miércoles, 6 de enero de 2021

PRIMER TRIMESTRE


 Foto ofrecida poro Rafael Sastre (Valencia Escribe. Espacio sin publicidad)

¡Qué ganitas tengo que os vayáis al colegio cogiditos de la mano de vuestro padre! Entre sus experimentos para preparar el segundo trimestre y vosotros que le seguís sus jueguecitos, hoy no sé dónde voy a escurrir los espaguetis y hacer el puchero. La abuela está cansada de prestarme sus ollas, dice que siempre se las devuelvo desconchadas y no tengo un bazar en la despensa. ¡Ufff, las vacaciones!!


Nani. Enero 2021

lunes, 4 de enero de 2021

NO MÁS PASOS EN FALSO

 

Esperando que más pronto que tarde, dejes de llorar por él, ni te merece ni tus lágrimas son dignas de tan pusilánime individuo. Aparenta y se refugia bajo la capa del progenitor, que le oculta sus devaneos y adicciones.

Eres única así que ni una lágrima más. ¡Ni una humillación, ni una nueva mentira. Puedes cuidar de ti y de los pequeños y si alguna vez me necesitas, seré tu canguro, la abuela y hasta la madre que te dio el ser, pero no consentiré que entre por esa puerta ni una vez más o lo fulmino!

 

Nani. Enero 2021

viernes, 1 de enero de 2021

LA QUE CORTABA EL AIRE

 "VisiBiliz-ARTE, mujeres pintoras", un proyecto que sucede a "Mujeres en el arte" hallamos, en las tres primeras décadas del siglo XVII a una de las grandes maestras del barroco l, además de una de las grandes ocultadas por ser mujer.

Judith Jans Leyster nació en Harlem en 1609 y falleció en Heemstede.
Fue una pintora del siglo de oro Neerlandés. Cultivó la pintura de género, los retratos y bodegones.
Toda su obra se atribuyó a su marido, Jan Miense Molenaer, y a Frans Hals. Muchas de sus obras se inventariaron como de “La esposa de Molenaer” y no como propias.



"Hombre ofreciendo dinero a una mujer"




Mi relato en dicha antología,  inspirado en el cuadro anteriormente mencionado, es:


Me honra contar la historia de una antepasada que vivió por los años de María Castaña y de la que todos en la familia nos sentimos muy orgullosos. Se trata de la abuela Teresa (todas las generaciones así la conocemos). Los apellidos no vienen al caso porque por entonces la historia no los tenía en cuenta, ya que no tenía rango o abolengo y además era mujer. Fue hija de una nativa colombiana de Popayán y un soldado colonizador, que no tenía sino hambre y miseria en la España que dejó buscando el ansiado dorado; terminando por acarrear las piedras con las que se construyó la catedral de Cartagena. Cuando allí llegó, era un joven fuerte y ella una bonita indígena, a la que conoció en uno de sus numerosos y penosos viajes por tierras aborígenes. De esa unión nació la abuela, mi antepasada y protagonista de esta historia. Cuando su madre murió y el padre comenzó a perder fuerza, propuso este a su hija llevarla a tierras españolas, para que pudiera comenzar una vida honrada, encontrara un esposo y formara una familia; en un lugar más seguro del que le podía ofrecer el revuelto nuevo mundo.

Con penuria y accidentado hicieron el viaje a Las Españas. Asentando sus vidas en la capital toledana, donde ella pudo ejercer como costurera de las señoras de la corte, ya que tuvo la fortuna de aprender el oficio de manos de sor Juana, una religiosa un poco cascarrabias de la orden  de las carmelitas  descalzas, que educaba, conducía en la cristiandad y enseñaba a las niñas que por desgracia se quedaban sin madres; sobre todo, en el afán de serles sustituidas y siguieran manteniendo las costumbres y quehaceres en los nuevos conventos.

