jueves, 31 de octubre de 2019

CUESTIÓN DE SENSIBILIDAD




En la clase de hoy he disfrutado como un juglar en la Edad Media. He escuchado la desconocida canción que escribió Ana Bolena antes de ser decapitada. La pieza musical es una delicia. Escuchar cantar a la soprano: "Oh muerte, me sacude dormido" entre otros lamentos y sus últimos pensamientos, pone los vellos como escarpias. Me gustaría tocar los instrumentos que hacen que brille y suene esa composición u otra cualquiera. Quiero estudiar más música para poder hacer llegar estas obras incalculables. Pero ahora debo jugar al mismo tiempo que sigo con alegría viviendo, creciendo y aprendiendo a hacerme también, un hombre.




Anne Boleyn's lament: O death, rock me asleep; Anna Dennis & Voices of Music 4K UHD

Composición musical escrita por Ana Bolena antes de ser decapitada.

Nani. Octubre 2019

domingo, 27 de octubre de 2019

DÍAS DE PERDÓN




Se imponían normalmente a sí mismas los días adecuados, por eso quisieron ir a aquella basílica a pedir perdón por sus pecadillos. Ellas necesitaban de tanto en tanto, ese momento para expiar sus faltas. Entraron con mucho recogimiento. Ataviadas con mantilla, libro de oraciones y plegarias. Rosario de nácar, vestido largo, zapato de tacón bajo y el alma esperanzada.  Habían sido muchas las infidelidades, las críticas a las que consideraban sus enemigas/os (más bien se trataba de envidia a lo que las otras/os eran y poseían en sus cabezas mejor amobladas), zancadillas en el trabajo y así, un sinfín de menudencias (en el fondo sabían que eran atrocidades), que ahora les hacía sentirse bastante mal. Por eso decidieron hacer una escapada a aquel lugar de peregrinación. Aprovecharon las fechas en que sus esposos iban a Miami a la despedida de soltero de Carlos (era la tercera ya). A los pequeños los dejaron con las nanis y las abuelas. Algunos ya no eran tan pequeños y estaban en residencias para estudiantes, por lo tanto la coyuntura era perfecta. Entraron con recogimiento, se aplicaron agua bendita, encendieron bastantes velas (una por cada falta que creían tenían que purgar); llegaron hasta la cámara de rezos, se arrodillaron con mucho fervor y allí rezaron (incluso alguna lloró con abatimiento) y cuando creyeron oportuno, empezaron a levantarse e ir saliendo llenas de paz. Volvieron al autobús que las trasladaba de nuevo al hotel donde habían contratado la residencia en esos días y mientras doblaban mantillas, guardaban libros y rosarios, comenzaron a organizar la próxima visita turística a los almacenes de moda y la comida en el restaurante más pijo. Sin apenas percibirlo, volvían a ser las chicas de siempre y por lo tanto, después de esta excursión, seguían siendo las señoras de las banalidades, vida sosa o vacía; pero siempre, siempre llena de oropel.

Nani. Octubre 2019


jueves, 24 de octubre de 2019

REENCUENTROS




Las largas caminatas por el campo o por la playa, son el resorte que me da vida. Cuando piso la arena dejo de sentir morriña por aquellos paisajes galleguiños que me vieron crecer. La vereda que siempre recorría con mi padre, las trochas para volver y los atardeceres hacían que mi goce fuera infinito, aunque el salitre me provoque sarpullido. Lo doy por bien empleado, vuelvo a ser el niño de seis años. Después una buena ducha y todo perfecto.

Nani. Octubre 2019


lunes, 21 de octubre de 2019

SIN CENA


  

Nos dejaron sin magdalenas y sin flan de vainilla durante una semana. MI hermana y yo decidimos ir a casa de Juanito y le llevamos todo lo que pudimos coger en la despensa de mami. Agarramos el carrito de la compra, lo llenamos y nos fuimos. Cuando volvimos nuestros padres esperaban. Nos mandaron a dormir sin cenar. Después nos llevaron un vaso de leche. A otro día les escuchamos contar a los abuelos ¡sin querer, aunque estábamos escondidos tras el sillón!, que lloraron de emoción pensando que no lo estaban haciendo tan mal.

