─ Qué gusto da verlo
todo recogido ─decía,
mientras se sentaba en su mecedora frente a las fotos de familia.
─
No hay nada como tener orden, la cazuela caliente y la charla sosegada con
todos ellos. Mis hijos dicen que estoy muy sola, pero no es verdad. No se creen
que hablo con ellos, almorzamos juntos al medio día y hasta me ayudan a recoger
la mesa. Lo que me molesta es que venga la oveja negra. Cuando desaparece,
siempre echo en falta una pieza de la cubertería o encuentro una copa del
champán rota. ¡Para que digan que mi vida es aburrida!
NUESTRO HOGAR
Qué gusto da verlo todo
recogido en sus
cajones, después de doblar la ropa, planchar y dejarles descansar. A veces
alborotan demasiado, pero también es agradable volver a hablar con todos ellos
y sentirme ayudada en todas las faenas, después de lo mal que lo pasamos cuando
les descubrimos debajo de los escombros del derribo por terremoto. Más tarde volvimos
a construir nuestro hogar y todos estamos tan contentos.
MONÓTONO PERO NO
ABURRIDO
Qué gusto da verlo todo
recogido después de
hacer el almuerzo o cuando hacemos la limpieza. Dura un ratito tan solo, porque
al poco volvemos a empezar. La cocina patas arriba con la merienda y después,
habrá que hacer la cena. Los chicos pondrán todos los juguetes fuera de sus
cajas y si no fuera por el otro gusto que nos damos mutuamente, lo de recoger,
cocinar y vuelta a comenzar nos volvería locos. Pero da gusto, mucho gusto
volver a amarnos y terminar no con cigarrillo y dados la vuelta, sino con el
abrazo que nos da la vida.
Nani. Septiembre 2020