No
llores ni te inquietes mi niño. Ya se ve la luz del faro, ¿escuchas cómo se
alegran de verla? No mi niño, no empujes todavía que falta un poco. Allí te
cantaré tu nana, te hablaré de la familia, tendrás mis brazos y la piedra de la suerte que nos dio tu
abuela; la llevo aquí colgada ¿Te conté que vamos al paraíso? No mi niño, no
empujes que no hemos llegado y la mar está negra y brava. No te muevas mi vida,
¡escúchame, soy tu mama!
sábado, 6 de abril de 2019
lunes, 1 de abril de 2019
BOLA DE NIEVE
El último día de
vacaciones subimos al
refugio. Allí se quedaron las mochilas con nuestros objetos personales. Después
de la avalancha y que fueran a rescatarnos, no hubo oportunidad de llevarnos nada.
Ahora
recogemos nuestras ropas, objetos, libros y también, aquella discusión que quedó
a medias y terminó por atraparle y rodar como una bola blanca. Es muy penoso el
recuerdo, pero duele más la certeza del empujón que le dimos al contarle lo
nuestro. Por eso y retomando aquel momento, te comento que todo se fue con él.
Nuestro tiempo
El último día de
vacaciones cogimos
las bicicletas y paseamos en silencio por la caleta. Nuestro adiós fue una despedida
de ida y vuelta. Una promesa que nunca olvidamos y que hoy al cabo de toda una
vida, retomamos. Tú traías una de las
medallas que ganaste, yo te entregué toda la esperanza que había acumulado. La
caleta había cambiado, tú tenías arrugas y experiencia, yo peinaba canas y parecía
ajada, pero seguía con las mismas ilusiones de entonces. El poco tiempo que me
quedaba, sería el nuestro.
Nani.
Marzo 2019
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Relatos en Cadena.
sábado, 30 de marzo de 2019
LO QUE NO LLEGÓ AL NO-DO
Todo
comenzó un día a comienzos del verano de 1936. Recién recibidas las vacaciones
y cumplidos los 16 años, su padre que tenía muchos quehaceres y pensando que
podía pasar unos días de verano en otro entorno, la mandó al norte de África
donde vivía su hermana y tía de la chica; casada esta con un alto cargo en la
ciudad del protectorado español. Allí escuchó a los pocos días en la emisora de
radio que hasta ellos llegaba de la península, que había estallado una guerra
civil quedando acongojada y preocupada por sus cuatros hermanos mayores y el
pequeño que había llegado en segundas nupcias hacía bien poco, y sobre todo; le
asustaba la suerte de su querido padre, un hombre con cierto prestigio en su
ciudad y fuera de ella.
Sus
tíos la tranquilizaron y comenzaron a transcurrir los días en aquella bonita
ciudad multicultural. Pasaban los meses y no llegaban noticias de la península.
Apenas, las que por la noche se podían escuchar algunos días en aquellas ondas
andorranas.
Pasó
un año, después otro y luego el tercero de la guerra civil y ella seguía sin
noticias de la familia. Un día paseando por la calle, la saludó una chica y le
preguntó si era la que ella creía. “El mundo es muy chico – le comentó -, soy
de tu pueblo, pero… ¿cómo no llevas luto?” La chica que fue a pasar unos días a
Marruecos y tuvo que quedarse durante la guerra civil, se quedó petrificada y
le preguntó por el motivo de llevar o no luto. La forastera le dijo que si no
sabía que a su padre lo habían fusilado en los primeros días de la guerra civil
y que su hermano pequeño (no el bebé), había ido a vengar la muerte de su padre
y murió de tuberculosis, en los tajos que rodeaban el pueblo.
Todo
fue tan extremadamente trágico, que la forastera se ofreció a acompañarla a
casa de sus tíos y allí se descubrió el pastel. Los tíos sabían de las dos
tragedias pero no se habían atrevido a comunicarlo y ya no sabían cómo afrontar
el problema.
Huérfana,
maltratada y poco respetada no supo que hacer, no sabía a dónde ir y prosiguió
en aquella casa en la que ya no se sentía sobrina, ni la prima, ni nada, sino más
bien y sobre todo, después del nuevo horror vivido entre tanto; una criada como
la Fátima de turno.