Pudo mostrar lo hacendosa y habilidosa que era con la aguja y el hilo; luciendo sus propias ropas sencillas, pero bien cuidadas y trabajadas con mucho esmero. Nunca tuvo dificultad con  los festones, bordados y todo tipo de hatos, sayas, camisones, corpiños, corsés, cofias con encajes o plumas para tocados, delantales o capuchas,  que incluso llegó a confeccionar a los caballeros de la corte. Se especializó en cuellos y mangas con puntillas de bolillos almidonadas y el terciopelo en sus manos; se transformaba en bellas sayas y corpiños adornados con bordados en oro o plata, de manera que su fama fue creciendo y su taller de costura también. Aprovechando su notoriedad,  pudo dar de comer a otras chiquillas del condado a las que enseñó el oficio, las sacó de la calle, de padres comerciantes de hembras o de las manos de la alcahueta de turno que con el cuento de protegerlas, las ofrecía al mejor postor sin escrúpulos; terminando todas ellas siendo unas tristes rameras cargadas de hijos, a los que no podían ni alimentar.

Las casas de alcurnia se disputaban sus favores llegando a serle ofrecido el cargo de costurera oficial del condado, a pesar de los celos que provocaba en los sastres de renombre, que no perdonaban a una mujer que les hiciera sombra. Ellas solo debían dedicarse a los justillos y ropa interior. Aunque prefirió seguir al lado de su anciano padre para cuidarle, ser más libre en horarios y sobre todo, en maneras de hacer y crear. Ya había visto allá en tierras indígenas, lo que debía ofrecer una protegida que convivía en mansiones donde todo pertenecía a los señores, e incluso llegaron a tener la creencia de que sus servicios estaban a su disposición, incluyendo todo. Tenía precio hasta el aire que se respiraba y no estaba dispuesta a pasar por ello. Desde entonces, prometió a su padre y a sí misma ser libre y si se entregaba a alguien, sería sin monedas de por medio porque siempre entendió que su cuerpo le pertenecía y lo entregaría libremente a quien escogiera, sin tener que pasar por la mano de un codicioso, borracho o simplemente; caballero y dueño de todo lo que en su entorno había.

Por lo vivido, la tijera de cortar la tela siempre la acompañaba en uno de los bolsillos interiores de su saya. En una ocasión debió defenderse de un criado que fue a recoger los trajes de sus amos y cuando le estaba pagando, intentó coger algo de su persona que por supuesto no le pertenecía, pero en aquella ocasión la tijera sirvió para algo más que cortar las telas. El hombre vio en la mirada de la joven costurera, que el utensilio de cortar no solo podría servir para los trapos, como también comprendió que el dinero no lo  compraba todo. Intuyó que allí, «se cortaba hasta el aire».

Más adelante, conoció a un buen mozo que acompañó a su madre y hermana, a encargar las ropas para las futuras nupcias de esta última. Eran campesinos que con sacrificio y mucho esfuerzo, labraban las tierras que pertenecieron a sus antepasados, las sembraban y luego en los mercados vendían sus cosechas. De aquellos encuentros, surgió algo que más tarde se convirtió en unión y  testimonio de vida.

Hoy en casa de mis abuelos paternos, todavía se conserva la famosa tijera como si fuera una reliquia; algunos trajes que por muy cuidados que han estado, la polilla los ha mordisqueado y algún corpiño bordado, que las chicas de la familia hemos lucido en cabalgatas, teatros de aficionados  y lo que ha encartado. Pero siempre como préstamo, volviendo al armario donde se  mantienen como legado y patrimonio familiar, con su propio inventario al que no puede faltar ni un simple pañuelo. Bueno, uno si falta y está en el cajón que conservo los bellos objetos. Lo cogí de niña y nunca dije que lo tenía, aunque creo que padre sabe que está en mí poder. No puedo desprenderme de él, porque cuando tengo dificultades o me siento impotente por el hecho de ser mujer (todavía por desgracia nos tropezamos con estas sin razones), lo cojo, lo huelo y me lo paso por la cara. Vuelvo a guardarlo y siento que me infunde la fuerza que nadie me va a arrebatar, ni a mí, ni a las mujeres de la familia mientras yo pueda seguir contado la historia de la abuela; «la costurera que cortaba hasta el aire».





FELIZ AÑO NUEVO Y OJALÁ REALMENTE, 2021 SEA NUEVO DE VERDAD Y NOS COLME DE VIDA. 

Nani. Enero 2021

miércoles, 30 de diciembre de 2020

FINAL DE SOBRESALTO

Esta semana tenemos las palabras del actor argentino Leo Sbaraglia, Estas son las palabras de este magnífico actor, para los escritores solidarios de Cinco Palabras:

Mar, volar, pies, crema e interpretación.

