viernes, 23 de julio de 2021

COSAS DE NIÑOS

 

Las palabras que Jordi Évole nos dejó para nuestros relatos solidarios son:

Mascarilla, socorro, alma, Messi, y campeón.

Hubo momentos que fueron desternillantes. Recuerdo cuando mis pequeños revoloteaban a mí alrededor y se quedaron muy sorprendidos al verme colocarme una mascarilla de pepino. Les dije que era bueno para el acné que aún seguía teniendo y para las bolsas de los ojos cuando habíamos estudiado mucho. Mi hijo pedía socorro por el ojo de patio. Gritaba diciendo que su madre era una hortaliza andante. Las vecinas reían con toda el alma, como cuando se hizo algo más mayor y dijo que sería como Messi, pero más alto y más guapo, porque sería un campeón, sobre todo en casa.

 

Nani. Julio 2021


miércoles, 21 de julio de 2021

LA CHICA DE LOS INVIERNOS

 

Soy de esas generaciones que las vacaciones las pasábamos con los abuelos, ya que los padres que podían, aprovechaban para irse a Mallorca “a los hoteles”. ¡Esa era la definición y por consiguiente, los hijos nos quedábamos a cargo de los abuelos en el pueblo!

Cuando fuimos más pequeños los echábamos mucho de menos, aunque los abuelos hacían lo imposible para que la nostalgia pasara rápido. Recuerdo cuando recurrían a los álbumes de fotos y sobre todo, a las historias que se inventaban, diciendo que eran cosas que habían ocurrido en el pueblo de al lado, en el propio o en  Kuala Lumpur. De esa manera todo se iba pasando y al final, quedábamos encantados.

Papá y mamá cuando podían, nos llamaban al teléfono blanco que los abuelos tenían sobre la mesita de la salita y nos contaban, pero más lo hacíamos nosotros, porque las aventuras que teníamos día a día, eran tan sorprendentes que nuestra ilusión era hablar hasta que nos decían que debían volver al trabajo. Después, la abuela solía ponerles al día y terminaban con lágrimas en los ojos. Más tarde supe que mamá le decía que le agradecía que fuera tan bonita con nosotros y que deseaba pasara volando la temporada.

Creo o casi estoy segura, que fueron los días más bonitos que he vivido, junto con las navidades y el día de reyes magos. Siempre conseguían nuestros padres estar libres y podernos llevar a pasar todos juntos, esas fiestas que nunca olvidaré.

Aunque las vacaciones verdaderamente inolvidables, son las que pasamos cuando ya cumplía los trece, mi hermano Pedro dos más y por debajo de mí, estaba Koke. El pequeño escuché una vez a papá decir a mamá, había sido el descuido que tuvieron más bonito de la vida compartida. Parecía ser que no esperaban ser más veces papás, pero que fue algo que los renovó en todo y por todo. ¡Koke es muy lindo y eso los de casa lo sabemos mejor que nadie! Tendremos que estar pendiente de él (en cierto modo). Aunque sabe ser independiente y sobre todo, hacer feliz a todos los que le rodeamos.

Pero volviendo a esas vacaciones de mis trece inviernos como decía el abuelo, porque según contaba, no cumplía como todas las chicas primaveras, sino inviernos ya que llegué con la primera nevada de aquel año.

Pues como decía, el año de mis trece y cuando nuestros padres se fueron a la temporada de los hoteles, volvimos a reencontrarnos con las pandillas de años anteriores. ¡Todos parecíamos otros! Los chicos eran ya jóvenes adolescentes y las chicas estábamos muy distintas. Según los mayores que íbamos saludando, apuntábamos a ser mujeres bonitas y alegres y los chicos, unos hombrecitos.

Cuando nos saludamos, casi todos nos quedamos un poco descolocados. Al decir Pepe que si nos íbamos a buscar ranas y saltamontes, sobre todo las chicas dijimos que no nos apetecía, que preferíamos ir a la charca (así llamaban en el pueblo, una piscina natural que el río dejaba en un surco) y que aquel año fue inolvidable. Entre baño y baño, nos pasábamos las tardes recordando el curso, los profesores, los libros que habíamos leído y algunos, comentaban lo que querían estudiar al terminar en el instituto. Otros preferían seguir en el negocio de la familia y así pasábamos grandes ratos.

Al contrario de años anteriores, donde todos íbamos en grupo haciendo el gamberro y alborotando por las esquinas y empinadas calles del pueblo, ese año como por arte de magia nos estuvimos emparejando y nuestras charlas primeras, se convirtieron en escapadas de parejas, aunque siempre íbamos y volvíamos en pandilla. Pero sin saber cómo, uno enseñaba a otra un árbol que parece no habíamos percibido anteriormente. Alguna florecilla o algo que apreciábamos y que nos había pasado desapercibido anteriormente. También comíamos pipas de girasol con chocolate, chufas y algunas chucherías que habían dejado de ser las piruletas o el regalí que comprábamos en la farmacia de don José.

