Y bueno, cuando baje si no me convierto en pinchito moruno, os contaré.
Nani, Noviembre 2023
Y bueno, cuando baje si no me convierto en pinchito moruno, os contaré.
Nani, Noviembre 2023
La
foto es de la artista Shirin Abedinirad
Ayer
cayó una nevada impresionante en la ciudad dónde voy en ocasiones. Es el lugar
de nacimiento de mis abuelos y dónde la familia nos reunimos en vacaciones. Tenemos
una casita heredada y tanto mis hermanos como yo, cuando hay fuertes precipitaciones
y nevadas, nos turnamos para ir a limpiar la puerta de entrada con el fin de
que no se acumule la nieve, ya que al comenzar la época fría y caer nevada tras
nevada, corre el riesgo de quedar completamente tapada, con el consiguiente
peligro de ocultar hasta la casita y no poder volver a entrar hasta la
temporada siguiente una vez derretida esta.
Aquel
día nos comunicaron que por la noche comenzó el ciclo de invierno y me tocó ir
a retirar nieve y colocar el artilugio que fabricamos para evitar al menos, se
tapara la entrada. Con ayuda de la pala que llevaba en el coche y un ratito de
esfuerzo, la puerta quedó al descubierto, coloqué de nuevo nuestro protector y
me dispuse a pasar la mañana ordenando y preparando nuestro refugio. Vendrían
fines de semana dónde disfrutaríamos aquel lugar tan entrañable; bien
esquiando, paseando con los chicos o haciendo concursos de muñecos de nieve,
cocinando y gozando del calor del hogar.
En
un principio se resistió la llave. Como había pasado más veces, fui al coche
por mi pequeña caja de herramientas donde tenía un bote con el aceite milagroso.
Rocié la cerradura y la llave, la introduje, giré con tiento y la puerta cedió.
Empujé
y esta me ofreció un vacío tan enorme que hasta vértigo sentí. Con un ligero
mareo, mi cuerpo se inclinó hacía adelante y caí a un mundo paralelo del que no
he salido desde hace cinco años. Espero que mis hermanos me encuentren en
alguna ocasión, porque supongo vendrán a pasar vacaciones, a no ser que ellos
también hayan ido a parar a otro lugar desconocido y misterioso.
Nani,
octubre 2023
CINCO PALABRAS DE «La solapa de la luna».
LAS CINCO PALABRAS DEL MES DE OCTUBRE
SON:
Solapa, ilusión, amapola, viaje y luna.
Cuando
abrazaba a padre tenía terminantemente prohibido tocar la solapa de su
traje. Mi ilusión era acariciar aquella insignia del club al que pertenecía,
con una amapola diminuta en el centro y estambres muy sensibles ─que
según me contaron años después, fue la razón de aquellas prohibiciones y los
motivos para que siempre estuviera de viaje, aunque para compensarnos
volviera con la luna bajo el brazo.
En
una ocasión fue más fuerte mi curiosidad. Toqué los estambres, accioné la
alarma y ocasionó un gran revuelo. Entonces supe que era la manera de contactar
con la CIA.
Nani,
octubre 2023
Imagen subida de la red
Hemos
vivido en este edificio por miles de años y ahora que nos hemos amoldado al espacio reducido,
conseguido un sueño reparador y comenzamos tras décadas o milenios a descansar
sin que seamos molestados, ni requeridos por algún loco que quiere inquietar a
sus más queridos enemigos, venís a despertarnos diciendo que viene una
avalancha de agua y nos arrastrará. Eso se hace con tiempo, que las legañas de
tanto tiempo requieren mimo y no se quitan con un buchito de agua, ni las
escamas que cubre nuestra piel se disimulan en un instante. ¡Somos nobles y lo
menos, es que se nos respete!
Nani,
octubre 2023
La
foto es una creación con IA de James Jean, Brian Froud, Ross Tran y Alphonse
Mucha.
