lunes, 2 de marzo de 2020

MININO VIRAL





Desde que siento necesidad de cariño y caricias he determinado convertirme en un lindo gatido. He comprobado que quienes tienen felinos en casa, les acarician, le miman, le lavan, le colocan un cascabel y hasta le ponen una camita mullida. Yo que me he criado en la calle, he tomado la determinación de convertirme en un precioso y peludo minino y desde entonces, me hacen vídeos que suben a las redes. Comentan todos que no hay cosa más tierna, simpática y los likes a mis dueños son tan masivos, que orgullosos están del famoseo que consiguen a mi costa. Les escuché decir que el último vídeo que me hicieron se ha hecho viral, por lo que tendré que proponerles que a cambio, me proporcionen leche de calidad y sin lactosa ya que tengo una intolerancia de importancia. Unas sardinas que no vayan a transmitirme un anisakis  porque sería letal tanto para mí, como contagioso para ellos y creo que no les convenga. Algo debo sacar también de esto. Es verdad que he conseguido una casa, pero no tanto cariño como me creí cuando era callejero. Por otro lado, ya no les hacen gracia mis arrumacos y ronroneos, no acogen con gusto que me restriegue por entre sus piernas y están enfadados porque arañé al pequeños de la familia, pero es que cuando me pisan el rabo o me tiran de las orejas, yo me revelo.

Nani. Marzo 2020

jueves, 27 de febrero de 2020

TODOS LOS RECUERDOS



Imagen recogida en la red

Paseando por las calles del pueblo, evitaba una en particular. Le gustaba ir a la plaza, donde de niña la mandaban a la mercería a comprar los encajitos que su abuela le ponía a las enaguas y en general, a toda la ropa interior de las mujeres y niñas de la casa. Estando allí recuerda cuando pusieron la figura de la persona más emblemática de la ciudad, allá por los años de Maricastaña. Primero figuró en la calle en que nació, pero con el tiempo y siendo ella pequeña, la pusieron en la plaza. Fue a ver el traslado con sus hermanos mayores y, se escondía entre sus piernas porque le daba miedo ver esa figura tan erguida y oscura. Además siempre le produjo mucho respeto los bigotes poblados y retorcidos, así como las cejas enormes, que aquella escultura tenía. Con el tiempo se fue habituando y ahora era un placer ir a visitarla. Las calles empinadas de piedra rústica la encandilan y subir al mirador a ver ponerse el sol, le proporciona una paz inmensa. Al volver, le encanta caminar por las distintas calles que le recuerdan a las compañeros del colegio, al resto de familia y le encanta saludar a los vecinos que sentados en las puertas, pasan las tardes-noches veraniegas tomando el fresco. Al lugar que nunca va y evita siempre, es donde conoció al primer chico que le hizo tener mariposas en la barriga. Después se fue con una beca a Suiza y además de que no volvió, tampoco le escribió para decirle que allí se quedaría. La calle del olvido no la pisó nunca más, para evitar que las mariposas se le salieran por la garganta y por las lágrimas que aún brotaban.

Nani. Febrero 2020

domingo, 23 de febrero de 2020

LA ISLA DE LOS CORALES



Organizamos un viaje a una isla de corales, buceamos durante todo el día y al terminar, guardé en mi mochila algunos recuerdos que el guía me permitió llevar. Ya en el albergue después de una ducha fría, me dispuse a descansar; me esperaba de nuevo viajar a un lugar donde conocería los gorilas y su entorno. La aventura estaba garantizada. Va a ser un tesoro lo que acumule y las vivencias serán un inmenso documento para la tesis y por supuesto, el documental que estoy preparando.

Nani. Febrero 2020

viernes, 21 de febrero de 2020

INVADIDOS



Fotógrafo berlinés que no deja indiferente a nadie: Andreas Maria Kahn.
 ( https://www.andreasmariakahn.de/), Viernes creativos: Escribe una historia.

La playa estaba plagada de tarántulas aburridas. Se quedó tan solitaria que no tenían a quién chupar la sangre. Todos los habitantes del entorno y los que se bañaban o paseaban en aquel lugar, dejaron de hacerlo para cambiarse a la cala vecina. Llegado el tiempo de D. Ayuno, Doña Carnal y D. Carnaval decidieron sumarse a la fiesta y se disfrazaron para pasar desapercibidas. Adquirieron caretas y atuendos traídos de la propia Venecia. Trajes de puras serpientes o raposas con apariencias elegantes y se sumaron al baile del casino, donde participaron en los más variados juegos amorosos, bailes de época y arrumacos entre desparejados. Al final del baile, se contaron con un inmenso número de víctimas sin sangre, envenenadas o bien, locas de amor por alguna que otra alucinación sin sentido. En un principio se creyó afectadas solo al sexo femenino; más tarde y cerca de la piscina, se hallaron a un numeroso recuento de varones fallecidos al querer refrescar su encendida pasión, provocada por un veneno letal.