Yo solía hacer pareja con Rami (Ramiro) y siempre nos escapábamos a ver un árbol que las ramas y el tronco se había deformado de tal manera, que parecían que unas y otro, se abrazaban entre sí. Uno de aquellos días, estábamos allí mirando como la luz del sol se colaba por las copas de unos álamos, cuando Rami se acercó a mí y posó sus labios sobre los míos, diciendo luego que sabía a castañas pilongas y chocolate. Aquello me dejó un poco desconcertada, pero me gustó y aquel año alguna escapada se repitió con sabores distintos y olores a juventud. ¡Todo muy inocente y sutil!

Después cuando nos fuimos haciendo mayores, muchos chicos y chicas no volvieron por el pueblo o los de allí, se iban a la playa o a algún campin, por lo que nuestra pandilla fue cambiando. Todos comenzamos nuestros estudios y a ubicarnos en distintos lugares, e incluso ir menos por el pueblo, ya que nuestros padres no hacían tantas temporadas fuera. Los abuelos ya iban necesitando ayuda en lugar de proporcionarla y Koke, de todo nuestro mimo, así que a Rami no lo vi en años sucesivos, pero los sabores y los olores se me quedaron impregnados para siempre, en el recuerdo, la pituitaria y las papilas gustativas.

Aquel año fue el comienzo de unas emociones que se quedaron para siempre, donde aprendí a elegir y seguir mi camino en muchos aspectos. Aquel año empecé a ser la chica que cumplía inviernos y ya son algunos.

 

#elveranodemivida

 

Nani. Julio 2021

lunes, 19 de julio de 2021

ASÍ LO ENTIENDO

 Las palabras que la escritora Julia Navarro nos dejó para nuestros relatos solidarios son:

Educación, oportunidad, trabajo, independencia y libertad.


En la educación que recibíamos aunque fuera humilde y sencilla, por encima de todo, en el lote iba incluido una gran cantidad de respeto y valores. La formación era nuestra oportunidad. Aún para colocar un ladrillo, se empezaba por el primer escalón, sabiendo que no se pisaba todo lo que nos encontrábamos a nuestro paso, como hizo el caballo de Atila. Lo que se aprendía era encaminado a obtener un trabajo remunerado para vivir con dignidad, conseguir la independencia de nuestros mayores y ellos a su vez, una jubilación decente. Y por encima de todo, ¡libertad para todos!

 

Nani. Julio 2021

sábado, 17 de julio de 2021

RECUERDOS EN UNA MALETA

 


Con esta edad no era nunca suficiente el reto o esfuerzo. Si tú me pedías aúpame y llévame en el patinete, ahí estaba yo. Lo que no me esperaba es que debido al exceso de grasa en las ruedecitas, al peso y la cuesta abajo, terminamos dando con nuestros tristes huesos en la reja de la fábrica de helados. Lo único bueno que tuvo el golpe, es que había hielo y al menos nos aliviaron la hinchazón, mientras llegó la ambulancia. Al final estuvimos parte de las vacaciones con una escayola tú en la pierna derecha  y la cara toda quemada por el rasponazo. Por mi parte, el brazo izquierdo también escayolado, la cabeza vendada a causa de una gran brecha y el coxis como si me hubieran pisoteado quince elefantes. Bastantes días sin vernos y sin playa, pasamos. Al final me viniste a ver, pero no te reconocí con tanta concha en tu rostro y el aturdimiento que todavía me duraba. Al final todo fue pasando y aunque pudimos por fin ver el mar (sin mojarnos por las escayolas y desde lejos), nos juramos amor eterno.

Hoy al cabo de 20 años, me pregunto dónde habrás pegado con tus huesos. Te aseguro que yo estoy en una gran ciudad y todos los veranos añoro y deseo tu boca y tu sonrisa, por eso esta foto me acompaña siempre guardada en la maleta.

El resto del año, hago una vida normal de ejecutivo, con esposa y tres hijos, sin tiempo ni de mirar fotos, ni de pensar en el pasado. ¡Cada día que pasa odio más la globalización, si los míos me acompañaran, me mudaría a uno de esos pueblos perdidos en la que, mal nombrada llaman: “La España vaciada”!

 

Nani. Julio 2021

miércoles, 14 de julio de 2021

LA MANIQUÍ

 

Hoy he ido de tiendas ya que necesito reponer el vestuario de temporada. Tras la pandemia, lo que no se ha quedado pequeño, está pasado de moda.