Cuando se vio frente al mar, creyó que ya podría volar, dejar hundir sus pies en la orilla y caminar sin cansancio, sintiendo las olas chocar en sus tobillos, en sus nalgas e incluso en su cara, hasta hacerle trepar y revolcarla. Eso sí, ¡siempre untada de crema como si fuera un pavo pintado de grasa, dispuesto a entrar al horno! Al final se asustó. Aún no sabía nadar. Salió airosa de debajo de las olas. Su interpretación fue de diez, aunque el corazón se le salía por la boca y a partir de entonces, fueron restringidos sus escarceos.

 

Nani. Diciembre 2020


lunes, 28 de diciembre de 2020

ESPERANZA ME LLAMO

 


No puedo soportar que pretendas siempre acercarte a mí de esa manera tan acosadora e inesperada. Siempre dices que lo que deseas es sorprenderme y arrancarme una sonrisa, pero ya te estás pasando de castaño oscuro. Todos los días con el mismo cuento, el mismo paisaje y la misma banda sonora y lo triste es que sabes que no la soporto. Verdad es que por mucho tiempo fue nuestra canción, pero eso ya pasó. Ahora tenemos vidas opuestas. Vives en Cantabria, muy cerquita del Sendero del Agua. Plantas hortalizas y haces sidra. Yo en Roa  del Duero y cosecho uvas, las piso y obtengo uno de los vinos más espléndidos de esta zona.  Tú participas en ENTC, puntuando y yo, me he quedado mirando la página en blanco hace no sé cuánto. No insistas chico, lo mío por ahora es seguir disfrutando este Duero ahora frío, después de cosechar mi excelente vino. No dudo que tu sidriña y tus paisajes son una belleza, pero mira, me quedo aquí y por favor, no vuelvas a despertarme con la misma. Estoy cansada de soñar contigo, ya no tengo nada que hacer. ¡Mejor esperar y desear, un 2021 de quedadas y sonrisas! ¡Feliz vida!

 

Nani. Diciembre 2020

sábado, 26 de diciembre de 2020

LA ABUELA LO SABE TODO

 


─Mami, me ha dicho la abuela que este año no podemos pasar las Navidades en la candela, allí en el pueblo con ella. Ha llamado al fijo y hemos hablado mientras tú has ido a llevar el trozo de bizcocho a Loli, la vecina.

─Me ha dicho que tendremos que seguir haciendo videollamadas y si papá y tú queréis, podríamos quedar para cenar la Nochebuena o el día de Navidad al mismo tiempo, a través de videollamadas.  Este año se ha habituado y no se aturulla tanto como al principio de la Covid19.

─ ¡Me he puesto triste mami y he llorado un poco! Aunque dice que no debo llorar. Es más importante podernos contar cosas y tener la suerte de repetirnos lo mucho que nos queremos, por teléfono o por redes: ¡Cuando estudies historia lo comprenderás,  ─dice. Comprobarás que ha habido muchas epidemias. Verás que lo dice la Biblia o Hipócrates antes de Cristo. Hubo varias gripes muy malas, cólera, viruela o peste!  ¡Jajajaja, me ha hecho gracia, mami! Le he dicho que tiene el mismo nombre que hay, el día que cueces coliflor. Y me ha contado también, que se pusieron muy malitos y murieron muchas personas, porque no sabían que necesitaban protegerse como hacemos nosotros, guardar distancias y no juntarse tantos en casa, pero que entonces había mucha pobreza y todos vivían muy apretados, porque no podían tener casas para todas las familias. Y que estar separados de los mayores o los que están malitos, es bueno para evitar que haya contagios. También dice que debamos aguantar otro poquito, hasta que el bicho feo y asqueroso, se vaya del todo.

─Me ha contado otra vez la historia del abuelo cuando estuvo en Alemania. Tampoco venia en Navidad y ellos ni podían hablar por teléfono, las confe…, ¡no sé, ha dicho una palabra rara!, pero creo que se refería a las llamadas que costaban mucho dinero y no podían nada más que escribir cartas y a veces tardaban muchos días, pero no les pasó nada, porque sabían que debían esperar.

