Después
de esta época de pandemia sin ver a la familia, decidimos pasar el verano todos
los hermanos con nuestras familias, en la casa que tanto amor recibimos.
Estaríamos en el campo y volveríamos a ser los de siempre.
Con
los allegados y los hijos de cada cual, éramos un número importante de
personas, aunque en verano todo se puede solucionar e improvisar un lugar de
descanso. Con tan buen tiempo y habiendo agua donde remojarnos, no había problema
para pasar el día, no obstante se truncó la convivencia cuando hubo que arrimar
el hombro. Se repartieron las tareas y todos estuvimos de acuerdo, pero siempre
tiene que haber algo que estalle como un volcán enfurecido. El típico cuñado de
navidad, sacó sus malas artes y acabó envenenando la armonía. Nunca perdonó que
mi hermana no heredara, ya que prefirió estudiar. No lo asumió y una vez más
brillo por su furia y mala baba. Esta vez nos enfadó a todos, incluida mi
hermana que siempre le disculpó. Lo ha querido mucho, aunque ya por fin lo ha
mandado a paseo. Siempre enfadado, renegando y enfurecido por los éxitos que él
no consigue. ¡MI hermana no se merece dicho carajote!
Nani.
Septiembre 2021