Nani. Febrero 2020

miércoles, 19 de febrero de 2020

TODAS LAS MAÑANAS


Ahora ya vestido le arreglo el pelo, le pongo un poquito de colonia de la que le gusta y le digo que tenemos que darnos prisa para llegar a tiempo al cole. Le doy su cartera de Mickey y muy despacio, entra dentro del coche. Al despedirme de él, le digo que cuando salga del trabajo le recogeré. Casi todos los días rompe a llorar como un niño pequeño. Me dice que hay una niña que ya no viene nunca y que la espera siempre como buen chico.
¡Si mamá viviera, no lo soportaría!


PURA COMEDIA

Ahora ya vestido saldrá a escena. El público muy silencioso espera con la respiración casi detenida. El decorado impresiona. El maquillaje exagerado, le da un aire tremebundo. De pronto salta y se arranca un corazón que lleva en el interior de la chaqueta y lo ofrece a la concurrencia, diciendo: ¡Ahí lo tienes mundo, ha dejado de ser mío para ser vuestro. He luchado sin vivir mi vida, sino la que me habéis impuesto, por eso tanto escombro a mis pies y tanta vida desolada ahí fuera!

Nani. Febrero 2020

martes, 18 de febrero de 2020

EL DESAYUNO



Ahora ya vestido y con el abrigo en la mano, sale a la calle y se encamina a su trabajo. Pasa como siempre por la cafetería de la esquina, toma el café que le termina de espabilar. Sale y tropieza como siempre. El chico que pide limosna, se  ríe día tras día. Le deja con el traspié el bocadillo y se guiñan mutuamente, como si fueran los mejores amigos del universo.

PERDIENDO LA INOCENCIA

─Ahora ya vestido, todo parece distinto.
─No soporto ver sin ropa al niño ni al resto de personas de la foto.
─Te agradezco que hicieras  ese trabajo por mí y los vistieras a todos. El día  que el abuelo me contó lo que pasó en aquel barracón, vomité y me desmayé. Después me agarré a su cuello y fue papá el que le dijo que era aún pequeño para entender lo que significaba Auschwitz.
─Terminamos llorando los tres.

