viernes, 29 de marzo de 2019

¿QUIÉN LLAMA?





Me ha parecido que llaman y me asomo a ver quién necesita de mi o de mi hogar. Al abrir he sentido un poco de vértigo, me he encontrado al filo de un precipicio y al fondo un enorme vacío. No sé si está nevando o es polvo de estrellas lo que me rodea, no sabría decirlo. Estoy aturdida. No hay nadie, por lo tanto me habrá parecido que llamaban. En casa me encontraba muy bien, calentita y feliz viendo una película, pero al sentirme tan sola y en esta cima me está dando pavor. No sé si entrar de nuevo. Presiento que si retrocedo, voy a caer por un abismo desconocido. Me está bajando tanto frío por la espada que me paraliza las piernas y todo el cuerpo. Ahora quisiera tener alas para volar e ir a posarme como las cigüeñas en la torre de la iglesia. Desearía ser golondrina o gorrión y pasar desapercibida debajo de la hoja de un árbol o el alféizar de cualquier ventana. Sé que alguien me vigila y siento como la orina me baja por las piernas. Necesito ir al baño y no puedo moverme. Una mano muy helada roza mi cara y grito, grito muy fuerte.
Mi madre me sacude, me dice que no grite que he tenido una pesadilla, que estoy en casa. Le digo que me abrace y la beso con pasión. No quiero desprenderme de sus brazos. El miedo es tan real, que aún tiemblo y no quiero ver qué realidad me rodea y si es verdad lo que estoy escuchando.

Nani. Marzo 2019

martes, 26 de marzo de 2019

OTRA BATALLITA



La tarde comenzaba a asomar. Yo caminaba por la viejas calles adoquinadas, las estrechas aceras cubiertas de sillas de enea y en ellas, las madres sentadas mientras vigilaban a sus pequeños que jugaban a las canicas, a los cromos o las chinas y entre tanto, alguno más mayorcito arrastraba un aro de hierro con un artilugio del mismo material, que lo empujaba hacía adelante y lo mantenía erguido, rodando de extremo a extremo de la calle, hasta que se le atravesaba un pequeño diablillo  saliendo como un loco de los ultramarinos, o de la taberna donde vivían y todo se iba al traste, a veces sin querer y las más, queriendo. El hijo del farmacéutico intentaba cruzar al otro extremo, con su bicicleta de último modelo y una cestita delante del manillar, para colocar los ungüentos y medicamentos que iba dejando en casa de los parroquianos y así iba pasando esa vida que yo, mientras me recreaba, dejaba retenida en mis globos oculares y después, en aquella Kodak que compré con miles de fatigas y que me hizo en cierta manera, conocido. Capté muchos momentos, muchas situaciones e incluso, momentos muy importantes de nuestra época. Unos tristes, otros muy alegres y sobre todo, muy significativos en aquellos días. Hoy, ya soy muy viejo para salir a la calle y volver a caminar como entonces. Ahora hay demasiados coches, no se escucha algarabía de chiquillería, ni a las madres gritando para que no se alejen o no hagan demasiado el burro, porque lo hacían o lo hicimos y la verdad, es que se disfrutaba siempre al aire libre y gamberreando a nuestro modo.
¡Cuando vengo a vuestras casas y os miro, me da la impresión que no sois lo felices que fuimos nosotros a pesar de no haber tenido nada. Una lata, un aro, una caja y cuatro chinas, eran nuestros juguetes y reíamos a carcajada limpia, aunque tú que me escuchas querido nieto, no te lo creas! ¡Pero igual me equivoco, verdad es que son otros tiempos y aquellos eran los míos y estos son los vuestros!

Nani. Marzo 2019

viernes, 22 de marzo de 2019

LIN, JUBILADA





Se creen que no les escucho. ¡Si supieran que he practicado con soltura todos los dialectos chinos, e incluso varios idiomas, se caían para atrás!! ¡No, no soy “La Dama de Shanghái” como están diciendo que me creo! ¿Se habrán mirado al espejo, ellos no envejecen? Siempre igual, ¡qué seguros se sienten! ¡Si supieran que fui la espía más reconocida de nuestro ejército durante la Revolución China del 1949! Verdad es que tuve que ejercer la prostitución porque es en la cama donde los hombres se sueltan mejor, creyendo que son los amantes perfectos. Verdad es que tuve que fingir los orgasmos más verosímiles, pero para mí fue como si hubiera ejercido de enfermera y hubiera puesto vacunas o antibióticos. Era mi trabajo. Usé en su día con la mayor gracia, el abanico, los vestidos de  seda cantoneses y la sombrilla, de manera tan seductora que les volvía locos (fui una afortunada porque me libre de los vendajes de pies), pero sabía imitar a la perfección la forma de caminar, esa que era el complemento y preludio a una noche loca en la cama. Allí hablaban y soltaban agobios, miedos o los detalles más guardados que en condiciones normales, no dirían a nadie; pero así se ganaron guerras, se encontraron misiles y se rescataron a los más débiles, incluyendo a nuestros militares prisioneros. Pero no, no voy a decirles nada, si me canso, me voy a otro lugar a tomar el sol y disfrutar de la jubilación que me gané gracias a toda esa experiencia que acumulé. También sé dónde estoy, qué edad tengo y como estar en el lugar que ocupo, por lo tanto no diré nada, ni siquiera me inmutaré. Lo mejor de todo es dejarles que sigan creyendo sus propios cuentos. ¡De todas maneras no les convencería, ni merece la pena!!

