El segundo volumen de su
preciada colección lo
terminó en un tiempo récord. Tenía ganas de que sus lectores lo tuvieran y
sobre todo, la persona que compartía cama y mesa con él. Cuando ya estuvo en la
calle, firmó ejemplares. El primero se lo dedicó a ella, que lo puso sobre la
mesita de noche y lo coge todos los días que limpia el polvo. Nunca se dará
cuenta que es ella la protagonista, porque no leyó ni la dedicatoria, ni el
prólogo y por supuesto, nunca llegará a entender al autor que suplica atención,
de esa mujer que le limpia el polvo a sus libros.
PUNTO Y SEGUIDO
El segundo volumen de su
preciada colección está
calentito. Acaba de salir de la imprenta. Llega a casa, se pone cómodo y se dispone
a abrirlo. Como siempre hace, primero mira la portada y contraportada. Huele,
toca y acaricia la textura de las
páginas. Retira la solapa para tocar la portada original. Según le dijo su
impresora, en la página 60 se encuentra la frase que tanto le importa y cree es
la impronta de su novela. La busca, abre y algo impacta en su visión y su
corazón. La impresión fue tan fuerte, que cree imprescindible contarlo en una
nueva novela.
LA MÚSICA DE MI VIDA
El segundo volumen de su
preciada colección
era el que culminaba el pódium de su discoteca y le había desaparecido. Lo usó
en los guateques, en todos los actos que organizó cuando fue pinchadiscos, en
las bodas de los amigos y hasta en las fiestas locales. Cuando terminaba, lo limpiaba
como al resto de discos y volvían a sus estuches. Ahora teme que el “Trapero”
se lo haya birlado, siempre estuvo tras su recopilatorios. Si no vuelve a
tenerlo, le faltará parte de su vida.
Nani.
Diciembre 2021