UNIFORME NO SIEMPRE QUIERE DECIR IGUALDAD

Nos dejaron sin magdalenas a la hora del desayuno. Dijeron que ellas eran niñas de pago y nosotras no, así que nosotras comeríamos un joyito de pan con aceite. En aquel internado no todo era lo mismo. Ellas llevaban uniforme planchado con tablones y nosotras babis. Lo bueno de aquellas imposiciones es que en clase todas llevábamos el babi (algunas para no ensuciarse) y cada una, nuestra inteligencia que a veces en las cabecitas de las de pago, brillaba por su ausencia.

UNA PARA TI Y A VECES, OTRA TAMBIÉN

Nos dejaron sin magdalenas pero no nos importó. Aquellos niños tenían hambre y nunca un dulce. A nosotros a veces se nos quedaban duras en la despensa, por eso cuando nos dijeron que deberíamos compartir, pensamos que por una vez las cosas podían ser un poco justas. Los mayores lo quieren todo y no ven que tanto ellos como nosotros somos personas y ni notan, la tristeza en algunas miradas.

CHEF DE EVENTOS

Nos dejaron sin magdalenas pero me alegro, ¡que se las coman y les dé una colitis y se vayan por el váter, por ser ellos tan agonías! Como me suponía lo que pasaría, a la vez del polvo de hornear y en lugar del aceite vegetal he puesto de ricino. Ellos matan a todos los más vulnerables y los dejan que se mueran de hambre, ahogados o detrás de unos alambres oxidados; si les toca a ellos ahora, no estaría mal. No pretendo que se mueran, pero sí que sientan la agonía de sus víctimas alguna vez en sus vidas.


Nani. Octubre 2019

miércoles, 16 de octubre de 2019

RAMIRO



Fui una niña feliz, con muchas carencias como casi todo el mundo que vivía en el medio rural en aquella época, pero feliz y querida. Debía ayudar en las tareas antes de ir al colegio sobre todo. Vigilar a los animales del establo, ponerles agua y comida hasta que papá y mamá terminaban las tareas del campo y entonces les tocaba a ellos arreglar las zahúrdas de los animales, limpiar a fondo y si era necesario, añadir pan duro, trigo, mondas y todo lo preciso para su crianza y por último,  visitaba a mi compañero de juegos y de vida. Ramiro era el burro que acompañaba a mi padre a la ciudad, cuando llevaba los huevos de las gallinas al mercado, el queso de cabra y las aceitunas aliñás que las señoras del pueblo encargaban. A cambio volvía con las alforjas de Ramiro llenas de telas que mamá convertía en camisas y vestidos, delantales y manteles para la mesa de la cocina, algún pescado en salazón y a  veces, un caramelo o cualquier regaliz que le regalaba D. Vicente el farmacéutico, cuando dejaba algunos de los encargos de su señora.
Cuando cumplí los ocho años y Ramiro empezó a ponerse viejito, papá decidió ir a la ciudad con Baldomero, el caballo pecherón que le ayudaba en las tareas del campo y a Ramiro lo dejó en casa para que fuera el compañero de juegos de mis hermanos y mío, aunque fui yo la que le disfruté  hasta el día de su partida. Cuando salía del colegio me lo llevaba hasta el arroyo cristalino y cuando se veía reflejado en alguna charca, pateaba el agua como si reconociera algún hermano y al final, terminaba bañado y yo con él. Le encantaba que nos adentráramos en los campos de amapolas. Las olía, las besaba y las acariciaba con sus enormes orejas. A veces en la hierba fresca de verano, nos tumbábamos y las siestas eran nuestra más reconfortante tarea. Yo posaba mi cabeza en la suya y otras en su barriga. Leía en voz alta para que me escuchara. Sabía que mis cuentos le gustaban tanto como a mí, después fueron los libros e incluso las ecuaciones; si no era a su lado no conseguía resorberlas. Papá y mis hermanos me decían para hacerme rabiar, que se  me iban a poner las orejas de burro, pero nunca me enfadé por ello y aunque no sabía cómo responderles, hoy les diría que a mucha honra si así hubiera sucedido. Ramiro me enseñó a ser paciente, cariñosa, agradecida y sobre todo a abrazar; con él empecé y seguí toda mi vida abrazando y hoy cuando vuelvo a hacerlo, no puedo por menos ver a Ramiro agradecido (nunca sumiso como dicen que son algunos animales que viven junto a nosotros) e incluso, pude observar como lloraba cuando nos dolió algo cercano. Nunca olvidaré sus últimas lágrimas. Sé que le apenaba irse para siempre y dejarme sin su compañía, sin su dulce, suave  y mullida almohada, que fue la que me hizo saber del amor y de la gratitud.