Sí,
la prima jugando con su novio (casi niños los dos) militar él y limpiando el arma, creyendo no tenía balas
la pistola, está se le disparó y atravesó a la joven novia que murió después de
una larga agonía de tres días.
Su
tía se trastornó y la culpaba a ella. Le decía que podía haber sido ella la que
debió fallecer, ya que no tenía a nadie.
A
pesar de todo, la chica siguió más de una década en aquella ciudad marroquí.
Conoció algún chico, militares que iban y venían, pero ninguno la enamoró. Después
de tanto tiempo, decidió ir a ver a sus hermanos que ya habían rehecho sus
vidas y estaban repartidos por toda España. Allí tampoco encajaba y se volvió a
su pueblo a hacerse cargo de su pequeña herencia. Un problema de nuevo que
afrontar y aunque reclamaba lo suyo, ya volvía muy tarde según quienes y tuvo
que enfrentarse de nuevo con la incomprensión y el dolor, pero a pesar de todo rehízo
su vida y siguió adelante, trabajando con responsabilidad y mucha fe.
Siempre
que escuchaba algún señor toser o carraspear, creía que al volver la mirada hacía
donde procedía, iba a encontrar con vida a su padre. Ella no le vio en sus
últimos momentos y aunque le dijeron que estaba en la fosa común, la esperanza
y la duda, siempre perduró.
Por
eso nunca vivió del todo. Por eso no encajó del todo. Por eso la familia que
tuvo, tampoco la entendió del todo. Y por eso, enfermó tan joven y se fue en
busca de aquel padre que adoraba. Necesitada de certezas, que la vida no le
había proporcionado.
#UnahistoriadeEspaña
Zendalibros.com
Nani.
Marzo 2019
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viernes, 29 de marzo de 2019
¿QUIÉN LLAMA?
Me
ha parecido que llaman y me asomo a ver quién necesita de mi o de mi hogar. Al
abrir he sentido un poco de vértigo, me he encontrado al filo de un precipicio
y al fondo un enorme vacío. No sé si está nevando o es polvo de estrellas lo
que me rodea, no sabría decirlo. Estoy aturdida. No hay nadie, por lo tanto me
habrá parecido que llamaban. En casa me encontraba muy bien, calentita y feliz
viendo una película, pero al sentirme tan sola y en esta cima me está dando
pavor. No sé si entrar de nuevo. Presiento que si retrocedo, voy a caer por un
abismo desconocido. Me está bajando tanto frío por la espada que me paraliza las
piernas y todo el cuerpo. Ahora quisiera tener alas para volar e ir a posarme
como las cigüeñas en la torre de la iglesia. Desearía ser golondrina o gorrión
y pasar desapercibida debajo de la hoja de un árbol o el alféizar de cualquier
ventana. Sé que alguien me vigila y siento como la orina me baja por las
piernas. Necesito ir al baño y no puedo moverme. Una mano muy helada roza mi cara
y grito, grito muy fuerte.
Mi madre me sacude, me dice que no grite que he tenido una pesadilla, que estoy en
casa. Le digo que me abrace y la beso con pasión. No quiero desprenderme de sus
brazos. El miedo es tan real, que aún tiemblo y no quiero ver qué realidad me
rodea y si es verdad lo que estoy escuchando.
Nani.
Marzo 2019
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martes, 26 de marzo de 2019
OTRA BATALLITA
La
tarde comenzaba a asomar. Yo caminaba por la viejas calles adoquinadas, las
estrechas aceras cubiertas de sillas de enea y en ellas, las madres sentadas
mientras vigilaban a sus pequeños que jugaban a las canicas, a los cromos o las
chinas y entre tanto, alguno más mayorcito arrastraba un aro de hierro con un
artilugio del mismo material, que lo empujaba hacía adelante y lo mantenía
erguido, rodando de extremo a extremo de la calle, hasta que se le atravesaba
un pequeño diablillo saliendo como un
loco de los ultramarinos, o de la taberna donde vivían y todo se iba al traste,
a veces sin querer y las más, queriendo. El hijo del farmacéutico intentaba
cruzar al otro extremo, con su bicicleta de último modelo y una cestita
delante del manillar, para colocar los ungüentos y medicamentos que iba dejando
en casa de los parroquianos y así iba pasando esa vida que yo, mientras me
recreaba, dejaba retenida en mis globos oculares y después, en aquella Kodak que
compré con miles de fatigas y que me hizo en cierta manera, conocido. Capté muchos momentos, muchas situaciones e incluso, momentos muy importantes de nuestra época. Unos tristes, otros muy alegres y sobre todo, muy significativos en aquellos días. Hoy, ya
soy muy viejo para salir a la calle y volver a caminar como entonces. Ahora hay
demasiados coches, no se escucha algarabía de chiquillería, ni a las madres
gritando para que no se alejen o no hagan demasiado el burro, porque lo hacían o
lo hicimos y la verdad, es que se disfrutaba siempre al aire libre y
gamberreando a nuestro modo.