Nani. Marzo 2019

jueves, 21 de marzo de 2019

QUISIERA (Dos en una entrada. Muchas felicidades)



Las personas son poesía y hoy es su día. Os felicito con un enorme beso


Quisiera ir al fin del mundo
a llorar lo que no he llorado
a pasar los duelos que no he tenido
a leer dentro de mi alma,
lo que dejé de leer hace tanto.
Quisiera subir a la montaña más lejana
y vivir en soledad mi destierro.
Quisiera volver a vivir empezando de cero
con lo vivido y lo no vivido,
pero habiendo cerrado ciclos que no he sabido.
Quisiera ir pasando páginas con fracasos saldados
y abriendo otras con proyectos y experiencias
que le debo a la vida.
Quisiera vivir sin tener las entrañas oprimidas,
por no sé qué cosas que a veces ni son mías
pero que pesan en la espalda,
y hacen crecer la  fatiga (léase chepa).
Quisiera respirar profundo,
que los pulmones se llenen de aire limpio,
brisa fresca y vida verdadera.
Quisiera pisar mi tierra,
esa que solo yo percibo,
me calma y me llena,
esa que nadie sabe que existe
y que a mí me produce paz.
Esa que no se ve,
pero que está en mí.

Día de la poesía.

Nani. 21 marzo 2019


lunes, 18 de marzo de 2019

PECES VOLADORES


Tengo pensado hacer varios peces de colores con plastilina y dejarles en la pecera mágica de la abuela, porque en ella nunca morirán, aunque sí que a veces les salen alas y se marchan a vivir con las golondrinas. Pasó con casi todos los que tuvimos. Mamá cuando nos levantaba y mientras nos colocaba la ropa para ir a colegio, nos contaba que antes de acostarse  dejaba la ventana abierta, cuando notaba que tenían unas alas minúsculas que solían crecer en la madrugada. Por si acaso, antes de acostarme dejaré la ventana abierta, no quiero que se hagan daño si deciden volar.

Nani. Marzo 2019

viernes, 15 de marzo de 2019

TARDE DE BODA




Me estaba poniendo nerviosa, llevábamos esperando dos horas y todavía nos quedaban otras tantas. Por delante de nosotros había varias parejas. Los empleados celebraron las butacas diciendo que estaríamos cómodas, pero eran del año “catapún” y estaban, viejas, sucias y duras.
Ellos como siempre cuando se reúnen, encontraron una diversión. Aficionados a los juegos de mesa consiguieron una partida de ajedrez, que iban alternando. Eliminados los perdedores, jaleaban con el resto que miraban. Todos se divertían y lo pasaban pipa, ¡nada como un grupo de chicos con juegos de por medio!
No puede aguantar más y salí a la calle. Me fumé dos cigarrillos, me tomé un café y cuando de nuevo entré, seguían gritando como niños que se conocieran de toda la vida. Algunas chicas dormían por puro aburrimiento e incluso una que apartada estaba,  lloraba de desilusión e impotencia, ¡supongo!
Sin más y viendo el panorama que me esperaba para el resto de vida,  me arranqué el tocado, se lo entregué al que iba a ser mi esposo y  le dije que me iba para siempre. 
Al salir, noté como me daban las gracias los hijos que nunca tuvimos.

Nani. Marzo 2019

lunes, 11 de marzo de 2019

CON DELICADEZA


Un corazón de lana y acero comenzó a latir rítmicamente y la vida fluyó acompasada. Heredó de mamá la suavidad y la dulzura de la fibra. El brillo del acero como lo tuvo el abuelo. Aunque la humanidad estaba dentro de un ser único. Nació débil y muy pequeño, pero con poco que lo acariciaron y le abrillantaron el alma, se convirtió en un chico excelente, que se decantó por la ciencia. No tuvo sosiego, hasta que se convirtió en el mejor cirujano que trasplantaba corazones fuertes y suaves, como el que tuvo él.

Nani. Marzo 2019