Imagen cogida de la red
El lápiz con el que ella
cada mañana se lo dibujaba,
la estaba volviendo loca. El perfilar nunca se le dio bien. Sabía que sus
labios no eran perfectos, pero a la productora debía presentarse impoluta.
Cansada un día dejó el lápiz sobre el lavabo y salió sin dar el consabido
retoque. Se pasó un simple brillo para la sección de fotografía. Cuando el
director la observó dijo con toda naturalidad: “Estás muy mona, pero aquí se
viene perfecta, para monerías tenemos el circo y los payasos. ¡Qué pase Adriana”.
MANERAS DE ESCUCHAR
El lápiz con el que ella
cada mañana se lo dibujaba
es negro por un extremo y rojo por el otro. Desde que hace este menester, decidió
dejarlo sobre la mesita con una libreta en blanco. Cuando abre los ojos es lo
primero que crea. Dibuja el perfil, lo rellena de rojo y le deja el corazón
sobre el suyo. Es una manera más de demostrarle su amor, hasta que comprenda y
dominen el lenguaje de signos. Él lo arruga e incluso lo rompe en pedacitos.
Nani.
Septiembre de 2016