Al
caminar por la ciudad, pasear con mis amigos o ir simplemente cuando voy a la
compra y miro hacía las nubes o el azul cielo, me pregunto si nos estarán
observando o concretamente, me observarán algunos entes que haya ahí en ese
espacio tan deseado y desconocido para nosotros los humanos. Ese espacio que
las naciones se disputan y que una infinidad de congéneres desearían habitar,
adquirir o conquistar como si volviéramos a la época de la ocupación de
continentes.
Me
pregunto en determinados momentos que si fuera de esta manera, lo mismo
volveríamos a cometer los errores que ya en otros tiempos se llevaron a cabo,
pero también me surge la duda de que podía ocurrir lo contrario, que por
supuesto podía ser posible y fuéramos nosotros los observados y cayéramos en
manos y deseos de esos conquistadores (si aún no les pertenecemos y somos tan
ignorantes que ni lo planteamos creyéndonos dueños de nuestros actos), ¿cómo
reaccionaríamos? ¿Y si somos fruto de una abducción ocurrida en los confines de
tiempos pasados? ¿Y si somos un experimento de otras entidades superiores o
algo similar?
Tras
estos pensamientos y como no tengo respuestas, prefiero ir a comprarme unos
helados por si el placer que me proporciona el dulce manjar, no es duradero o
en fechas próximas me es vetado, al menos habré logrado un gustazo momentáneo,
que lo mismo tampoco es real, en fin, que me voy con la música a otra parte y
dejo de decir más ocurrencias que mi imaginación a veces, lleva y trae a su
antojo.
Aunque,
de todas maneras, nada me quita la idea de que somos el reflejo de nuestra
propia sombra o la que se nos deja reflejar en el asfalto.
Nani, junio 2024