martes, 27 de octubre de 2020

SARDINAS EN LATA

 


 Foto del artista llamado Gio Ravelo

Éramos sardinas y nos colocaban apiñados en una lata en conserva, con sal, aceite e incluso un poquito tomate. Como mi nariz es muy grande, no entraba bien y me agobiaba un poco. Estábamos  muy estrechos por lo que mi napia se convertía en un enorme problema. Todo debía quedar bien acoplado y con gran enojo por mi parte, me dieron la vuelta. No tenía suficiente con mi gran trompa, sino que además ahora debía tener mi órgano olfativo sobre los pinreles pestosos del resto de la conserva. Todo resultaba demasiado estresante hasta que me paralicé al notar que la tapa caía encima y comenzaba a cerrarse herméticamente. De pronto se escuchó un gran estruendo acompañado de un olor fétido y una voz gritando que la conserva estaba deteriorada. En este momento me desperté, estaba pringón como si se me hubiera derramado aceite encima y olía a pescado podrido.


Nani. Octubre 2020

domingo, 25 de octubre de 2020

PASO A PASO

 Estas son las palabras de Jesús Alguacil, amante de las culturas del mundo, para los escritores solidarios de Cinco Palabras:

Hogar, corazón, arte, cooperación y vida.


Acabo de leer un poema de Elena Mikhalkova que recomienda hacer las cosas despacio y me ha evocado los días que estamos viviendo. Creo que es el momento de mantener encendido el hogar, para que el corazón siga latiendo con alegría. Vamos a tener mucho tiempo para el arte y aunque no podamos estar juntos o mostrarlo como nos gustaría, la cooperación es primordial de forma individual y en casa por supuesto. La vida es lo que más urge, pero como Elena recomienda en su poema, paso a paso y tomando un descanso, para que todo salga bien.

(Inspirado en el poema de Elena Mikhalkova, "La habitación de las llaves viejas").

 

Mi abuela una vez me dio este consejo:
Cuando los tiempos sean difíciles, avanza en pequeños pasos.
Haz lo que tengas que hacer, pero hazlo lentamente.
No pienses en el futuro ni en lo que pueda pasar mañana.
Limpia los platos.
Limpia el polvo.
Escribe una carta.
Cocina sopa.
¿Ves eso?
Sigue adelante, paso a paso.
Da un paso y luego haz una pausa.
Toma un descanso.
Valórate a ti mismo.
Da el siguiente paso.
Luego otro.
Apenas lo notarás, pero tus pasos se harán más largos.
Hasta que llegue el momento en que puedas volver a pensar en el futuro sin llorar.

Nani. Octubre 2020

sábado, 24 de octubre de 2020

EN EL BOSQUE


Imagen recogida en la red (Amigos de Valencia Escribe. Espacio sin publicidad)

En otoño todo se llena de hojas que parecen besos esperando que alguien los recoja. Hoy he visto como de un buen montón que había apilado el viento en un rincón, nacía una bella musa que intentaba ponerse en pie. Me dijo que solo necesitaba unas cuantas sonrisas, para llenar de belleza todo el bosque. Al escucharla he sonreído y ha salido volando lo mismo que una mariposa ocre, llenando todo de luminosidad y belleza. Ha dado unas cuantas vueltas y solo puedo decir que ha sido impresionante. Para que luego digan que no existen los seres especiales.

 

Nani. Octubre 2020

jueves, 22 de octubre de 2020

EL TEMIDO ADIOS

 

Te acompañé sin quebrarme. Te vi subir al tren y el nudo del estómago, empezó a subir y bajar clavando con más fuerza, la espina que me tragué cuando niña. Mantuve los ojos limpios, procurando sorber las lágrimas que amenazaban salir en cascada. Te sonreí como pude, pero la mascarilla impidió que la vieras. Cuando asomaste el brazo por la ventanilla para despedirte, me aferré a tu mano antes de que se me escapara a toda velocidad.


Nani. Octubre 2020

martes, 20 de octubre de 2020

BESOS Y PANDEMIA


 

Estas son las palabras de Cray Novick, director de cine estadounidense, para los escritores solidarios de Cinco Palabras: 

Familia, experiencia, interactivo, divertido y colaboración.

Después de estar algún tiempo fuera, he decidido pasar una temporada con mi familia para seguir después con los estudios, pero primero debía tomar medidas. He acudido a un médico con experiencia y me ha recetado una cuarentena rígida. Soy muy interactivo de nacimiento y no estaba tranquilo. A veces nos dejamos llevar creyendo que no pasa nada. Buscamos lo divertido, se echa de menos la vida que hemos tenido, pero el momento es delicado y como no entendamos que es primordial la colaboración, todo se hará mucho más cuesta arriba y quiero seguir besando a los míos.

