Temblamos primero de miedo. Más tarde todo
cambió y el temblor se hizo emoción. Lo que en un principio nos paralizó, se convirtió
en delicia. Pareció que la amenaza nos fulminaría y temimos por nuestra
estabilidad, después el cielo se abrió y dejó de llover, de tronar y los
relámpagos y rayos se tornaron en color. El arco iris que nos iluminó y nos
dejó seguir el camino hasta casa, fue lo que nos marcó a lo largo de la vida.
Cuando asoman las orejas del lobo, suele dar un vuelco la vida.
(Se
quedó sin enviar)
Nani.
Abril 2019