─Le he dicho que quiero ir a por ella para traerla a casa pero me ha pedido que nos quedemos aquí, que esta Navidad es importantísimo pasarla de esta manera. Ya  en la videollamadas nos enseñará como ha puesto en el Belén la figurita del Niño, con una mantita de crochet que le ha tejido, porque no ha podido salir a comprar una nueva y de esa manera, no se nota que la pegó el año pasado cuando el hermano la cogió para jugar y se le cayó. ¿Te acuerdas que se le rompió una piernecita? Como no ha podido salir a comprar nieve artificial, ha puesto bicarbonato del que tiene para limpiar la medalla de plata del Perpetuo Socorro. Esa que le regaló el abuelo cuando se prometieron. ¡Es bonita y siempre me dice que cuando se haya ido a acompañar al abuelo, me la debo quedar para que me proteja! Siempre le contesto que ya no se llevan esas cosas, pero me dice que no son modas sino fe y como no entiendo bien que es eso, me responde de nuevo: ¡Con el tiempo lo comprenderás, te hará compañía y podrá ser parte de tu fe!

─Pero mamá, ¿por qué lloras? La abuela dice que no tenemos que llorar. Debemos estar felices porque todos estamos en casa juntos y ella está bien. El tío Paco le lleva la compra y hace sus cosas. Todos los días tiene pan tierno, no le falta el aceite como le pasó de pequeña y se hace lentejas y garbanzos. ¡Qué ricos están sus garbanzos, a ti no te salen igual!, ¿verdad? ¡Hasta papi lo dice!

─Ah, me ha encargado te diga que no te preocupes. Las tardes que hace solecito, se va a caminar a la parte de atrás con su vecina Virtudes y con María la del tío Paco. Como esa parte es muy llanita, toman el sol y recuerdan historias de las que vivieron más jóvenes y cada una habla de sus nietos. Luego por las noches llega el tío Juan, charlan un poquito guardando la distancia en el portal, le recoge la basura para que ella no tenga que salir al contenedor y que todo está muy bien. Como dice, este año la Navidad la tenemos que vivir para adentro y más sentida. ¡Ufff, de verdad que a veces no la entiendo, pero me gusta escuchar sus historias y sobre todo, que me repita cuanto me quiere y que no llore. ¡Echo de menos que me abrace en el sofá y quedarme recostada en su pecho. Se está tan a gustito, sintiéndola tan cerquita! 

La madre con un gesto la interrumpe:

─Marta, ¿no te ha dado ningún encargo especial para ti?

La niña baja la cabeza, mientras se pone roja. Levanta la cabeza mirando a la y madre y contesta:

─Sí mami, me ha dicho que no le haga rabiar al hermano y no me coma sus chocolatinas. Sabe que todos los años cuando vienen los Reyes Magos, engaño al hermano y le quito algunas de las que le tocan a él, ¡pero es que me gustan mucho, aunque le he prometido no hacerle rabiar ni  sisarle sus golosinas!

─Ah, también le he prometido ayudaros y ver la tele un poquito menos que las pasadas Navidades.

 

#unaNavidaddiferente

Nani. Diciembre 2020

 


jueves, 24 de diciembre de 2020

CAOS Y HUMILDAD

 

Éstas son las palabras de una de las mejores especialistas en cartografía que tiene la BNE, para los escritores solidarios de Cinco Palabras:

Belleza, cosmos, antimateria, vacío y nada.


Comenta, que echa de menos la belleza y la alegría que muestran normalmente las calles en Navidad y pide a la Providencia, al cosmos o a la vida, que todo vuelva a estar lleno de luz. Dice que le salvan las personas cargadas de antimateria o de la materia que le falta a esta.

─ ¡Me hago un lío, hija, no soy científica, pero somos milagro y misterio como esa cosa. Lo han dicho en la tele!

Al escucharla, me alegra saber que ese vacío que la acompaña cargado de nada, se llene de esperanza y se ilumine su mirada.


OS DESEO UNA FELIZ NAVIDAD EN FAMILIA Y DISFRUTANDO LO BONITO QUE TIENE UNA MESA CHIQUITA, COMPARTIENDO LO SENCILLO Y LO QUE MERECE LA PENA.

 






Nani. Diciembre 2020