 

Nani. Octubre 2020

domingo, 18 de octubre de 2020

SUS MANOS

 

 Lavadero  en la aldea Fuente de Rey (Alcalá la Real) 

Mi madre tenía las manos curtidas, ásperas y con grietas, como la abuela y la bisabuela  las tuvieron de tanta faena dura y sobre todo,  de ir a lavar en  el lavadero de la plaza, en el nacimiento de la fuente o en el río. Cargaban con las cestas de ropa sucia y allí pasaban o pasábamos todo un día con un remojón de naranja o simplemente un “jollico de pan y aseite”, que nos parecía un manjar, cuando los niños (más bien, niñas) les acompañábamos, para ayudarlas a extender sobre la hierba las sábanas blancas para solearlas y las posibles manchas refregadas con jabón de sosa y aceite reciclado, se las comiera el sol. ¡Por entonces no había blanqueadores si no eran los que ofrecía la naturaleza! Mientras, se lavaban las prendas de vestir, que siendo más trabajosas de manejar, no necesitaban ser blanqueadas. Después, se aclaraba toda la ropa y se tendía hasta su total secado.

Para el lavado, se escogía una jornada que fuera soleada (más difícil de conseguir en invierno), de la que los más pequeños disfrutábamos como enanos, jugando en la plaza mientras tanto o en plena naturaleza, si era el lugar al que había que ir a hacer la colada.

Algunas veces a la vuelta se nos hacía de noche, ya que la ropa no se secaba del todo debido al mal tiempo reinante y debíamos esperar para que pesara cuanto menos, ¡mejor! Y para colmo a esas manos, las de ellas, se les añadían los sabañones que acababan sangrando, ya que el frío se sumaba a todo lo demás; aunque nunca se amilanaron. Cuando llegaban con las cestas cargadas, preparaban la cena y hacían su ungüento para poder al menos mover los dedos con algo de facilidad. Ponían aceite en un cuenco y si había limón, añadían un buen chorrito, lo batían y con ese mejunje se  las masajeaban (siempre de espalda a todos los más pequeños, para que no viéramos las lágrimas que brotaban por el escozor y cuando todo pasaba y las manos entraban en calor y se sentían algo más flexibles), continuaban con la cena y todo lo que quedaba por hacer hasta que nos llevaban a la cama, nos contaban una historia (a veces distinta porque la inventaban), dábamos gracias por lo que la vida nos ofrecía y nos arropaban con esas sábanas frías y recién lavadas que olían a gloria, pero que eran la delicia que nos llevaba junto a Morfeo, con la tranquilidad que solo un niño consigue, después de escuchar el susurro de una historia en la voz de su bella madre o abuela y que terminaban nuestra jornada, acariciando el pelo que  ya descansando en la almohada, se desmallaba por el amor recibido de esas increíbles manos.

 #historiasrurales



Fuente de las siete novias (Alcalá la Real)

Nani. Octubre 2020

viernes, 16 de octubre de 2020

SERRANO

 


Foto de Nani Canovaca


 

Nací en esta sierra cortijera y olivarera dónde supe del trabajo duro que se lleva a cabo de sol a sol y dónde observé, como las pieles de los hombres se iban curtiendo con el paso de los días, hasta que terminaban con surcos en sus rostros y manos, como son  los caminos que nos conducen a la cima. Allí está el santuario al que íbamos cuando recogíamos la cosecha a dar gracias, o cuando se celebraba la romería. Esos días, todos los familiares compartíamos los chorizos en pringue de la matanza, el lomo adobado o el salchichón de tripa cular, que era el que se reservaba año tras año para ese acontecimiento.

Recuerdo al abuelo los días de lluvia, alumbrado por el candil que colgaba cerca de él, enredando y trenzando los espartos con los que confeccionaba las espuertas, los serones de los mulos o los cestos donde recogían las mujeres la fruta, transportaban las aceitunas y llenaban los sacos durante la cosecha. Rememoro con frecuencia, los días de recogida del trigo y como me enseñó a hacer las alpacas con la paja en la era, para almacenarlas en el altillo del pajar. Los paseos que me daba encima del arado, cuando madre no nos veía porque le aterraban todos aquellos hierros que a ella la paralizaban, ya que estuvo presente cuando su hermano una vez se enredó en ellos al cogerle el pantalón y le amputó parte de los dedos de un pie. El particular olor del mosto, cuando después de la vendimia ayudaba a los hombres a pisar la uva en el lagar, ¡la sensación era tan especial!

Más tarde me mandaron al instituto del pueblo y me gustó tanto la historia, que la quise estudiar. He conseguido una posición desahogada, pero no olvido mi origen y las ganas que tenia de volver, cada día se acentuaba un poco más. En vacaciones siempre vine y pude disfrutar de todos mis mayores, pero ahora esta tierra y esta casa están casi derruidas y olvidadas. Vengo cuando puedo, pero no todas las veces que me gustaría, son muchos  los kilómetros que ahora me separan, aunque ya está decidido. Esta casa la levanto de nuevo con mis manos y la ayuda de mis dos hijos; lo hemos acordado en casa y por lo menos en vacaciones volveremos a respirar este aire serrano, esta vida limpia y a gozar estas piedras llenas de sudor y sangre, de esfuerzo y vida, que por descuido vamos aparcando y se nos va apagando poco a poco.

 


#historiasrurales.

 

Nani. Octubre 2020