El pasado miércoles 12 de mayo de 2021 se celebró el Día Internacional de la Enfermera
LA GENTE CORRE TANTO
La gente corre tanto,
porque no sabe dónde va,
el que sabe dónde va,
va despacio,
Para paladear el “ir llegando”.
Gloria Fuertes
Cuando
terminó la selectividad y dijo a sus padres que quería estudiar enfermería, a
sus padres se les quedó cara de gatito despistado. Siempre le habían contado de las muchas
fatigas que ellos habían vivido, ya que son médicos de pueblo. Ella había
admirado a sus padres y en más de una ocasión, hizo las veces de secretaria en
la consulta particular que regentaban, además de su horario en el ambulatorio
del pueblo vecino. Allí pudo admirar todas las malabares que hicieron para
acudir a todos lados donde se les necesitaba y la mayoría de las veces,
cobrando en especie. Que si los huevos, la gallina para el caldo, el gallo para
el asadillo, las cebollas tiernas y los tomates para la pipirrana y así; la
mayoría de los días terminaban agotados pero henchidos de orgullo y
agradecimiento, por el cariño que aquellas personas sencillas les profesaban, por
eso y por todo lo que desde niña había visto, no concebía su vida haciendo otra
cosa. ¡Lo de esta familia, ─decía su padre─, se lleva en los genes!
Hacía
poco tiempo que había terminado las prácticas allí y aquí, cuando se declaró el
estado de alarma debido a la pandemia por Covid19, en el mundo entero.
Todos
los hospitales estaban desbordados, y pedían ayuda. Necesitaban médicos porque
algunos enfermaban y otros incluso murieron, así como las enfermeras y los
enfermeros. Se lo planteó, hizo la maleta y les dijo a sus padres que en
Valladolid necesitaban personal, así que de nuevo a esos padres que tanto
quiere, se les puso cara de gatito despistado.
Sí,
era muy lejos de casa, pero allí también había enfermos que necesitaban de su
ayuda. Desde que se incorporó, estuvo al pie del cañón. Algunos días durmió en
los pasillos, cuando ya no le quedaban ni fuerzas para tomar un autobús e irse
a casa. Comer lo que podía y cuando podía. Pero lo que más ilusión le hizo, fue
poder leerles a los enfermos las cartas que de todos lugares llegaban, los relatos
que escribían para ellos personas desconocidas. Algunos hasta estaban grabados
en audio y eso ya les daba la vida a los enfermos y se sentían menos solos,
enfermos y facultativos. Se fue haciendo todo en cadena y poco a poco la pandemia
bajó algo. Fueron los primeros meses horribles, por el dolor que se respiraba
en ciertas habitaciones y plantas. La muerte en soledad no la soportaba y
aunque estuviera a punto de desfallecer, estuvo con su mano en la de los que la
necesitaron. Hoy, solo piensa que esa experiencia, será la que le hará más
humana, más persona y la que no permitirá que la deshumanice, porque de lo
contrario, prefiere irse a la caja de una gran superficie y repetir
continuamente el mismo movimiento, al ritmo del sonido al abrirse el cajón del
dinero.
Todo
lo da por bien empleado, porque su vocación la ha escogido y le hace feliz, pero
lo que no entiende es la falta de coherencia de algunos seres que se creen que
por correr mucho, van a llegar antes al final de la pandemia o a la meta que no
se han ganado.
Nani.
Mayo 2021