¡Cuando
vengo a vuestras casas y os miro, me da la impresión que no sois lo felices que
fuimos nosotros a pesar de no haber tenido nada. Una lata, un aro, una caja y
cuatro chinas, eran nuestros juguetes y reíamos a carcajada limpia, aunque tú
que me escuchas querido nieto, no te lo creas! ¡Pero igual me equivoco, verdad
es que son otros tiempos y aquellos eran los míos y estos son los vuestros!
Nani.
Marzo 2019
viernes, 22 de marzo de 2019
LIN, JUBILADA
Se
creen que no les escucho. ¡Si supieran que he practicado con soltura todos los dialectos
chinos, e incluso varios idiomas, se caían para atrás!! ¡No, no soy “La Dama de
Shanghái” como están diciendo que me creo! ¿Se habrán mirado al espejo, ellos
no envejecen? Siempre igual, ¡qué seguros se sienten! ¡Si supieran que fui la espía
más reconocida de nuestro ejército durante la Revolución China del 1949! Verdad
es que tuve que ejercer la prostitución porque es en la cama donde los hombres se
sueltan mejor, creyendo que son los amantes perfectos. Verdad es que tuve que
fingir los orgasmos más verosímiles, pero para mí fue como si hubiera ejercido
de enfermera y hubiera puesto vacunas o antibióticos. Era mi trabajo. Usé en su
día con la mayor gracia, el abanico, los vestidos de seda cantoneses y la sombrilla, de manera tan
seductora que les volvía locos (fui una afortunada porque me libre de los
vendajes de pies), pero sabía imitar a la perfección la forma de caminar, esa
que era el complemento y preludio a una noche loca en la cama. Allí hablaban y
soltaban agobios, miedos o los detalles más guardados que en condiciones
normales, no dirían a nadie; pero así se ganaron guerras, se encontraron
misiles y se rescataron a los más débiles, incluyendo a nuestros militares
prisioneros. Pero no, no voy a decirles nada, si me canso, me voy a otro lugar
a tomar el sol y disfrutar de la jubilación que me gané gracias a toda esa experiencia que acumulé. También sé dónde
estoy, qué edad tengo y como estar en el lugar que ocupo, por lo tanto no diré
nada, ni siquiera me inmutaré. Lo mejor de todo es dejarles que sigan creyendo
sus propios cuentos. ¡De todas maneras no les convencería, ni merece la pena!!
Nani.
Marzo 2019
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Viernes Creativos.
jueves, 21 de marzo de 2019
QUISIERA (Dos en una entrada. Muchas felicidades)
Las personas son poesía y hoy es su día. Os felicito con un enorme beso
Quisiera ir
al fin del mundo
a llorar lo
que no he llorado
a pasar los
duelos que no he tenido
a leer dentro
de mi alma,
lo que dejé
de leer hace tanto.
Quisiera
subir a la montaña más lejana
y vivir en
soledad mi destierro.
Quisiera
volver a vivir empezando de cero
con lo vivido
y lo no vivido,
pero habiendo
cerrado ciclos que no he sabido.
Quisiera ir
pasando páginas con fracasos saldados
y abriendo otras con proyectos y experiencias
que le debo a
la vida.
Quisiera
vivir sin tener las entrañas oprimidas,
por no sé qué
cosas que a veces ni son mías
pero que
pesan en la espalda,
y hacen crecer
la fatiga (léase chepa).
Quisiera
respirar profundo,
que los pulmones
se llenen de aire limpio,
brisa fresca y
vida verdadera.
Quisiera
pisar mi tierra,
esa que solo
yo percibo,
me calma y me
llena,
esa que nadie
sabe que existe
y que a mí me
produce paz.
Esa que no se
ve,
pero que está
en mí.
Día de la poesía.
Nani. 21
marzo 2019
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