada, pero no olvido mi origen y las ganas que tenia de volver, cada día se acentuaba un poco más. En vacaciones siempre vine y pude disfrutar de todos mis mayores, pero ahora esta tierra y esta casa están casi derruidas y olvidadas. Vengo cuando puedo, pero no todas las veces que me gustaría, son muchos  los kilómetros que ahora me separan, aunque ya está decidido. Esta casa la levanto de nuevo con mis manos y la ayuda de mis dos hijos; lo hemos acordado en casa y por lo menos en vacaciones volveremos a respirar este aire serrano, esta vida limpia y a gozar estas piedras llenas de sudor y sangre, de esfuerzo y vida, que por descuido vamos aparcando y se nos va apagando poco a poco.

 


#historiasrurales.

 

Nani. Octubre 2020

miércoles, 14 de octubre de 2020

PEDIDO A DOMICILIO

 

Me hace entrar en el nuevo hogar aunque a mí no me apetece. Nunca me gustó pero mi jefe me ha enviado con el pedido. Ya le comenté que era mejor que no fuera yo la que lo llevara, pero él manda y ahora que lo miro fijamente, intuyo que le ha exigido que fuera yo la que trajera el encargo. No me gusta y cada momento que pasa, tengo más miedo, nunca me dio confianza esta persona, si así se le puede llamar, tiene ojos de alimaña. Si salgo de esta casa y lo puedo contar, sé que mi vida habrá cambiado para siempre.

 

BONITO DECORADO

Me hace entrar en el nuevo hogar y se nota distinto. Es más cálido, está decorado a juego. Las cortinas tienen mucha caída y los colores son agradables. La música que hay de fondo es bonita, creo que está en la lista de éxitos, suena bien e invita incluso a tomar un café. Como si lo hubiera adivinado, me lo ofrece al instante. Me siento en un bonito sofá de color rosa palo, mientras va a la cocina. De pronto me estremezco y lo que noto a mi espalda, me impide dar la vuelta. Estoy paralizado y un grito se me ha detenido en la glotis.

 

Nani. Octubre 2020

lunes, 12 de octubre de 2020

SEMILLAS SORPRESA

 


Plantó coles pero crecieron cerebros. Notó que estaban resecos y los regó con varias obras clásicas, mucha comprensión y  una poquita de paciencia, ya que no esperaba esos resultados. Cuando quiso darse cuenta, tenía un científico, cuatro profesores, un cantante de rock fusión, una bailarina clásica, un escritor que va para premio nobel de literatura, un tenor y un director de orquesta. Ah, me olvidaba de un muy pequeñito cantaor de flamenco, que quita el “sentido”.

Hace unos meses volvió a repetir la operación, pero como la ambición rompe el saco y se le olvidó preparar la tierra con un buen arado y el abono correspondiente; llegaron los estorninos que todo se lo comen y terminaron con las semillas. Solo quedó una. Parece que está creciendo algo así como una mata de tristes coliflores, así que ha aprendido la lección y ha asumido que  debe seguir siendo un humilde labrador y que a  veces suena la flauta por casualidad. Además en el fondo sabe que el trabajo es salud y que el abono, removido de tierra regado con paciencia, puede resultar la crecida de hortalizas, mucho amor entre los suyos y si más tarde sale un ingeniero, será muy bien acogido y ayudado para que se desarrolle en una familia saludable y respetuosa. Ahora ha entendido del todo a su padre cuando le decía: “La paciencia es la madre de la ciencia”.

 

Nani. Octubre 2020

sábado, 10 de octubre de 2020

REPLETA


 Foto de una artista maravillosa Maggie Taylor

Por el hecho de ser mujer, gustarme las fábulas y la lectura, siempre dijeron que tenía la cabeza a pájaros, pero demostrado es y a la prueba me remito como podrán observar, que lo que tengo en mi cabeza son letras, que al juntarlas forman palabras y estas, frases que se convierten en relatos. También tengo enanos de un circo, aventuras, juegos y toda clase de animales que forman una selva, la fauna marina y los animales salvajes de un bosque, la fantasía al descubierto, los mares cubiertos de barcos de vela, trasatlánticos, veleros y por encima, pájaros (estos reales), nubes, sol, luna y estrellas cuando es de noche y en general, toda una existencia, por eso no me gusta que me digan que tengo la cabeza a pájaros, sino que soy  una persona que poco se diferencia de otras u otros y que vive con todo lo que el universo le ofrece, permitiéndose incluso alguna vez que otra volar, que para eso tengo alas, las de la libertad que me concedió la vida en el mismo momento de nacer y ser parte de este injusto y absurdo mundo.

 

Nani. Octubre 2020