#hiatoriasdeanimales


Nani. Octubre 2019

lunes, 14 de octubre de 2019

PALABRAS ASUSTADAS


A seguir viendo la tele me decía cuando llegaba rompiendo todo lo que encontraba a su paso. Yo fingía mirar los dibujos, mientras me tragaba el miedo, los mocos y el llanto con ellos. Sabía que después vendría a por mí, me diría que eran cosas de matrimonios y que no me asustara. Se sacaría un caramelo pegajoso del bolsillo y con mucho asco y temor le quitaba el papel. Después cuando se quedaba dormido lo tiraba al váter, me abrazaba a mami y le pedía que me llevara lejos, solo que las palabras se me quedaban enganchadas en la glotis y nunca salían.

LA MERIENDA

A seguir viendo la tele a su lado y sin mirar a otro lado. Se enfada cuando me ve tejer o leer un libro. Me pregunta diariamente quién es el que presenta por la mañana y no soporta que no le conteste al instante. Luego quiere que le ponga su programa infantil predilecto, porque ella no recuerda a que número hay que darle en el mando y si no lo hago inmediatamente, la pataleta puede ser de órdago. Ganas me dan de ponerla en el rincón de pensar, pero me desarma cuando me pregunta si viene pronto su madre a darle la merienda.

Nani. Octubre 2019

viernes, 11 de octubre de 2019

DESAYUNO RARITO



Viernes Creativo: Escribe una historia.




Esta mañana mi amiga Paula me invitó a desayunar como hace de vez en cuando, en su casa y con degustación de sus creaciones culinarias, esas que a mí me quitan el hipo, la tristeza de la semana y hasta me hacen subir  a los techos de alegría.
Hoy ha  tocado plumcakes individuales y coronados con natas montadas y merengues multicolores, predominando el azul y lagrimitas de chocolate. Cuando di el primer mordisco al primer plumcake (me he comido tres), he saltado de la silla como si fuera un resorte el que me empujara y me he puesto a bailar al son del tango Oblivion de Astor Piazzolla (por cierto, me lo sé de memoria), solo que con la boca llena no podía tatarear la melodía, pero sí escucharla o sentirla dentro de todo mi ser, este que me ha hecho girar con una alegría que un poco más, salgo volando por la ventana cual mariposa o golondrina primaveral, estando como estamos estrenando otoño; ¡pero claro con este tiempo que tenemos, es fácil confundirse, hasta mis rosales están floreciendo y nunca lo hacen en este tiempo y también las plantas de “la suegra y la nuera”, están verdes y fuertes como tomando carrerilla para florecer en cualquier momento! Pero a lo que iba, he bailado mientras comía y mi amiga Paula me ha dicho toda extrañada, que estaba como muy sinestésica y me ha dejado de piedra. Cuando me habla con esos términos tan…, bueno que no los entiendo a la primera, me deja patidifusa, ¡vamos que me descoloco totalmente!, así que me he sentado de nuevo (he engullido los plumcakes) y le he pedido que me explicara de que se trababa ese término que no había escuchado hasta ahora y algo me ha aclarado, pero a veces mi querida Paula me desborda y prefiero no discutir o comentar lo que no entiendo. Me han dado ganas de decirle que a veces cuando Ramón y yo hacemos el amor, veo la habitación azul y rosa, como si todo nos  envolviera en un aura especial, pero no me he atrevido a decirle nada por si cree que se me está soltando un circuito, así que he comido como decía anteriormente (tengo el estómago pesado, creo que no comeré en todo el día) y después me he ido un poco compungida. Paula me ha dicho al despedirme que me  observe, que puede que sea una persona con sinestesia, pero solo pensarlo me está dando pánico. ¡Bien sabe Dios que estas cosas nuevas me dan pánico y veo todo negro (negro literal) y, casi me dan ganas de hacer un pis de esos que no se pueden controlar, por no decir que me meo en la pata abajo!

Nani, Octubre 2019