Nani. Febrero 2020

domingo, 16 de febrero de 2020

EL PRINCIPITO ME MOTIVÓ



Imagen sacada de la red 

Desde que leí el Principito de Saint-Exupéry deseé tener un planeta como él o al menos, poder visitarle y al mismo tiempo poder ir a otros planetas, conocer lo que en ellos crecía, quienes vivían o saber cómo eran, a qué distancia estaban o si necesitaría algún traje especial. Todos los años en mi carta a los Reyes, les pedía ese viaje y me contestaban que aún no estaba preparado para ello. Cuando cumplí los 10 años,  pregunté a mis padres cual sería el motivo por el que no me concedían ese deseo los magos de oriente. Mis padres se miraron intensamente y entonces habló papá diciendo, que ese deseo no era posible por muy magos que fueran, ya que tan solo se había subido a la luna o espacios abiertos del cosmos, pero siempre iban personas muy preparadas, mayores y con la suficiente sabiduría que un niño como yo, no podía tenerla. No me quedé muy convencido y como soy de piñón fijo, fui a la biblioteca, leí todo lo que pude de ciencia, del cosmos y todo lo que me pudiera aportar conocimientos para hacer ese viaje por mi cuenta. En el sótano de casa empecé a hacer experimentos e incluso a diario, sobre todo cuando mis padres ya estaban dormidos, bajaba y seguía porque mi empeño era casi una obsesión.
Diseñé un traje especial, lo confeccioné con mis propias manos y con la emisora de radio que pude conseguir el último cumpleaños, me comuniqué con unos seres que decían ser del planeta “Gululú”. Nos costó al principio entendernos, pero pronto lo conseguimos y cuando les hablé de mi deseo por partir a otros planetas, me dijeron que si de verdad lo deseaba, iría con ellos en la próxima visita a la Tierra.
Transcurrido un tiempo y estando hablando con ellos (nos comunicábamos todos los días), llegó el momento tan esperado, ─me dijeron. Pasada la media noche me pidieron que saliera al jardín  con todo lo que había preparado. En el jardín público de la calle paralela a la mía me esperaba KMS, que era el nombre del ser al que debía  unirme. Era muy parecido a nosotros, solo que más ancho y con la cabeza un poco más alargada. Nos saludamos y me dijo que le siguiera. Más adelante y flotando en el río, había como una especie de lancha pequeña. Nos subimos a ella y algo se deslizó cubriéndonos por encima. Se encendieron motores y salimos raudos hacía otra nave que nos esperaba ya en el espacio. Entramos a dicha nave, que por cierto era enorme. Allí había muchos seres iguales al que me acompañó desde el principio. Me comunicaron que iríamos primero al planeta que tanto me había ilusionado y que conocería a alguien que estaba deseando saludarme. Pasadas varias horas bajamos y allí estaba yo, mirando a un chico rubio que regaba una rosa. Nos saludamos y me dijo que cuidara las flores porque no son para cortarlas, sino  para dejarlas vivir y disfrutar su aroma. Después nos dimos la vuelta y me dio algo que estaba metido en una bolsita de tela. Toma –dijo. Guárdala en tu mochila y no la abras nunca. Ella te llevará donde desees, sea Marte, Júpiter o la galaxia que te apetezca. Podrás respirar sin necesidad de oxígeno, no te quemarás si te acercas a una estrella y podrás estar el tiempo que necesites sin necesidad de comer o beber, sino solo disfrutar. Me enseñó su bonito y diminuto planeta, nos sentamos al sol un buen rato mientras me enseñaba maneras de vivir feliz. Más tarde nos despedimos deseándome que volviera cuando quisiera y con un solo impulso, me encontré entre satélites y planetas nuevos. Llegué al planeta rojo y pude ver que solo había tierra y cráteres, por lo que no me quedé mucho tiempo. Más adelante encontré una estrella enorme de la que pendían otras más pequeñas y según me dijo una voz que me acompañaba haciendo de guía; eran mis antepasados que suelen recibir y guiarnos en la vida. Después fui a Júpiter, pero las bandas que le rodean estaban sufriendo unas tormentas muy intensas y decidí volver en otro momento. Como no parecía haber mucho movimiento por estos lares, me dirigí al planeta azul, pero hacía demasiado frío, así que preferí volver cuando mis estudios fueran más completos.
Me desplacé hacía Urano, me llamaban mucho la atención sus 27 satélites o lunas. Allí si encontré vida, aunque no fue en ninguna de las 27 conocidas, sino en “Gululú”, que es un pequeño satélite no visible para nosotros, de donde vinieron los amigos que me habían rescatado de casa. Me esperaba KMS junto a su familia y amigos. Me recibieron con mucha alegría y me ofrecieron un sabroso vaso de un líquido azulado que decían era una necesidad para mi organismo mientras estuviera viviendo con ellos. Me preguntó por mi viaje en solitario y después de hacerle un breve resumen, estuvimos compartiendo vivencias de ellos y otras tantas mías. Más tarde, me invitaron a una conferencia sobre nuestro planeta y algún otro que no conocía. Fue muy interesante todo lo que se habló y me pareció que tenían mucha razón en lo que exponían, aunque algunas cosas no me gustaran (dolía aceptar barbaridades que están pasando en la Tierra), pero aceptarlo era lo lógico. Los seres humanos dijeron, son muy egocéntricos y eso deberán aprender a limarlo, como ya lo hicieron nuestros antepasados. Me sorprendió saber que ellos también habían pasado por lo mismo y me tranquilizó saberlo; al menos me ofreció un poquito de esperanza. Estuve con ellos unos días y pasados estos, decidí volver a casa pensando en lo preocupados que estarían papá, mamá y mis hermanos, no me dio tiempo a dejarles ni una sola nota.
Mis amigos me aconsejaron al ir de vuelta, pasar de nuevo a saludar a mi querido Principito. Este me acogió con mucho cariño y pasé dos días con él, disfrutado de su filosofía y de sus cariñosos consejos.
Cuando llegué a casa todo era un caos. La policía estaba movilizada. Mamá y papá tenían unas ojeras de cansancio que le llegaban a los talones, produciéndome todo ello bastante remordimiento. Cuando les expliqué donde había estado y que había hecho, no podían dar crédito; por lo tanto me dijeron que el resto de mes lo pasaría castigado en mi habitación. Quise mostrarles la bolsita que me entregó mi amigo El Principito, como muestra de mi aventura, pero cada vez que intentaba enseñarla, mi mano aparecía vacía. No me quedó otra que aceptar mi arresto, pero no me importó porque estudiaría mucho y procuraría dar solución a errores cometidos y así, preparar mi próxima aventura.

#52RetosLiterup                                                                                                                                                                                            
                                                                                                                                                                                                                                                                                                               

Nani. Febrero 2020