ilustradora África Fanlo
Hay
días que me siento pez, sirena o caballito de mar, no sabría que decir, porque
todo depende del momento, el estado de ánimo o si me siento lleno y con ganas
de desovar.
Hay
días que me siento ligero como una pluma, misterioso como una sirena llena de
embrujo o con un peso enorme, deseando dejar los guijarros que me aprisionan y
no me dejan respirar.
Sé
que no soy un pez de esos bonitos y coloridos, sino uno muy normalito pero
lleno de vida, ¿se puede pedir más?
Si
me siento misterioso y tan bello como una sirena o sireno en este caso, cuando
veo mi reflejo en las aguas, no tengo nada que envidiar al más poderoso y rico,
a pesar de saber que no poseo bienes o fortuna, puedo asegurar en esos momentos
que puedo realizar todo con un solo chasquido de dedos y acto seguido, soy el más
eficaz y activo de los seres que conozco.
Pero
cuando me siento caballito de mar, estoy pesado y deseoso de ir desovando
rápidamente, aunque en esas ocasiones no son alevines lo que expulso como en el
caso de dicho animalito marino, sino que lo que deseo soltar, son los guijarros
y pesadumbres que tengo adheridos a mi espalda, tripas o pensamientos. ¡Tanto
monta…!
La
cuestión es que sea como sea, puedo ser una pelusa en el mar que siente y que
vive, lo zarandean las mareas o lo acuna un arrecife colorido, llenándome de
color y sobre todo, de esperanza.
Nani, marzo 2024