He ido a varios comercios pero no me acababan de convencer los modelos expuestos. Ya casi cuando había desistido, y de vuelta a casa, me desvío por una calle que no suelo pasar por estrecha y poca luz, pero como hoy era a toda luz del sol, me arriesgué ya que por ella se trocha y el sol casi me derrite. Cuando me adentro en ella, paso por un comercio que no me sonaba, ¡claro que hace mucho que no paso por esta calle!, y en el escaparate había varios maniquíes luciendo sus galas. Dos con ropa de hombre y otros dos con ropa de mujer. Me quedo mirando ya que uno de los vestidos de mujer se parecía mucho a la idea que tenía en mente e iba buscando. Al intentar descubrir qué tipo de tejido tiene dicha prenda, la mano de la maniquí se levanta y me saluda haciendo mover su antebrazo y mano derecha, de izquierda a derecha. Yo por instinto, repito el mismo movimiento. Cuando me doy cuenta, me veo un poco ridícula y miro a mí alrededor por si alguien ha observado que saludo a un muñeco estático. Al volver a mirar, la muñeca que tiene el vestido que acapara mi atención, me guiña un ojo y me hace el gesto típico para que pase dentro y la mire de cerca. Aunque todo me parece un poco de locos y absolutamente extraño, avanzo hacía la entrada del comercio, entro y me saluda un señor, todo trajeado y muy amable, ¡de los que antes había en los comercios!

─ ¿En qué la puedo servir, ─dice.

─Quería ver y si es posible probarme, el vestido que hay en el escaparate.

─ ¿El de novia, señorita? ¡Creo que le quedará perfecto!

─ ¡No por favor, el otro!

─ ¡Ahhh, creo que va a ser imposible! Ese vestido lo pusimos hace 6 años y no hemos conseguido quitarlo a la maniquí. Algo pasa cuando hemos querido cambiarla, pero nunca lo conseguimos. La dejamos por imposible y la pasamos a los vestuarios e incluso al almacén y por supuesto, fuera del escaparate, sobre todo porque lleva ahí mucho tiempo. No sabemos cómo, pero al otro día está otra vez en el escaparate y lo más gracioso, es que ya no queremos quitarla. Según nos cuentan los clientes, ella anima al cliente a entrar y normalmente encuentran lo que buscan. Nuestro muestrario es extenso y de calidad. Por cierto, ¿también le ha guiñado un ojo y la ha animado a entrar? Le aseguro que a veces me da un poco de miedo y ninguno de los dependientes quiere quedarse a solas con ella. Dicen que no es normal y que además, piensan que quiere algo de ellos.

─ ¡Pase, pase señorita, Tenemos un modelo semejante y creo que se adapta siempre a cada señorita que se fija en él.

─ ¡De acuerdo, me lo pruebo!

─ ¡Ya sabía que le quedaría perfecto! ¿Se lo envuelvo o se lo lleva puesto? ¡Está usted preciosa!

Cuando salgo con mi vestido puesto y después de abonar todo lo que he comprado, me fijo de nuevo en la maniquí que ahora sonríe y me lanza un beso. Me sonrío a la vez y pienso que es el mejor reclamo que he visto en la vida. ¡No hay nada como que nos cuenten un cuento y que nos presten atención para que no nos resulte tan frío como comprar por internet o catálogo! ¡Creo que habrá que volver a las tiendas de siempre!

 

Nani. Julio 2021

domingo, 11 de julio de 2021

VERANOS

 

Carlos Alsina y David de Jorge, de Más de Uno, Onda Cero, nos dieron las siguientes palabras para los escritores solidarios: 

Guarrindongada, azúcar, atardecer, chorizo y comunión.

Cuando era pequeña me encantaba mezclar alguna gurrindongada, como polvo de algarroba de la Rufiana, con agua para hacer batidos, al que añadía azúcar. Luego al atardecer, celebrábamos el bautizo de los muñecos. Servíamos fresquito el preparado que esperaba en la fresquera de hielo, los bocadillos de chorizo que en comunión con nuestra inocencia, hacían las madres para celebrar las recién estrenadas vacaciones. Después, dejábamos a los bebés bautizados un año más, durmiendo en los sillones de casa y nosotras nos íbamos a buscar grillos con los chicos, para guardarlos en cajas de zapatos agujereadas.

 

Nani. Julio 2021

viernes, 9 de julio de 2021

¡ALEHOP!

 


 Foto “Temeridad”


¡Alehop!

Eso era lo que siempre escuché desde que tuve uso de razón. Llegó un día que me obligaron a subir al rascacielos de la ciudad, para que allí una televisión nos grabara.

Cuando bajé, me quite las mayas, hice mi macuto y me fui.

Solo dije que ya no quería seguir en las alturas, ni notar más vértigo.

Quiero pisar la tierra y ver como se notan las piedras del camino, Desollarme las rodillas por tropezar, pero no porque a alguien se le escurran mis brazos o no pueda con mi peso.

Quiero curar mis propias heridas, pero no las consecuencias de otros.

Quiero vivir mi vida y no estar de cara a la farándula.

Quiero ser la protagonista de mi existencia y si me caigo, ser la que lama las heridas de mis propios errores.


Nani. Julio 2021