Sé
que mi belleza otoñal la fui adquiriendo poco a poco como se hace un puchero de
forma tradicional y a fuego lento.
Un
retoque aquí, una amapola en este otro lado. Rosas y petunias a mi espalda. Crisantemos
como diadema, campanulas y campanillas chinas para cubrir mis partes más púdicas
y como base, un pedestal de surtido multicolor, acompañada de perfume inigualable.
Sí,
así me han ido fabricando, aunque envidio un cuerpo humano real, parido por vía
vaginal y por una madre responsable. Nunca tuve una caricia ─las pinceladas de
la IA, no ha sido lo mismo─, aunque me dijeran que los retoques son los arrumacos
de quienes me han creado.
No
me hice una raspadura en las rodillas por estar perseguida por un colega
jugando al pilla, pilla, ni me hizo una madre atolondrada una coleta aquí y la
otra en el lado no opuesto, sino en la quinta porra, por tener el tiempo escaso
y llevarme tarde al colegio y ella llegar media hora después al trabajo.
─Ah,
que no tengo que ir al colegio porque mi deseño incluye título de… ¿Qué? ¡No
seré nunca una arquitecta con el conocimiento conseguido pulso a pulso, ni una
médica de experiencia! Decidme, si se me funde un circuito y estoy haciendo una
operación cuando esté taponando una arteria. El médico humano se dará cuenta y
pondrá remedio. Yo como estoy diseñada de tal manera que lo mismo no se esperaba
esa anomalía, lo mismo me voy a mirar al enfermo de la cama contigua y ¡voilà,
a freír puñetas lo que estaba haciendo! Lo único bueno para mí, es que como no
tengo memoria o escasa como la de un pez, no tendré remordimientos de conciencia.
El enlace que te dejo, corresponde a Nº 21 de la revista Cultural "Pansélinos". Por si te apetece leerla.
Nani,
octubre 2023
Imagen subida de la red
Y
la luz se apagó en el
momento que lo chicos cerraron el libro de cuentos como cada noche, para reconciliarse
con los sueños: «Blancas nubes, alondras volando al son de un vals, osos de
peluche, hadas cumpliendo fantasías de los más pequeños, pero de pronto…, el
hada en lugar de llevar una varita mágica tenía un fusil de asalto Kalashnikov
AK-47, los niños bañados en sangre cubrían la tierra y los inocentes lloraban y
gritaban sin cesar». ¡Nadie los escuchaba porque otro bombardeo caía sobre la
ciudad!
SOLO
LE QUEDABA EL CHICO DE LA LUZ
Y
la luz se apagó en la
avenida como cada noche. Solo quedó una farola en cada esquina y bajo una cualquiera,
una chica de la noche esperando al chico de la luz, aunque llegaba siempre el
proxeneta que le pedía la pasta y si era poca, en lugar de dar las gracias le
propinaba una guantada. Ella vomitaba hasta quedar extenuada, caminaba casi
muerta hasta su lúgubre aposento e intentaba dormir, para volver a esperar o empezar
a la noche siguiente.
Nani,
octubre 2023
Recuerdo
que me subí a una farola cuando niño, por una apuesta. Los chicos de la calle me
desafiaron. Decían que no sería capaz de quitar la bombilla y yo aposté la
bolsa de canicas que llevaban, más los rulos de acero.
Se
mofaban los muy enterados. Yo estaba seguro que iba a dejar sin luz la calle.
Al
empezar a anochecer allí estuvimos todos.
─
¡No vayas a dar una pedrada a la bombilla que eso lo hemos hecho todos unos
millones de veces!
Terminando
a frase, ya estaba arriba desenroscando la bombilla antes de que fuera encendida,
puesto que entonces me sería imposible por lo caliente que estaría.
Una
vez la bombilla en la mano, amenacé con estrellarla en la boca de aquellos
enterados, si no me daban sus canicas y los rulos.
Aquel
día conseguí todas las canicas, pero sobre todo, el respeto de unos cuantos
enteradillos.
Nani, octubre 2023